Las Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP, Conferencia de las Partes) son un fiasco y un fracaso rotundo. En junio de 1992, 154 naciones firmaron la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en donde se comprometieron a “prevenir interferencias antropogénicas peligrosas en el sistema climático de la Tierra”. Este compromiso exige que los países “hagan reducciones sustanciales de las emisiones de gases de efecto invernadero”. Los países (las partes de la Convención) se reúnen anualmente desde 1995 en las COP para evaluar los avances en la lucha contra la crisis climática. Hoy en día se está llevando a cabo la reunión número 29: van 29 años de reuniones de líderes políticos y empresariales en donde discuten si vamos a tener futuro. Lo único que tienes que saber para evaluar su fracaso es esto: se han emitido más gases contaminantes en las tres últimas décadas, desde que se llevan a cabo las COP, que en toda la historia humana previa (Imagen 1).
Imagen 1. Se han emitido más gases con efecto invernadero desde el comienzo de las Conferencias de las Partes que en toda la historia humana previa, y las emisiones siguen subiendo. La línea roja representa el año 1992.
En las “negociaciones climáticas” hay cada vez hay más sillas para los representantes de la industria fósil. Ahí están los representantes de las empresas más contaminantes del mundo, quienes meten dudas sobre el consenso científico y retrasan cualquier medida real. Representantes de empresas como British Petroleum, Exxon y Shell tienen acceso a los eventos y reuniones.
Imagen 2. Cada vez hay más representantes de la industria fósil en las Conferencias de las Partes.
La COP-29 se está llevando a cabo en el petroestadode Azerbaiyán, como pasó en la COP-28, en donde el presidente, el sultán al-Jaber, director de la empresa Adnoc, usó la COP-28 para hacer negocios. El presidente actual de la COP, Mukhtar Bahadur, ha trabajado para la empresa estatal fósil SOCAR, y de nuevo está facilitando negocios fósiles en la COP. Además, Azerbaiyán invadió la región de Nagorno-Karabaj, mayoritariamente poblada por armenios, en una guerra que se piensa que llevó al desplazamiento a más de 100 mil personas.
Lo más peligroso de las COP es que nos hacen creer que algo se está haciendo. Por ejemplo, en la COP 28 se estableció el Fondo de Pérdidas y Daños, en donde se prometió dar 429 millones de dólares de financiación inicial. Y en 2009, en la COP-15, los países ricos se comprometieron a movilizar 100 mil millones de dólares anuales para 2020 en financiación climática (adaptación) para los países de renta baja y media. Ambos pasos parecen ir en la dirección correcta. Sin embargo, de esos 100 mil millones de dólares anuales para adaptación, solo 21 mil millones se han dado de manera correcta, la mayor parte se ha dado en préstamos. El Fondo de Pérdidas y Daños representa un 0.1 por ciento, de lo que se necesitaba solo para el año 2023 de los daños y pérdidas que cuestan ya más de 400 mil millones de dólares anuales. Y la adaptación a la crisis climática causada por el norte global puede costar hasta 50 mil millones de dólares por año, tan sólo para lo que se llama África subsahariana. Mientras tanto, las emisiones per cápita de África son menores que un solo vuelo transatlántico de clase turista. Mientras tanto, la riqueza sigue lloviendo hacia arriba, y los millonarios contaminan más en hora y media que una persona promedio en toda su vida.
Imagen 3. La injusticia social y la crisis climática son dos caras de la misma moneda. Cada vez entra más dinero a pocas manos, las mismas que contaminan y que invierten dinero en las industrias más contaminantes. El incremento de la riqueza de los multimillonarios se puede leer en el reporte de OXFAM ‘Survival of the Richest’
El año pasado, cientos de científicxs firmamos una carta dirigida a toda la humanidad, antes de que comenzara la COP-28, implorando su involucramiento en activismo. No tuvimos que esperar a ver el resultado para saber que iba a ser un fracaso, así como no tenemos que esperar a que termine la COP-29.
Anexo la carta, escrita por la colectiva internacional rebelión científica. Por desgracia, todo ha empeorado en este año, como seguirá empeorando, si los ciudadanos del planeta no actúan para limitar a las empresas y a los empresarios que causan la crisis climática.
No hay justicia climática sin justicia social.
Apunte final
Querido público lector:
Somos un grupo amplio y diverso de científicxs y académicxs escribiéndote desde todos los continentes. Primero, estábamos preocupadxs. Luego, estábamos alarmadxs. Hoy, estamos aterrorizadxs. Los líderes mundiales han entendido los peligros de la crisis climática por décadas, pero no han actuado consecuentemente. Aún es posible cambiar el rumbo, pero te necesitamos.
Ninguna de las catástrofes climáticas que están sucediendo ante nuestros ojos era inevitable. En 1992, virtualmente todos los países prometieron “prevenir la interferencia antropogénica peligrosa con el sistema climático”. 27 conferencias mundiales de la ONU sobre el clima (conocidas como Conferencias de las Partes o COP) después, las emisiones de carbono son 60 por ciento más altas hoy que en 1992. Nuestros líderes políticos nos están fallando catastróficamente.
Ningún país está tomando medidas necesarias para no superar un incremento de 1.5 °C, el límite de temperatura al que aspiraba el Acuerdo de París. Algunos de los países más ricos y que producen las mayores emisiones del mundo continúan otorgando licencias para nuevos campos de petróleo y gas, subvencionando combustibles fósiles con billones de dólares por año, y participando en prácticas agrícolas destructivas. Las naciones ricas, que son las que han contribuido principalmente a crear la crisis climática, actúan como si tuvieran décadas para la descarbonización de sus países, mientras que los países pobres sufren los peores impactos sin compensación ni ayuda adecuada. Las personas exigiendo justicia y responsabilización están siendo perseguidas cada vez más.
Continuar en este camino generará sufrimiento inimaginable. Grandes partes de nuestro planeta se volverán inhabitables, generando cientos de millones de personas refugiadas, hambrunas sin precedentes y graves conflictos políticos.
No tenemos por qué rendirnos ante este futuro. Pero la ventana para asegurar un futuro alternativo y vivible se está cerrando rápidamente. La tarea es enorme: el IPCC nos dice que “apuntar a un mundo resiliente y sostenible al cambio climático requiere cambios fundamentales en cómo funcionan nuestras sociedades, incluyendo cambios en valores, visiones del mundo, ideologías, estructuras sociales, sistemas políticos y económicos, y en relaciones de poder”.
Estos cambios profundos y estructurales pueden mejorar nuestra calidad de vida. Tenemos la posibilidad de vivir en un mundo menos contaminado, con alimentos más saludables, y con más tiempo para lo que realmente importa. Los recursos se pueden distribuir mejor, tanto dentro como entre países, en lugar de que sean acumulados por muy pocos a expensas de la mayoría.
Las soluciones existen. Lo que está bloqueando una acción adecuada son intereses y poderes establecidos, así como instituciones, corporaciones y personas multimillonarias que se benefician del statu quo destructivo. Tenemos que eliminar rápidamente los combustibles fósiles, pero la COP-28 está siendo liderada por el director de una compañía petrolera, lo que ilustra la profunda influencia de este poder arraigado.
Vencer estos poderes requiere una movilización a gran escala de la sociedad. Esto ha sucedido antes: si no fuera por movimientos sociales fuertes, no habría derechos civiles, ni derecho al voto de las mujeres; no tendríamos fines de semana, ni vacaciones, ni mucho del bienestar social que disfrutamos y damos por sentado en grandes partes del mundo. Y puede suceder de nuevo: la ciudadanía de los Países Bajos recientemente obligó a su gobierno a planificar la eliminación de subsidios fósiles, mientras que la gente de Ecuador evitó la extracción de petróleo en el Parque Nacional Yasuní, en el Amazonas.
Te necesitamos. Dondequiera que estés, conviértete en activista. Únete a o crea un grupo que impulse políticas que ayuden a asegurar un futuro mejor. Averigua cuándo se reúnen estos grupos, encuentra el tipo de compromiso que vaya contigo y habla con amigxs, familiares y colegas para difundir el mensaje. Si queremos construir un futuro vivible, la acción climática tiene que pasar de ser algo que otros hacen a algo en lo que todxs participamos. Todxs y cada unx de nosotrxs tenemos un papel que hacer: esta es la década decisiva de la humanidad.
Como científicxs y académicxs, creemos que aquí y ahora tenemos que dar un paso adelante y participar en acciones colectivas. Como miles de personas en todo el mundo, muchxs de nosotrxs estamos abogando y protestando de muchas maneras, incluso con desobediencia civil pacífica, por un mundo mejor.
Únete a nosotrxs.
Ornela De Gasperin Quintero*
*Investigadora Titular A, red de eco-etología, INECOL; miembro de Rebelión Científica, capítulo México; miembro del Laboratorio Nacional Conahcyt de la Biología del Cambio Climático
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