Los ataques de Washington contra su propio pueblo y los pueblos del mundo
Publicado por
Pablo Moctezuma Barragán
diciembre 12, 2022 8:26 am
Conocer a fondo a nuestro vecino del Norte es muy importante para México y su pueblo. La memoria histórica es fundamental para la toma de decisiones actuales y futuras. A causa de esto haremos un recorrido por la historia de las acciones de los gobiernos de Estados Unidos, para así comprobar su naturaleza y saber lo que podemos esperar de ellos. Esto es necesario, con el fin de defender nuestros intereses y construir un futuro soberano del país y además de labrar verdaderos lazos de amistad entre nuestros pueblos que tienen intereses compartidos y un enemigo común.
El 4 de julio de 1776, las colonias de Estados Unidos declararon su independencia rompiendo con el colonialismo inglés. Desde sus orígenes, las clases dominantes del nuevo país buscaron expandir su territorio a costa de sus vecinos, de los pueblos que durante siglos habían dispuesto y disfrutado de sus tierras y que fueron paulatinamente despojados.
De 1778 a 1871, se firmaron más de 187 tratados para quitarle su tierra a las naciones indígenas, naciones originarias de Estados Unidos y verdaderos dueños del territorio antes de la invasión europea. Posteriormente, todos y cada uno de los tratados han sido violados por el gobierno de Washington en detrimento de los pueblos originarios.
A partir de 1783, año en que Estados Unidos logra su Independencia, se inicia el proceso de expansión territorial ocupando la zona ubicada entre los Apalaches y el Mississippi, que estaba habitada por diferentes poblaciones indígenas desde hace milenios, desde entonces el gobierno estadunidense ha reprimido constantemente a los trabajadores y a las comunidades nativas. Lo han hecho dentro de su mismo territorio, como también hacia el exterior, contra los pueblos del mundo. En la actualidad existe un movimiento de los propios estadunidense reclamando la no agresión de su gobierno contra otros pueblos; rechazan esta política del gobierno diciendo: Not in our name (No en nuestro nombre).
Cada vez más la población de nuestro vecino quiere que su propio país cambie el rol que ejerce en el mundo, y dejar de ser una potencia agresora.
El expansionismo de Estados Unidos se intensificó en la primera mitad del siglo XIX. Cuando en 1803 se apropió de Luisiana. En 1810 se hizo de la Florida Occidental; y nueve años más tarde se apoderó de la Florida Oriental. Los siguientes territorios de los que se apropiaron fueron: Texas, en 1845; Oregón, en 1847; Nuevo México, California y Arizona en 1848.
Luego de invadir México, Estados Unidos se apropió de 2 millones 263 mil 866 kilómetros cuadrados de nuestro país, que significa una porción de más de la mitad del territorio y mayor a la extensión actual de México. Así aumentaron sus demarcaciones a más del triple de la extensión que poseía en 1783, es decir, de 888 mil 811 millas cuadradas en 1783, pasaron a 3 millones 22 mil 387 a finales del siglo XIX.
La Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto constituyen la base del expansionismo estadunidense. La primera proclamaba que toda intervención de las potencias europeas en los países independientes del Continente Americano sería considerada como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos y que América no sería, en el futuro, territorio de colonización y conquista para dichas potencias europeas. De este modo, Estados Unidos se reservó el derecho exclusivo de intervenir en el Continente Americano cuando considerara afectados sus intereses. El Destino Manifiesto promulgaba la creencia de que Estados Unidos era “el pueblo elegido por la Providencia” para apoderarse del Continente y que los estadunidenses habían sido escogidos por la voluntad divina para cultivar y aprovechar todas las tierras. Y eso fue lo que sucedió:
Un grupo de aventureros estadunidenses, dirigido por Philip Nolan, invade territorios septentrionales de la Nueva España (llamada así por los españoles).
Tropas estadounidenses, al mando del capitán ZM Pike, penetran por las cabeceras del Río Grande siendo rechazados.
Tecumseh, el iroqués, unió a las naciones nativas de Wisconsin en Florida para defender a su gente. Posteriormente, fueron derrotados por William Henry Harrison. Desgraciadamente, Tecumseh fue asesinado de forma artera el 5 de noviembre de 1813.
1812-1813. Colonos estadunidenses invaden territorio de México y ocupan, por la fuerza, toda la Florida Occidental.
1817-1819. Un contingente de tropas estadunidenses invade y ocupa la Florida Occidental durante el Virreinato de la Nueva España.
El presidente James Monroe da a conocer su “doctrina”, que se resume en cuatro palabras: “América para los americanos”, la cual sirvió como base para la expansión, la intervención, el control y el dominio por parte de Estados Unidos sobre otras naciones americanas.
El embajador William Henry Harrison organizó un atentado para asesinar en Bogotá, Colombia, a Simón Bolívar; porque según Harrison, éste pretendía establecer el Imperio español sudamericano. Sólo la oportuna intervención de Manuela Saénz salvó la vida del libertador.
El presidente Jackson implementó el Indial Removal Act atendiendo a una sugerencia del presidente Jefferson, la cual fue un instrumento para que la fuerza militar expulsara a 100 mil indígenas, pobladores originarios de sus tierras. Siendo recluidos en las reservas de Oklahoma. Ante esto, el Jefe Bach Hawk encabezó la resistencia, sus guerreros fueron aniquilados en la batalla de Bad Axe.
1830-1839. Los cherokees son expulsados de sus tierras; 16 mil de ellos fueron forzados a emigrar sin ropa, ni comida y contagiados por el cólera.
Los barcos estadunidenses intentaron apoderarse del Archipiélago de las Malvinas, que también era reclamado por los británicos, sin embargo, fueron bloqueados en las costas argentinas.
Los esclavistas de Estados Unidos establecen vínculos con sus colegas de Jamaica para mantener la esclavitud en la isla y tratan de adueñarse de su territorio con el apoyo de la oligarquía, pero el intento de anexión fracasa.
Empleando el subterfugio de “proteger los intereses de Estados Unidos”, las tropas yanquis desembarcaron en las Provincias Unidas de Río de la Plata, Buenos Aires, Argentina, ocupándolas durante dos largas semanas.
Lo mismo sucede en Perú, donde infantes de la marina de Estados Unidos ocuparon las zonas de Lima y Callao ante la indignación de sus habitantes.
Comienza la expansión a expensas del territorio de México, su vecino del sur. El 12 de abril Estados Unidos se anexa Texas, la cual pertenecía al estado de Coahuila, un año más tarde se hizo oficial este acto.
El 13 de mayo a Estados Unidos le declara la guerra a México.
En Nicaragua, la infantería de marina estadunidense ocupa el puerto de San Juan del Norte, donde supuestamente debe desembocar el proyecta de canal interoceánico.
En Nuevo México, se sublevan las naciones originarias taos, quienes al ser derrotados, muchos son castigados con la pena de muerte siendo ahorcados por el ejército yanqui.
En México, las tropas invasoras toman el Castillo de Chapultepec, donde se encontraba el Colegio Militar. Ahí sucumbieron gloriosamente sus defensores: los Niños Héroes, así como los miembros del batallón de San Blas dirigido por el coronel Santiago Xicotencatl. El 15 de septiembre, los invasores ya habían enarbolado la bandera de las barras y las estrellas en el emblemático Zócalo de la Ciudad de México. Las fuerzas estadunidenses ahorcan a 34 soldados irlandeses del Batallón de San Patricio, quienes venían con los invasores, pero, al comprender la situación real, prefirieron apoyar la causa del pueblo mexicano.
Despojado México de más de la mitad de su territorio, los hacendados y la oligarquía conservadora ceden ante Washington y firman el ominoso Tratado de Guadalupe-Hidalgo, a través del cual se despojó a México de Texas, Nuevo México y la Alta California.
Más de 50 mil indígenas son exterminados durante la “Carrera del Oro” en California.
El Ejército de Estados Unidos desata la guerra contra los cayuse, en Oregón.
1850-1874. Desde Río Grande, Kansas, los uthes, navajos y apaches son despojados paulatinamente de sus tierras.
Una vez más, la infantería de marina estadunidense desembarca en Buenos Aires, Argentina.
Comienza el exterminio de los indios de Roque River, en el sur de Oregón. Mediante el Tratado de la Mesilla, el gobierno de Estados Unidos compra a Antonio López de Santa Anna más de 100 mil kilómetros del territorio nacional. El pueblo mexicano repudia este acto ilícito.
En Nicaragua, por supuestas ofensas a un diplomático yanqui, los buques de la U. S. Navy cañonean el puerto de San Juan del Norte.
Un barco de la marina yanqui arremete contra Paraguay, obligando a su gobierno a abrir sus ríos a la “libre navegación”. En ese mismo año, tropas estadunidenses desembarcaron en Uruguay. En Oregón, Estados Unidos, el gobernador Stevens desata una guerra de 3 años contra los yakima, encabezados por Kamaiakan que son reprimidos en Washington e Idaho; siendo atacados por 700 soldados de artillería, caballería e infantería. Veinte de sus líderes fueron ahorcados. El jefe Kamaiakan fue herido pero logró huir a Canadá.
El mes de enero en Nicaragua, los nativos de Puget Sound se levantaron contra los colonizadores yanquis; al pueblo yaquima se unieron los cayuse, umatilla y wallawa. Posteriormente el ejército de Estados Unidos aplastó la rebelión en 1858. Apoyado por el embajador yanqui John H. Wheeler en, el aventurero William Walker se proclama presidente. de Nicaragua; de inmediato Washington reconoce al “nuevo presidente” y le concede un empréstito. El 22 de septiembre, Walker restablece la esclavitud y declara el idioma inglés como idioma oficial. Desde el Fuerte Laramie, el coronel Summer atacó a los cheyennes a pesar de que en una asamblea (en 1851), alrededor de 10 mil representantes de las naciones assinibions, atsinas, arikalas, crows, shoshonis, siouxs, cheyennes y arapahoes, entre otros, habían acordado la paz con el ejército de Estados Unidos.
Paraguay es bloqueado por barcos de guerra estadunidenses. Un escuadrón de diecinueve barcos ordenados por el presidente James Buchanan son enviados a Sudamérica a exigir sin justificación alguna la reparación por “agravios” supuestamente cometidos por Paraguay y a apoderarse de Asunción su capital. Buchanan realizó esta agresión para distraer a la opinión pública de los problemas internos de su gobierno.