La legalización de la cannabis no ha logrado reducir los mercados ilícitos ni el consumo de la marihuana, reveló un informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE). Por el contrario, alertó, “parece” incentivar el uso de la sustancia en la población más joven. De acuerdo con César Arce Ríos –vicepresidente segundo de la JIFE–, datos extraoficiales señalan que en los lugares en donde se legalizó el cannabis, el consumo aumentó entre un 9 y 15 por ciento, con respecto a los sitios donde su uso lúdico sigue prohibido. Asimismo, indicó que siguen activos los mercados ilegales de marihuana: “el 40 por ciento en Canadá, casi el 50 por ciento en Uruguay y el 75 por ciento en California”.
El vicepresidente de la JIFE señaló que, hasta ahora, la legalización de la cannabis no ha cumplido su objetivo: disminuir/eliminar los grupos criminales dedicados a la venta del cannabis y la regulación del mercado ilícito a fin de prevenir el consumo en la población más joven. “Vemos con preocupación la trivialización con respecto al uso no médico del cannabis, la tendencia a su legalización, principalmente en Latinoamérica y parte de Europa”.
El análisis también señaló que el incremento en el consumo y la potencia de algunos productos del cannabis tiene efectos negativos para la salud. Como ejemplo, indicó que entre 2000 y 2018, “las admisiones relacionadas con la dependencia y la abstinencia por la droga se multiplicó por ocho a nivel mundial; en tanto que las admisiones debidas a trastornos psicóticos relacionados con la marihuana se cuadruplicaron”.
Consumo de drogas en América Latina
Por otra parte, César Arce Ríos señaló que el principal problema de Latinoamérica radica en el consumo de pasta básica de cocaína. Es barata, adictiva y dañina.
Llamada ‘paco’ en Argentina o ‘basuco’ en Colombia, se trata del “resto que queda de la cocaína no cristalizada”, por lo que se vende a precios muy baratos, enfatizó. “Cualquier persona puede acceder a ella, es muy adictiva y nociva, ya que arrastra los productos químicos que no fueron aislados […] podemos considerar que es una epidemia”. El consumo de pasta básica afecta a Centro y Sudamérica; mientras que en América del Norte, el mayor problema son los opioides y el fentanilo.
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