“Estamos sentenciados a morir si no luchamos. Pemex no nos está respetando”, asegura Serbio Federico Rosado Aparicio, quien dedicó más de 35 años de trabajo a la empresa productiva del Estado y ahora, al igual que otros de jubilados, se enfrenta a la falta de servicios médicos. Ello, porque afirma que Petróleos Mexicanos redujo las especialidades médicas subrogadas a terceros y no ha contratado al personal médico para suplirlos.
Bajo la excusa mal entendida del plan de austeridad –que obliga a las instituciones federales a hacer un uso eficiente y responsable de los recursos públicos, evitando el derroche, los privilegios y la corrupción–, la petrolera habría cancelado la oferta de servicios y especialidades externas para trabajadores, jubilados y familias. Desde el 1 de enero de 2023, pasó de 47 especialidades subrogadas a 17 en toda la República Mexicana. Para conocer la versión de Pemex, Contralínea buscó al área de Comunicación Social sin que al cierre de esta edición concediera una respuesta.
Consultados por este semanario, jubilados de la empresa aseguran que las especialidades eliminadas en los hospitales y clínicas de Pemex son: cardiología, alergología; angiología y cirugía vascular, audiología, cirugía (general, maxilofacial, pediátrica), dermatología, endodoncia, espirometría, gastroenterología, geriatría, ginecología, medicina física y rehabilitación, medicina interna, nefrología, neurocirugía, neurofisiología, neurología, nutrición, oftalmología, otorrinolaringología, pediatría (gastroenterología/endoscopia, alergología, cardiología, cirugía, neonatología), psicología, psiquiatría, reumatología, urología, radiología vascular, tamiz auditivo neonatal, traumatología y ortopedia.
Según los jubilados de Pemex, este nuevo panorama transgrede la cláusula 89 del Contrato Colectivo de Trabajo, la cual establece que los trabajadores deben contar con un servicio médico integral completo y oportuno, de calidad y calidez, utilizando los avances científicos para mejorar la salud y asegurar una vida digna para los pacientes. De igual manera, aseguran viola la cláusula 193 del mismo contrato, que establece que la empresa puede enviar a los pacientes al hospital más cercano para recibir atención médica, siempre y cuando no supere las dos horas de distancia en medios de transporte convencionales.
Los servicios médicos subrogados de Pemex se centraban en especialidades externas que aún necesitan algunos trabajadores, jubilados y sus respectivas familias, y que actualmente no se estarían brindando en hospitales, clínicas y centros de atención médica de la petrolera.
Serbio Federico Rosado Aparicio, un enfermo de la tercera edad y jubilado de la empresa, dice a Contralínea que ante la falta de servicios médicos, este año se ha visto obligado a realizar agotadores viajes cada 15 días para recibir una consulta médica. “Nos han degradado de categoría. Hasta diciembre de 2021, disfrutábamos de la categoría 3, que nos brindaba acceso a todos los servicios. Pero, desde enero de 2023, nos han rebajado a la categoría 2, lo que nos ha obligado a realizar agotadores viajes desde Mérida, Yucatán, hasta Villa Hermosa, con un trayecto de 10 horas en autobús ADO, y también hasta Ciudad del Carmen, con un recorrido de seis horas”.
El jubilado también denuncia casos de negligencia y falta de medicamentos derivados de la desestimación de las especialidades subrogadas. “Compañeros murieron en el centro de salud, olvidados; no teníamos medicamento, ni médicos generales. Los medicamentos tenían que ser comprados. […] En ningún hospital hay medicamentos al ciento por ciento, faltan especialistas. Un compañero murió en el centro de salud, otro en silla de ruedas, y otro en camillas, porque no teníamos médicos”.
Además, indica que también enfrentan dificultades con los pagos de gastos generales y viáticos. “En tres viajes a México me dieron pasaje de ida y vuelta con mi acompañante pero no me pagaron los gastos, no me pagaron viáticos. Me puse grave, por eso es que nos hemos tenido que ir a los amparos federales para lograr la atención cómo lo marca el contrato, y como lo marca el artículo 4 constitucional, que la salud es responsabilidad del Estado, de toda persona que está en territorio mexicano”.
Juan Evaristo Vilchis Correa, jubilado de Pemex desde 1998, ha experimentado una situación similar. Expresa a Contralínea que la empresa no proporciona de manera oportuna los apoyos económicos –establecidos en la cláusula 119– para cubrir los gastos de traslado del lugar donde radican a los sitios a donde los mandan a cita médica. “Nos vemos obligados a costear los boletos de ida y vuelta con nuestros propios recursos y esperar hasta la siguiente cita en la ciudad para solicitar el reembolso”.
También, señala, se ven condicionados a llegar antes de las nueve de la mañana para poder realizar el trámite de recuperación de dinero. “Si el día no corresponde a un día de pago, no se realiza el reembolso. Desde San Martín, para llegar al Hospital Central Sur de Alta Especialidad Pemex Picacho, debemos levantarnos a las 3 de la mañana para tomar el primer autobús a la Ciudad de México e intentar llegar antes de las 9 am para realizar el procedimiento. Si llegamos después de esa hora, no aceptan la solicitud para recuperar los gastos. Además, esto está condicionado a que haya recurso o que sea día de pago. Si es en día que no se paga no hay retribución. Existe una insensibilidad extrema.
“Supuestamente existe un proceso de referencia y contrarreferencia de pacientes para acceder al tercer nivel de atención médica, el cual establece que antes de nuestra cita, se nos deben proporcionar los apoyos correspondientes, como los boletos de transporte y anticipos de viáticos para ese día, entre otros. Sin embargo, desde 1998 padecemos la cancelación de estos beneficios. En ese sentido, cuenta que luego de viajar a la ciudad para recibir atención médica, sus boletos nunca fueron pagados. Incluso pasó un año desde la última cita en la que tuve que viajar y Pemex ya no cubrió los gastos.”
Además, indica que para poder obtener una cita médica, se requiere la autorización del hospital en el que reciben la atención médica. Sin embargo, este proceso puede prolongarse hasta casi tres meses.
Vilchis Correa, quien reside en Puebla, señala que los jubilados contaban con opciones para recibir atención médica especializada. Sin embargo, actualmente, todo se concentra en el Hospital de Alta Especialidad Sur de la Ciudad de México.
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