La pandemia de Covid-19 ya generó variaciones en el patrón de consumo de nuevas sustancias psicoactivas y aceleró su uso recreativo en México. Ello podría derivarse de las consecuencias negativas, y sin precedentes, en la salud mental generadas por la epidemia: la población no sólo sufre estrés, también: depresión, miedo, preocupación, ansiedad, pérdida de seres queridos, del empleo y de la estabilidad económica. En mayor riesgo, los más jóvenes
México vive una crisis sin precedentes en relación con las nuevas sustancias psicoactivas: una transición epidemiológica que apunta hacia el aumento de problemas de salud mental, el incremento del consumo problemático de estimulantes de tipo de anfetamínico (ETA), derivado de la pandemia de Covid-19 en edades tempranas.
“La Red Nacional de Atención a las Adicciones (RNAA) registra un preocupante incremento de la demanda de tratamiento por el uso de estimulantes de tipo anfetamínico y una tendencia al decremento en la demanda por el uso de alcohol y marihuana”, asegura a Contralínea el doctor Gady Zabicky Sirot, titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic).
Señala que, tomando en cuenta indicadores de carga de enfermedad, los trastornos mentales y del comportamiento presentan un importante peso, siendo los más destacados el trastorno depresivo mayor, los trastornos por ansiedad, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y la distimia.
En contexto similar se encuentra el consumo de alcohol y tabaco, desmitificando en gran medida que el uso de sustancias como la cocaína, los opiáceos, los estimulantes o la cannabis son más nocivas por estar clasificadas como drogas ilícitas, refiere el experto.
Durante 2020, señala que la Red –a través de los Centros de Atención Primaria en Adicciones (CAPA), los Centros de Integración Juvenil (CIJ) y Centros Residenciales No Gubernamentales– atendió a 92 mil 989 personas por problemas asociados al consumo de sustancias, siendo en su mayoría hombres y la principal sustancia de consumo fueron estimulantes de tipo anfetamínico.
El Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Sustancias Psicoactivas y la Conadic concentran datos relacionados con la demanda de más de 1 mil centros de tratamiento, entre ellos los CAPA, CIJ, centros residenciales públicos, privados y de organizaciones no gubernamentales, y datos sobre la carga de enfermedad, a partir de estudios del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington. También retoman acciones de prevención, tratamiento e investigación del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el Sida, Hospital Psiquiátrico Infantil, Centros de Tratamiento Especializados para Adolescentes, Servicios Médicos Forenses, institutos nacionales de Psiquiatría y de Salud Pública, y del Conacyt.
De esta información se deriva que, durante 2020, 101 mil 142 personas demandaron tratamiento por consumo de sustancias psicoactivas en los CAPA, CIJ y centros no gubernamentales, de los cuales, el 84.6 por ciento fueron hombres y 15.4 por ciento mujeres. Los usuarios de sustancias psicoactivas que demandaron tratamiento presentaron una edad promedio de 25.4 años, y 8.26 por ciento de usuarios fueron menores de edad. Otros datos relevantes fueron: 43 por ciento contaba con estudios de secundaria, 28.2 por ciento de bachillerato, 16.9 por ciento primaria, 8.6 por ciento profesional.
Las sustancias cuyo consumo causó mayor demanda de tratamiento fueron los ETA, que incluyen a las anfetaminas, metanfetaminas, éxtasis o estimulantes de uso médico con el 30.2 por ciento de los casos, seguidos del alcohol con el 24.5 por ciento y la marihuana con el 15.1 por ciento.
Entre 2013 y 2020, la demanda de tratamiento por consumo de estimulantes de tipo anfetamínico incrementó en 218 por ciento, mientras que la de alcohol y marihuana disminuyó 32 y 31 por ciento, respectivamente. Asimismo, se incrementó la demanda de tratamiento por consumo de alucinógenos de 2016 a 2020.
En cuanto a las principales sustancias por las que demandó tratamiento por consumo problemático de estimulantes de tipo anfetamínico predominaron en personas de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Colima, Durango, Coahuila, Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Nayarit y Querétaro.
Mientras que el uso problemático de alcohol estuvo más presente en Chihuahua, Zacatecas, Aguascalientes, Hidalgo, Estado de México, Ciudad de México, Veracruz, Tlaxcala, Puebla, Morelos, Guerrero, Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Yucatán y Quintana Roo y el de marihuana en Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí y Campeche.
Por su parte la Línea de la Vida –un centro multicanal que facilita atención profesional en materia de salud mental y adicciones las 24 horas– recibió 26 mil 170 llamadas durante 2020, de las que 15 mil 338 estuvieron relacionadas con el consumo de sustancias psicoactivas.
En el mismo periodo hubo un incremento importante en la detección de casos de consumo de fentanilo y se observó un alza en la demanda de atención por uso de alucinógenos. También es notable que el inicio del consumo entre personas que demandaron tratamiento se está dando en edades tempranas.
El año pasado los CAPA atendieron a 26 mil 180 personas que solicitaron tratamiento por consumo de sustancias psicoactivas, y a 18 mil 870 no usuarios de sustancias, es decir personas que presentaban algún factor de riesgo para el consumo de drogas, o bien familiares u otros consumidores, atendiendo a 45 mil 50 personas.
Derivado de la alerta sanitaria por Covid-19, en los CAPA se presentó una considerable reducción de la demanda de tratamiento por consumo de sustancias en comparación con la atención que se brinda en un año promedio; por ejemplo, en 2019 se atendieron a 45 mil 598 personas, mientras que en 2020 a 26 mil 180 personas.
Durante 2020, los Centros de Integración Juvenil atendieron a 17 mil 886 personas por consumo de sustancias psicoactivas. A causa de la Covid-19, en el mismo año los CIJ también presentaron una disminución en la demanda de tratamiento, en comparación con la solicitud promedio que recibieron en otros años.
Además, en 2020 a los Centros de Urgencias por Trastornos Mentales y del comportamiento de la Secretaría de Salud acudieron 33 mil 262 personas debido al uso de sustancias psicoactivas. El consumo de alcohol registró el mayor número de urgencias médicas con 18 mil 325 casos, seguido por el uso de múltiples drogas con 8 mil 428 casos y en el tercer lugar el uso de cocaína con 1 mil 486 casos.
Covid-19, salud mental y consumo de sustancias
Existe escasa información sobre la relación entre la enfermedad por Covid-19, la salud mental y el consumo de sustancias psicoactivas que permita orientar las decisiones de política pública para responder a los graves efectos de la pandemia, particularmente en poblaciones con vulnerabilidad psicosocial, advierte el comisionado nacional Contra las Adicciones Gady Zabicky Sirot.
En el contexto de la atención en salud mental, en 2020 el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Sustancias Psicoactivas, en coordinación con la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD), realizó el Estudio sobre patrones de consumo de sustancias psicoactivas y Covid-19. En éste participaron 17 mil 267 personas, de las cuales 62 por ciento (10 mil 677) fueron mujeres y 37 por ciento (6 mil 413) hombres, quienes contaron con una edad promedio de 40.9 años, siendo los estados de Guanajuato, Querétaro, Ciudad México, Durango y Estado de México las principales entidades de residencia.
Con respecto a la situación emocional originada por la Covid-19 y las medidas de confinamiento, se preguntó a los participantes sobre sus estados emocionales: el 31.6 por ciento mencionó tener un estado emocional óptimo, 39.4 por ciento refirió sentirse estresado, 35.3 por ciento se sintió preocupado, 20.8 por ciento se sintió angustiado y 17.2 por ciento señaló sentirse desesperado en algún momento. Por otro lado, 15.3 por ciento refirió sentirse deprimido y 13 por ciento decaído.
El 18.5 por ciento mencionó que consideró necesitar asesoría o apoyo psicológico por la emergencia sanitaria, mientras que el 20.1 por ciento comentó que ya había consultado algún profesional de la salud para sobrellevar la emergencia sanitaria (ya sea apoyo médico o psicológico).
En cuanto al consumo de sustancias psicoactivas en los últimos 12 meses –alcohol, tabaco, drogas ilegales o medicamentos sin prescripción–, 35.8 por ciento respondió que había consumido durante el último año alguna(s) de estas sustancias, de ellos 43.2 por ciento fueron hombres y 31.3 por ciento mujeres.
Destaca que 60.5 por ciento de los participantes en la encuesta indicaron no haber consumido ninguna sustancia. El orden de las sustancias con mayor consumo entre la población femenina y masculina fueron: alcohol (32.5 por ciento), tabaco (24.6 por ciento) y marihuana (14.6 por ciento).
Aunque el consumo de tranquilizantes y opioides (sustancias que regularmente no presentan prevalencias significativas en estudios como encuestas nacionales o reportes de demanda de tratamiento), ocuparon el cuarto (12.6 por ciento) y quinto (12 por ciento) lugar, respectivamente.
Por otro lado, el 59.9 por ciento de los consumidores de drogas ilegales manifestaron haber dejado el consumo durante el confinamiento por Covid-19, probablemente debido a la dificultad de conseguir las sustancias. Las razones asociadas con el aumento del consumo de sustancias, los principales motivos fueron el estrés (17.7 por ciento), la ansiedad (15.9 por ciento) y el aislamiento (14.7 por ciento), esta situación fue similar en mujeres y en hombres.
En relación con las sustancias ilegales, una tercera parte de los participantes reportó mantenerse con los mismos patrones de consumo, siendo la marihuana, los tranquilizantes, opioides, cocaína y metanfetaminas las sustancias psicoactivas más consumidas en los últimos 12 meses.
Decesos por consumo de drogas
De acuerdo con datos de la Dirección General de Información en Salud (DGIS), de 2010 a 2019 se registraron 28 mil 122 fallecimientos por trastornos mentales y del comportamiento debido al uso de sustancias, 26 mil 705 fueron defunciones por consumo de alcohol, 225 por consumo de tabaco y 1 mil 192 por consumo de drogas ilícitas.
En ese periodo, los inhalables fueron la sustancia relacionada con un mayor número de muertes, seguido por los opiáceos, cocaína y por otro tipo de estimulantes. Asimismo, sigue siendo preocupante el consumo de múltiples sustancias, pues en este periodo se presentaron 827 muertes por trastornos mentales y del comportamiento.
Durante 2019 se registraron 2 mil 609 muertes por el consumo de sustancias psicoactivas. En este grupo de fallecimientos, el alcohol fue la sustancia asociada a más muertes (90.2 por ciento). En 2020, 1 mil 735 personas fallecieron por causas asociadas el consumo se sustancias psicoactivas, siendo mil 565 hombres y 170 mujeres de 20 a 34 años, según el Servicio Médico Forense. El alcohol fue la sustancia con mayor número de muertes asociadas, tanto en hombres, seguido por los ETA registrados en el Semefo.
Consumo exponencial de metanfetaminas
El aumento de la producción en México y el consumo en Estados Unidos ha coincidido con un incremento similar en el consumo nacional, particularmente de la metanfetamina.
“La producción en masa ha llevado a precios mucho más bajos en ambos países, y el consumo está casi a la par con el de otras drogas que se suelen consumir en México, como la marihuana”, refiere un informe de InSight Crime (Investigation and Analysis of Organized Crime).
Para 2020, los CIJ informaban que el consumo de metanfetaminas estaba aumentando exponencialmente, convirtiéndose en la droga más reportada por los consumidores de bajo tratamiento en sus instalaciones a nivel nacional. También, que durante el primer semestre de 2020, un número creciente de personas bajo su cuidado reportaron, más que antes, haber usado metanfetamina al menos una vez en su vida. La metanfetamina apenas supera a la cocaína, solo por debajo del alcohol, el tabaco y la marihuana.
La metanfetamina es potente, produce un fuerte efecto y es extremadamente barata. Un consumidor en México puede comprar una “roca” en las calles por 50 pesos la dosis. Dado que es fácil de conseguir, y por el hecho de que se puede producir en cualquier clima, no es de extrañar que se haya extendido por todo el país a medida que grupos criminales han aumentado la producción para dar abasto a la demanda estadunidense, apunta InSight Crime.
Indica que en 2020, las autoridades incautaron 3 mil 386 kilogramos de metanfetamina en Tijuana, más de lo que se incautó en cualquier otra ciudad y casi el triple que en Ensenada, que registró la segunda tasa más alta de este tipo de incautaciones en México.
Sin embargo, advierte que es probable que los consumidores de drogas en México no estén recibiendo el producto de alta calidad que reciben los de Estados Unidos, donde la potencia y pureza de la metanfetamina incautada son de un promedio de más del 97 por ciento.
Por su parte un informe de los CIJ subraya que la metanfetamina fue la droga más mencionada por los consumidores bajo su cuidado entre el segundo semestre de 2015 y finales de 2018, superando al resto de drogas, incluida la marihuana.
Nuevas sustancias psicoactivas
Las nuevas sustancias psicoactivas (NPS) son un grupo diverso de sustancias sintéticas que tienen efectos similares a las sustancias controladas. El mercado de NSP se caracteriza por la creación constante de nuevas sustancias y su comercialización a los usuarios, la mayoría de las veces como alternativas legales a las sustancias controladas.
Los cannabinoides sintéticos y las catinonas sintéticas son las clases más comunes de NPS disponibles; sin embargo, hay muchas otras clases de NSP, incluidos los opioides, fenetilaminas, triptaminas, benzodiazepinas y piperazinas.
Los cannabinoides sintéticos se aplican comúnmente al material vegetal o se suspenden en un aceite y están diseñados para fumar o usarse en cigarrillos electrónicos. Las catinonas sintéticas suelen ser sustancias en polvo o cristalinas, que normalmente se consumen en forma de polvo, tableta o cápsula.
El mercado de NSP continúa presentando nuevas sustancias que pertenecen a una multitud de clases estructurales químicas, que son responsables de sobredosis en todo el país, lo que representa un riesgo significativo para las comunidades.
Los opioides sintéticos, como una clase de NPS, incluyen sustancias relacionadas con el fentanilo además de otras drogas sintéticas. Dada la amenaza que representan el fentanilo y las sustancias relacionadas con el fentanilo/análogos del fentanilo.
El número de NSP en todo el mundo se estabilizó en alrededor de 500 sustancias identificadas entre 2015 y 2017, según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. En 2019 hubo 18.591 informes de cannabinoides sintéticos, lo que representa una disminución del 21 por ciento en comparación con los 23.416 informes de cannabinoides sintéticos en 2018.
Los cannabinoides sintéticos se inhalan con mayor frecuencia. Estas sustancias se fuman comúnmente en cigarrillos, pipas y otros dispositivos, también están disponibles en forma de aceite para su uso en cigarrillos electrónicos o bolígrafos vaporizadores y, a veces, se colocan en píldoras recetadas falsificadas.
Las catinonas sintéticas generalmente se consumen en forma de píldoras o cápsulas, pero a veces los usuarios las fuman u huelen. Muchas catinonas sintéticas comúnmente se tergiversan o se venden como sustitutos de la MDMA para su uso en las escenas de rave y clubes debido a la energía y la euforia que proporcionan.
Las catinonas sintéticas son estimulantes destinados a producir efectos similares a los de la anfetamina o el éxtasis. El isotonitazeno es un potente opioide sintético similar en estructura química al etonitazeno, una sustancia altamente potente.
Los datos científicos disponibles demuestran que el isotonitazeno puede tener una potencia similar al fentanilo, lo que significa que la droga representa una amenaza significativa de sobredosis para los usuarios. El isotonitazeno se puede encontrar en numerosas formas, siendo una de las más populares tabletas de hidromorfona de 8 miligramos falsificadas.
Te puede interesar: Pandemia de Covid-19 impacta tráfico de drogas y economía ilícita