OTAN global o paz global

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FOTO: 123RF

Miles de manifestantes se han pronunciado por la paz en Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Bulgaria y Bruselas –siendo esta última la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte–. Exigen pláticas de paz y el fin de la guerra en Ucrania.

El mundo es cada vez más conscientes. Los conflictos armados –emprendidos en aras de la “seguridad” y la “defensa” nacional– no son más que grandes negocios. El complejo militar industrial de Estados Unidos y las corporaciones lucran con la venta de armas y la reconstrucción y “ayuda” de los países, a los cuales dicen salvar.

Del 11 al 12 de julio, la Cumbre de Vilna reunió a los gobierno y “socios claves” de los países integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Se efectuó en la capital de Lituania, situada a unos 35 kilómetros de la frontera de Bielorrusia. Este último había sido el principal aliado de Rusia. Sin embargo, con dicha acción envió un mensaje amenazador a Moscú y demostró plena solidaridad con Ucrania.

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En la reunión, destacó la presencia de Zelensky como invitado “especial”. Asimismo y de acuerdo con los informes, los antes nombrados “socios” estuvieron presentes e incluyen a los jefes de corporaciones estadunidenses involucradas en la producción de armamentos.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte ha regresado a los esquemas de la Guerra Fría. En este encuentro siniestro, contó con la participación de Finlandia como aliado por primera vez, así como la asistencia de Suecia, cuya membresía está prevista que ratifique el parlamento turco.

Además, sigue atrayendo a Georgia, Bosnia y Herzegovina-Moldavia a sus “redes”. Sin embargo, quedó claro que las ambiciones expansionistas no se limitan a la zona euroatlántica. Aspira a convertir el Ártico en un escenario de confrontación militar. Además, quiere extender sus tentáculos a la región Indo-Pacífico.

Hace 74 años, la Organización del Tratado del Atlántico Norte fue fundada. Se dice ser una alianza de países, cuyo objetivo es defender y garantizar la libertad y la seguridad de sus miembros, tanto por medios políticos como militares.

Nació con la firma del Tratado de Washington entre los 10 países fundadores: Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido. Si bien se comprometieron a defenderse en caso de que se produjera una agresión armada, el primer secretario general, Lord Ismay, declaró que, en Europa, el objetivo principal era “mantener a los estadunidenses dentro, a los rusos fuera y a los alemanes abajo”. Hoy, cuenta con 31 miembros.

Como era sabido el tema principal de la Cumbre fue Ucrania. Así como la manifiesta voluntad de apoyar la guerra el tiempo que sea sin importar el costo. Mismo que será pagado por los civiles, esperanzados de que: “Su futuro está en la Organización del Tratado del Atlántico Norte”. Sin embargo, primero tienen que ganar la guerra y sufrir indecibles sacrificios.

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En la reunión, acordaron “allanar el camino para dar a Ucrania garantías de seguridad a largo plazo y también para liberar nuevas entregas de armamento”. Ésto se puede leer como la intención de prolongar el enfrentamiento. No se habla de paz ni de acuerdos, sino de echar leña al fuego. Como prueba, se aumentó los efectivos de las fuerzas de reacción rápida hasta 300 mil. Al mismo que se planea organizar un sistema integrado de defensa antiaérea y otro más antimisiles.

Alemania proporcionará armas y equipamiento militar por un valor de casi 700 millones de euros –770 millones 900 mil dólares–. De igual manera, Ucrania recibirá 40 vehículos de combate de infantería Marder, 25 carros de combate Leopard 1A5 y cinco vehículos blindados de recuperación. Asimismo, dos lanzadores de misiles antiaéreos Patriot de las Fuerzas Armadas germanas.

Por su parte, Noruega anunció la entrega de una ayuda militar adicional valorada en unos 240 millones. Mientras Francia iniciará un programa de suministro de misiles de largo alcance. El pasado 1 de julio durante su visita a Kiev, el presidente Pedro Sánchez anunció que continuará el abasto de armas por parte de España.

Además, se han añadido 20 mil cartuchos de munición de artillería y 5 mil cartuchos de munición de humo. También serán suministrados drones de reconocimiento y medios de la defensa contra los mismos. De la misma manera, entrenarán pilotos para aviones de combate F-16.

Aunque, lo peor es que Estados Unidos enviará bombas de racimo, las cuales han sido vetadas por más de 100 países. Hace tiempo, Irak sufrió bombardeos por parte de nuestro vecino del norte con estas armas. Mientras la Organización del Tratado del Atlántico Norte empleó dichos artefactos contra Yugoslavia. Hay pruebas de los terribles daños a la gente y al medio ambiente que provocan.

El Reino Unido y Estados Unidos han ofrecido enviar municiones de uranio empobrecido a Ucrania. De manera cínica, son presentados como “proyectiles perforantes que sólo destruyen los tanques, arguyendo que no implican una escalada porque, ‘técnicamente’, no se trataría de un arma nuclear”. Para violar las leyes, Occidente defiende “el orden basado en las reglas”. Es decir, sus propias reglas que transgreden el derecho internacional.

Se sabe bien las consecuencias. La Organización del Tratado del Atlántico Norte atenta contra la paz y provoca que se expandan focos de inestabilidad. Se destruyen Estados; se propaga el terrorismo; se cometen crímenes de guerra que no se castigan; se derrama la sangre de los civiles –incluidos los niños–; se observan flujos interminables de refugiados; se afectan las cadenas alimentarias –sobre todo, para los pobres–; se genera odios y resentimientos –los cuales no se aplacan– y se divide a los pueblos –dentro del país y entre países–.

Esta guerra larga para desgastar a Rusia no sólo la pagan los europeos, sino también, el resto de los pueblos del mundo.

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De manera adicional, los miembros del Grupo de los Siete –Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá– emitieron una declaración conjunta. En ésta, se comprometieron a trabajar con Ucrania mediante “acuerdos y compromisos de seguridad específicos, bilaterales y a largo plazo”. Ello con el fin de garantizar una fuerza sostenible.

Estas “garantías” aseguran que sean Ucrania y sus civiles, quienes lleven el peso de la guerra sobre sus espaldas, pues no se permite la entrada de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. En su artículo 5, se establece el compromiso de una respuesta conjunta en caso de que un miembro sea atacado. Ésto derivaría a convertir lo que ahora es una guerra soterrada contra Rusia en una Tercera Guerra Mundial con la amenaza latente de las armas nucleares. Es por ello que peleará hasta con el último ucraniano. Así les “sacarán las castañas del fuego” sin arriesgarse.

Los objetivos ocultos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte obedecen a las grandes corporaciones estadunidenses. Uno de ellos es ganar el mercado europeo y sustituir la energía rusa por el gas licuado de Estados Unidos. Éste fue un éxito gracias al sabotaje de los gasoductos Nord Stream. Igualmente, pretenden debilitar a Europa, aislarla de Rusia y China. Y al final, someterla.

Sin embargo, no reconocen lo anterior. Sólo hablan de fortalecer a Ucrania como un Estado soberano ¿Cómo? Con la cooperación entre los servicios de inteligencia, el respaldo a la industria de defensa ucraniana, la capacitación de soldados o el apoyo económico en general. De hecho, estas condiciones subordinan y hacen al país de Zelenski más dependiente de Occidente.

Además, la reconstrucción –los daños sobrepasan 400 mil millones de dólares más del doble del Producto Interno Bruto– será un gran negocio para las corporaciones.

El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial argumentan que van a salvar a Ucrania. Quieren convertir al país en una “gran zona económica especial” libre de sindicatos, de derechos laborales, pensiones, de instituciones sociales y de bienestar y de impuestos. Pretenden implementar diversos seguros para las inversiones privadas, acompañadas por privatizaciones de grandes empresas. Desean volver a la nación desgastada en una gran consumidora de armas estadunidenses. Ésto se indicó en la Conferencia para la Recuperación de Ucrania del 21 de junio en Londres.

Sin embargo, las “aportaciones” serán mediante préstamos y controladas por las grandes corporaciones Blackrock y JP Morgan. Éstas amenazan con despojar a los pequeños productores de sus tierras. Ya que tienen el fin de apropiarse de sus terrenos fértiles y productivos, pues se encuentran cercanos al gran mercado europeo. Tal como planteó Michael Roberts en su Blog el 24 de junio.

Al inflar la imaginaria amenaza del Este, Estados Unidos y sus satélites están determinados a usar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte como su herramienta principal para mantener la hegemonía. Además de contener los otros centros del nuevo orden multipolar emergente. Hoy, la mira de dicha política de “buscar enemigos” está apuntada contra Rusia.

En la Cumbre ha sido evidente cómo la Alianza ha subido el tono. La cuerda se tensa con China. Declaran que Pekín representa un “desafío sistémico” y sus “políticas coercitivas” desafían los “intereses, seguridad y valores” de Occidente. Mientras impulsa una guerra de desgaste contra Rusia, trata de no jugársela demasiado al acorralar al país oriental.

La región del Indo-Pacífico –representada por varios de sus líderes– fue otro de los puntos centrales en Vilna. “Lo que sucede en el Indo-Pacífico es importante para Europa y lo que sucede en Europa es importante”, subrayó el secretario general, Jens Stoltenberg.

Se refiere, sobre todo, a China y a Corea del Norte. En la zona se incluyen otros países como Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Vietnam, Brunei, Camboya, Laos, Myanmar, Japón, Corea del Sur, Bangladés y Pakistán. Y también está Taiwan, en cuyo entorno no cesan las provocaciones contra Pekín.

Por último, la Organización del Tratado del Atlántico Norte mostró su inquietud por el desafío que suponen “las ambiciones y las políticas coercitivas de China a los intereses, seguridad y valores de la Alianza”. También demostró incertidumbre por la expansión del arsenal nuclear chino.

Emitió un comunicado, el cual decía que “las operaciones cibernéticas maliciosas de China y su retórica de confrontación y desinformación dañan la seguridad de la Alianza” y “China se esfuerza por subvertir el orden internacional basado en reglas, incluso en el ámbito cibernético”.

Habla de estar a la defensiva. Sin embargo, para lograr la hegemonía es capaz de realizar ocupaciones y bombardeos que afectan a la población. En 1999, los bombardeos “humanitarios” contra Yugoslavia –dirigidos por Estados Unidos y las potencias europeas y efectuados por la Organización del Tratado del Atlántico Norte– fueron dirigidos a blancos civiles, áreas residenciales y lugares de trabajo.

Lejos de respetar las leyes, la seguridad y promover la paz, la Organización del Tratado del Atlántico Norte renegó la Carta de las Naciones Unidas hace tiempo. Asimismo, abandonó el estado de derecho internacional, el cual defiende la igualdad de las naciones grandes o pequeñas, su derecho a la autodeterminación y el principio de no injerencia en sus asuntos internos.

Hoy en día, liderada por Estados Unidos tiene como objetivo destruir aquellos países que se niegan a someterse a su dictado. Han invadido Siria desde 2014 hasta 2015; Libia desde 2011 hasta 2015 y Yemen desde 2009 hasta 2001. A la fecha los sauditas siguen masacrando al pueblo yemení y el pueblo palestino enfrenta una situación similar por Israel. Somalia fue bombardeada desde 2007 hasta 2011; Yugoslavia, en 1999; Afganistán, en 2001, e Irak, en 2003. Ésto sucedió en tan sólo dos décadas. Además del criminal bloqueo contra Cuba durante 60 años.

Hoy están empeñados en debilitar y derrotar a Rusia. Además, planean acorralar a China. Ésto no es buscar la paz. Por ello, los pueblos del mundo se organizan por construir un mundo que respete la convivencia y la soberanía de las naciones. Uno en donde los conflictos se resuelvan sin sangre y sin intervención de otros. Esa es la doctrina que México ha enarbolado. Queremos la paz global.

Pablo Moctezuma Barragán*

*Doctor en estudios urbanos, politólogo, historiador y militante social