Tras la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, las autoridades federales han mapeado 1 mil 201 puntos que probablemente son utilizados como fosas clandestinas en Guerrero. El modelo tecnológico lo desarrolló la Procuraduría General de la República –hoy FGR–, e incluye la identificación de espacios clandestinos con cobertura arbórea (indicador de la actividad fotosintética de la cubierta vegetal) y red de caminos; cambios a partir de imágenes satelitales y de enriquecimiento de hidrógeno, así como el análisis de cámara multiespectral en dron. Entre los puntos de interés destacan zonas dentro del Batallón 27 de Infantería, así como empresas mineras y pozos
En Guerrero, las autoridades federales han identificado 1 mil 201 puntos que probablemente han sido utilizados por el crimen organizado como fosas clandestinas, como parte de las búsquedas de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa. De éstos, 232 se han confirmado como fosas y 372 se han descartado mediante excavaciones y búsquedas de restos humanos.
El modelo tecnológico para la ubicación de las posibles fosas clandestinas lo desarrolló la Procuraduría General de la República –hoy Fiscalía General de la República–, e incluye la identificación de espacios clandestinos con cobertura arbórea (indicador de la actividad fotosintética de la cubierta vegetal) y red de caminos.
A partir de imágenes satelitales, dicho modelo revisa los cambios en el área. Asimismo, con el uso de tecnología, se observa el enriquecimiento de hidrógeno como indicador de presencia de restos humanos. Además, en estas labores se emplea el análisis de cámara multiespectral en dron.
De acuerdo con el informe con conclusiones preliminares de la Comisión Presidencial para la Verdad y el Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa, entre los puntos de interés destacan zonas dentro del Batallón 27 de Infantería de la Secretaría de la Defensa Nacional, ubicado en Iguala. No obstante, en abril de 2019 se realizó una búsqueda en el área sin encontrar osamentas. La sospecha de que en ese lugar se podrían encontrar los cuerpos de los normalistas no sólo deriva de las imágenes satelitales, sino de las conversaciones telefónicas que interceptó la DEA, incluidas las del general brigadier José Rodríguez Pérez –actualmente detenido en el Campo Militar número 1 por el caso Ayotzinapa– con integrantes de Guerreros Unidos que lo ubican como presunto autor de la desaparición forzada de seis de los 43 normalistas rurales, en septiembre de 2014, así como por cooperar en el manejo de cuerpos de los jóvenes estudiantes. En aquel momento, el militar –entonces con rango de coronel– era el comandante del 27 Batallón de Infantería.
El modelo de distribución potencial de fosas clandestinas determinó como sitios de interés las zonas de empresas mineras, los pozos al norte de Iguala, el basurero de Tepecoacuilco, las parcelas al norte de Iguala, el ejido Cocula, Las Viñatas, las fosas en Pueblo Viejo, el área de Mezcala (municipio de Eduardo Neri), puntos al sur de Carrizalillo, las minas cercanas a la escuela CBTIS (en Huitzuco), y la barranca de la carnicería (al sur de Cocula).
Y en Tepochica: la cancha de usos múltiples; las escuelas primaria, secundaria y bachillerato, la funeraria Ángeles (que funciona como servicio médico forense).
El modelo
De acuerdo con el informe de la Comisión de la Verdad, el modelo presenta el concepto de espacio clandestino y muestra la relación de la ubicación de fosas conocidas con resultados positivos. Esto “se utiliza para mapear la distribución potencial de más fosas clandestinas en Guerrero, mediante un enfoque de aprendizaje automático”.
Una vez definido el concepto de espacio clandestino, éste se mide utilizando modelos geoespaciales que sirven para determinar la distribución potencial de fosas clandestinas a lo largo de un área extensa. Para ello se revisa la cobertura arbórea y red de caminos; los cambios en el tiempo a partir de imágenes satelitales –de 2013 a la actualidad, lo que abarca el momento de la desaparición forzada de los 43 normalistas la noche del 26 de septiembre de 2014–; también se monitorea el enriquecimiento de hidrógeno.
En estos procesos se emplean el modelo RECI (red edge chlorophyll index, que mide el índice de clorofila de borde rojo, dado que el nivel de clorofila está directamente relacionado con el novel de nitrógeno en el cultivo, el índice permite identificar las áreas del campo que tienen hojas amarillas o descoloridas, que pueden requerir una aplicación adicional de fertilizantes); el índice GCI (índice de clorofila verde, que se utiliza para estimar el contenido de clorofila de las hojas en varias especies de plantas; el contenido de clorofila refleja el estado fisiológico de la vegetación, y disminuye en las plantas estresadas y, por tanto, puede utilizarse como medida de la salud de las plantas); y el GNDVI (green normalized difference vegetation index o vegetación de diferencia normalizada verde, que es un indicador de la actividad fotosintética de la cubierta vegetal que se utiliza para evaluar el contenido de humedad y la concentración de nitrógeno en las hojas de las plantas, según los datos multiespectrales que no tienen un canal rojo extremo. De acuerdo con el informe, en comparación con el índice NDVI, es más sensible a la concentración de clorofila y se utiliza para evaluar la vegetación deprimida y envejecida).
El modelo desarrollado por la PGR tiene dos componentes principales: “la privacidad, conformada principalmente por la vegetación y la accesibilidad, especialmente por dos motivos, el primero es la naturaleza ilegal de las fosas clandestinas, que obliga a elegir lugares ocultos; y la segunda supone que se tiene que realizar movimiento de personas en contra de su voluntad o de restos potencial de fosas clandestinas en humanos, lo que requiere un transporte rápido y discreto, por lo tanto, la red de caminos juega un papel importante”.
Al respecto, se apunta que las áreas con alta privacidad y alta accesibilidad se denominan como espacios clandestinos y la hipótesis de este modelo es que en estas zonas más probable será que se encuentren fosas clandestinas y, por lo tanto, una delimitación de estos espacios proporcionará un esquema de priorización para las tareas de búsqueda.
En el proceso, la extinta PGR utilizó el software Google Earth para desarrollar la aplicación para determinar la “distribución potencial de fosas clandestinas en Guerrero, por medio de la cual es posible hacer sugerencias de áreas y puntos concretos de búsqueda y distribución de diferentes modelos de probabilidad para la localización de fosas clandestinas.
Éste, apunta el informe, “es un apoyo para la planificación previa a la salida en campo, lo que ha permitido a las instancias involucradas acotar el territorio de búsqueda y con ello hacer más eficientes las salidas a campo y reducir los tiempos y costos en la búsqueda de fosas clandestinas”, puesto que las zonas de búsqueda contemplan casi 2 mil kilómetros cuadrados.
Con base en estos datos, se ubicó que la zona en la que se ha registrado el mayor número de fosas clandestinas corresponde al polígono que se encuentra al norte de Iguala, específicamente en una zona de 60 kilómetros cuadrados donde se concentró el 71 por ciento de los puntos positivos y el 78 por ciento de los negativos. “Por lo tanto, esta zona ha sido considerada como de prioridad de búsqueda en la región”.
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