El cambio climático, la pobreza, la violencia social y las expulsiones de los territorios son causantes de la migración; ésos son los problemas que deben ser abordados por los Estados en vez de mirar a la migración como un problema, señala la socióloga ecuatoriana Gioconda Herrera.
En entrevista con Contralínea, la académica de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) explica que las migraciones se tienen que pensar como algo que pertenece a la situación misma de los Estados. Por ejemplo, con sus condiciones de desigualdad.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación, México es el tercer país a nivel mundial con más solicitudes de refugio, donde los flujos migrantes continúan debido a la pobreza, la violencia, los fanatismos religiosos y el cambio climático. Tan sólo de enero a abril de este año, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) recibió 40 mil 26 peticiones, mientras que en el mismo periodo de 2021 registró 31 mil 522, lo que representa un aumento del 27 por ciento.
Para la doctora Gioconda Herrera –profesora titular en el departamento de Sociología y Estudios de Género de la Flacso–, es necesario que las migraciones se miren a partir de los factores institucionales que se tienen que asumir para proteger a esas poblaciones –con el respeto a sus derechos y con políticas públicas–, así como trabajar para remediar las causas que provocan la movilidad.
Por ello, la socióloga insiste en que la migración no debe ser vista como crisis o problema: “es un tema de los Estados para resolver situaciones de vulnerabilidad, de riesgo y de violencia, y de las mismas sociedades para volverse sociedades de paz y de acogida”.
Respecto de las personas migrantes, indica que no son ilegales: “sus cruces pueden ser clandestinos, su situación de indocumentación los vulnera y los expulsa de mercados laborales formales, pero no tienen que ser, en sí mismos, tratados como si cometieran un delito, porque cuando se habla de ilegalidad inmediatamente se está asociando esto con delitos. Es importante contrarrestar ese discurso, no sólo en los Estados sino también en las sociedades que cada vez son más xenófobas”.
Datos de la Segob refieren que –entre enero y abril– 96 mil 379 mexicanos fueron repatriados de Estados Unidos; de éstos, 83 mil 668 son hombres y 12 mil 711, mujeres. Respecto de los menores de edad repatriados, se indica que 8 mil 169 son del sexo masculino y 1 mil 324, del femenino.
Además, se refiere que en México las autoridades migratorias presentaron y canalizaron 108 mil 791 personas extranjeras indocumentadas entre enero y abril; de éstos, 82 mil 674 fueron presentados y 26 mil 117 canalizados. En el mismo periodo, 1 mil 646 fueron deportados; 31 mil 218, devueltos por retorno asistido, de los cuales 2 mil 738 son menores de edad (de 0 a 17 años).
El desplazamiento forzado por actividades extractivistas y el cambio climático son causas cada vez más frecuentes de la migración humana. Al respecto, la doctora Gioconda Herrera considera que no son tan distintas a las migraciones por hambre y por violencia. “No creo que estén tan desligadas de las migraciones por hambre y violencia: el extractivismo está siendo devastador en muchas comunidades de América Latina y propicia las expulsiones de comunidades de sus territorios”.
Agrega que el cambio climático también está siendo devastador en muchas zonas con grandes sequías. “Lo vemos en el caso de Centroamérica, recién lo empezamos a vislumbrar en algunos territorios sudamericanos. Es una preocupación permanente el ligar como estas migraciones están relacionadas con el despojo territorial, ligadas a la violencia social y a la lucha por la sobrevivencia. No son un factor aparte, el cambio climático no es un factor aparte sino que está articulado a estas otras formas de migración y a estas otras causas estructurales”.
De las migraciones por cambio climático, la investigadora destaca las que se dan tras la presencia de fenómenos naturales como las sequías y las inundaciones. “Esto está siendo un tema estructural que está modificando los territorios y que está impulsando migraciones internas y migraciones intrarregionales. Me parece que todavía en América del Sur, a diferencia de otros continentes, la migración por cambio climático necesita ser estudiada con mayor fuerza, necesita estar articulada a la multicausalidad que tienen en este momento las movilidades en América Latina”.
Al respecto, la socióloga considera que ante la incertidumbre que existe, la situación debe tomarse en serio. “Ya hay varios informes internacionales que nos están informando la urgencia de medidas para contrarrestar el cambio climático. Sabemos que es un tema de poder en términos globales, pero, también en nuestra sociedad tiene que tratar de mitigar estos efectos. Las migraciones y movilidades, las expulsiones que está causando el cambio climático deben ser tomadas cada vez más en serio, tanto por nuestros Estados como por los Estados receptores”.
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