En la trasnacional ultraderechista Hazte Oír saben que no es necesario contar con el apoyo social para detener leyes y políticas públicas o para que se aprueben y se apliquen otras. Basta con que sometan a la “vía del dolor” a jueces, ministros, magistrados, legisladores y cualquier político con incidencia en un tema que la organización fundamentalista católica considere “crucial”.
Los integrantes de Hazte Oír se saben poderosos económica y políticamente y se valen de ello. Como parte de las elites de los países en las que se instala, están prestos a hacer favores de cualquier tipo que luego cobrarán cuando consideren que ha llegado el momento.
De acuerdo con los documentos internos de la organización –que el pasado jueves 5 dio a conocer WikiLeaks–, el lobby o cabildeo es una de sus principales actividades. En los archivos se da cuenta de “logros” obtenidos por métodos no democráticos que, más que cabildeo, rayan en el chantaje y el tráfico de influencias.
Carlos Beltramo es un doctor en filosofía y funcionario de la Universidad de Navarra (España). Es uno de los “teóricos” recurrentes de Hazte Oír, defensor público de la organización y uno de los maestros en sus cursos de formación, tanto aquellos que abren al público que se quiera inscribir como los que son cerrados a los socios “VIP” (importantes).
En uno de estos últimos, Beltramo instruye a nuevos cabilderos de Hazte Oír y les asegura que con su Método de Análisis de Escenario les garantiza aprender: “Cómo se bloquea un proyecto de ley y cómo se aprueba”; “Cuáles son las condiciones para que el gobierno apruebe un plan o implemente un programa en salud, educación o bienestar social”; “Cómo enterarnos con anticipación de los temas a discutirse en el Consejo de Ministros”, y “Cómo provocar la renuncia de un ministro o lograr el nombramiento de un magistrado en la Corte Suprema”.
Entre sus técnicas se encuentran el cabildeo con “las esposas de los políticos” que toman decisiones y el acercamiento a los asesores de los políticos, pues “un asesor puede ser mucho más importante que el político al que asesora cuando se trata de modificar o introducir textos en un proyecto de ley o de una política pública”. Además, advierte con júbilo con qué facilidad pueden convencer a un asesor:
“[…] la anatomía de esos asesores es muy particular, porque tienen la cabeza y el corazón muy cerca al estómago (Los invitas a comer seguido y comienzan a pensar y a sentir como tú quieres)” (sic).
Si no es suficiente, dice el filósofo “cristiano” y “católico”, entonces se pasa al dolor. Aclara que, según su apreciación, es un mito que este tipo de presión sea inmoral. Y justifica:
“Claro [que] a los políticos les gusta que los halaguen pero a veces no queda otra cosa que provocarles algún dolor de cabeza. Como dicen los mexicanos, los políticos y los perros entienden las cosas a periodicazos. Pero la vía del dolor no es todo, tan solo es una parte de la presión que se puede ejercer en política. Esto también debimos aprenderlo.” (sic)
Ejemplifica con el caso de Ecuador en 2005, cuando lograron detener la autorización de la píldora del día siguiente como método anticonceptivo de emergencia en ese país. El caso llegó al Tribunal Constitucional de Ecuador y fue frenado sin siquiera haber sido discutido, cuando las condiciones democráticas lo hacían posible. Por medio del chantaje y el tráfico de influencias, como deja ver Beltramo, la decisión que involucraba y afectaba a toda la sociedad quedó en manos de tres personas controladas por Hazte Oír.
“Cuando visitamos por primera vez Ecuador en el 2005 –dice Beltramo– se estaba discutiendo sobre la constitucionalidad de la píldora del día siguiente en el Tribunal Constitucional. Nuestros amigos [la entonces incipiente estructura de Hazte Oír en Ecuador] estaban muy preocupados porque una instancia gubernamental había convocado a 6 organizaciones de pensamiento opositor con la excusa de contar la opinión de la ‘sociedad civil’ y presentarla a los magistrados. Estábamos en la casa de uno de nuestros contactos. Eran 10 voluntariosos discutiendo sobre cómo debían utilizar los pocos recursos con los que contaban para exigir ser incluidos en esta selección de organizaciones […]. Querían protestar con avisos pagados en los diarios u otras ideas similares.” (sic)
Y viene entonces la revelación del filósofo “cristiano”: “En esos momentos les aconsejamos olvidarse por un momento de estas organizaciones y de sus avisos pagados, y que revisaran qué tipo de decisión se iba a tomar. Preguntamos cuántos jueces tenía el Tribunal y nos respondieron que 9 y además puntualizaron que no todos estaban participando en la primera votación sino sólo 3: el juez presidente y dos magistrados más. Con una votación unánime de esta pequeña comisión ya no sería necesario una segunda votación ni incluir a los 9. Unas preguntas adicionales sobre quiénes eran estos 3 jueces, de dónde procedían, cómo eran nombrados y por quién, cuánto tiempo duraba su plazo, quiénes influían sobre ellos y hasta detalles personales sobre su familia y amigos, llevaron al grupo a conseguir dos datos valiosísimos”.
La corrupción y el tráfico de influencias no estorbaron a los piadosos cabilderos de Hazte Oír: “El primero era que un líder religioso afín a [uno de los cabilderos] tenía una ascendencia muy fuerte a raíz de un favor muy especial sobre uno de los familiares más cercanos al presidente del tribunal. El segundo era que otro familiar muy cercano a uno de los 10 miembros del grupo era el político que había nombrado a los 9 magistrados y tenía influencia directa sobre ellos.
“La información y los medios para triunfar siempre los tuvieron a mano. Lo único que les faltaba era orden y método.
“El resto de la historia es sencilla. Se olvidaron de la distracción planteada por sus adversarios y que los iba a llevar a malgastar sus pocos recursos en acciones que impactarían poco o nada en la decisión crucial. Se concentraron en los 3 tomadores de decisión y, por supuesto, ganaron.”
Para Hazte Oír el cabildeo o lobby es fundamental. Por ello, dedican congresos y cursos en los que convocan a expertos de los países donde están asentada la organización. En diversos documentos se advierte de la importancia de la actividad.
En otro archivo en formato Power Point donde se explican “algunas claves” del “éxito” de Hazte Oír se identifican dos tipos de cabildeo. El primero es el “lobby de base” o “lobby indirecto”, también conocido en inglés como grassroots lobby. Es la presión que se ejerce socialmente con la movilización social.
A este respecto, el documento de Hazte Oír fechado en noviembre de 2013 señala: “Tratamos de influir en la política y en la sociedad desde la concienciación, la movilización y la participación útil de muchos ciudadanos que compartimos unos valores”.
El segundo tipo de cabildeo es el “lobby directo” o “lobby de pasillo”. Sobre éste señal que se trata del que se ejerce mediante el “contacto directo con legisladores o Administración para convencerles… Aunque también se habla con políticos para rentabilizar el lobby de base”.
El documento explica que el lobby sirve para captar recursos, generar una base social, influir en el poder y, en un círculo a su favor, captar más recursos, incrementar su base social e influir más en los círculos de poder.
La base social es importante porque ahí se generan los donantes permanentes y a través de ella se organizan actividades para la captación de fondos. En el momento de elaboración del documento, Hazte Oír, según sus propias cifras, tenía ingresos anuales por 1 millón 600 mil euros (unos 40 millones de pesos). Y, de acuerdo con el mismo documento, apenas 25 personas laboraban en la organización de manera permanente. Y la mitad de ellas, de medio tiempo.
La alta recaudación, se informa, provenía de 23 mil donantes permanentes, 6 mil 100 socios y 513 mil miembros de varias partes del mundo, principalmente de Europa y América.
Para el filósofo ultracatólico Carlos Beltramo, el método de Hazte Oír “funciona” y “Es fácil de aprender y de replicar”, como señala en su disertación sin fecha para nuevos cabilderos de Hazte Oír en Latinoamérica. Apoya sus aseveraciones en que: “Hemos dictado más de 30 cursos en los últimos años en 28 ciudades de 16 países, principalmente en América Latina”.
Sin embargo, también tiene un ejemplo de “doloroso” fracaso debido, según su concepción, a la desidia de la estructura de Hazte Oír local y a la traición de políticos con quienes habían pactado. Se trata del caso de México, la –ahora se sabe– estructura a cargo de Rosa Martha Abascal Olascoaga y la organización Yo Influyo y el Partido Acción Nacional (PAN).
En específico, se refiere a la despenalización del aborto, antes de las 12 semanas de gestación, alcanzado en la capital de la República Mexicana en 2008. Para Beltramo, se trató de “Una lección muy dura”. Hazte Oír y su estructura llamada Yo Influyo, perdió en “el Distrito Federal básicamente porque las organizaciones pro vida ‘endosaron’ su fuerza política al Partido Acción Nacional-PAN [sic]. Es decir, no ejercieron su influencia sobre los legisladores que iban a tomar la decisión de aprobar o no la ley que permitiría el aborto. Se limitaron a apoyar a quienes les sonrieron y prometieron ‘representar’ los intereses pro vida en la campaña electoral”.
Beltramo lamenta que: “Días previos a la votación cuando necesitábamos presionar más, el PAN comprendió que su opositor izquierdista [entonces el Partido de la Revolución Democrática] iba a imponerse e infringirle una derrota política que el PAN no estaba dispuesto a aceptar”.
Por ello, “algunos de estos líderes voltearon la cara a los pro vida y les dijeron que no iban a hacer más porque perderían prestigio político. Efectivamente [destaca] a un precio muy alto, entendimos que no basta con ser lobbystas sino que debemos convertirnos en actores políticos porque cada actor político tiene sus propios intereses.
“Si nosotros no defendemos nuestros intereses nadie lo hará por nosotros, ni con la pasión que lo haríamos nosotros, ni todo el tiempo que lo haríamos nosotros, ni lo llevará hasta las últimas consecuencias cómo lo haríamos nosotros… e incluso no sabrá cómo maniobrar estratégicamente como nosotros. Finalmente, si no nos convertimos en jugadores en ese tablero los demás contrincantes no tomarán en serio nuestras propuestas.”
La organización Hazte Oír ha sido señalada de ser pantalla de la sociedad secreta de ultraderecha nacida en México El Yunque. Un juez en España determinó en 2014 que Hazte Oír y el Yunque no son la misma organización, pero confirmó que comparten algunos integrantes.
Wikileaks, asociada con cuatro medios en el mundo –Contralínea, de México; Público, de España; Il Fatto Quotidiano, de Italia, y Taz, de Alemania– en un proyecto que llamó “FX” dio a conocer más de 17 mil documentos internos de la organización de extrema derecha. En los archivos, que pueden consultarse en https://wikileaks.org, se encuentran textos, organigramas, relación de donantes, audios, videos y fotos.
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