En las últimas semanas, alrededor del juicio a Genaro García Luna, y abonado por Éste, ha estado a la orden del día el tema de una probable intervención de Estados Unidos en México, con el pretexto del combate a los cárteles de la droga en nuestro país. El presidente Andrés Manuel López Obrador calificó, el lunes 6 de marzo, como un “acto propagandístico y ánimos intervencionistas” la propuesta de algunos legisladores del Partido Republicano de Estados Unidos para que el Ejército de ese país combata a nueve cárteles del narcotráfico que operan en México.
Ese mismo día, debido a los trágicos eventos de Matamoros, Tamaulipas, el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, se apersonó en Palacio Nacional para reunirse urgentemente con el presidente López Obrador y reclamar por el secuestro de cuatro ciudadanos estadunidenses. El hombre del sombrero texano estuvo por 2 largas horas con el presidente. Desgraciadamente, tras una rápida acción, al hallar a los secuestrados, sólo se pudo rescatar a dos, otras dos personas ya estaban muertas.
El gobierno vecino reaccionó de inmediato. El martes 7 de marzo, el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, advirtió: “Estados Unidos considera ‘inaceptable’ el secuestro de cuatro estadunidenses en México, dos de los cuales fueron hallados muertos, y quiere que se haga justicia”. En México, el embajador Salazar declaró que Tamaulipas: “representa un riesgo por los altos niveles de criminalidad y violencia”.
Son harto lamentables esos asesinatos y la justicia mexicana, el gobierno y la sociedad debemos tomar medidas eficaces para reforzar la seguridad, pero no dejamos de observar cómo en Estados Unidos se sataniza a México por estos hechos de violencia y se presenta la imagen de un país ingobernable que necesita “ayuda”. Como si el tema de la violencia fuese exclusivo de nuestro país y ellos no fueran los que abonan a la violencia, vendiendo armas a los cárteles, comprándoles droga, lavando el dinero del narcotráfico y dejando que en todo su territorio, cinco veces más grande, se distribuya la droga. Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
El país más agresivo y violento es el vecino, tomemos en cuenta que, tan sólo en los primeros dos meses del año actual 2023, se han realizado en Estados Unidos más de 70 balaceras y matanzas colectivas, en las que han muerto muchos mexicanos ¿Va el Ejército mexicano a invadir a su vecino para “ayudarlos”? El año pasado se registraron 692 tiroteos masivos, de los cuales 28 tuvieron cuatro o más víctimas mortales cada uno, según publicó The New York Times el 23 de noviembre de 2022.
Según la Organización Internacional de Migración han muerto más de 1 mil 500 mexicanos en Estados Unidos, desde 2014, por ahogamiento, falta de agua, alimentos o un sitio para quedarse, por la violencia, o por viajar en condiciones infrahumanas, esta situación es extremadamente violenta e inhumana, producto de las políticas de criminalizar a quienes sólo buscan un trabajo y una oportunidad para sus familias.
La violencia contra los mexicanos es constante, no olvidamos la masacre en la que 19 niños y dos maestras fueron asesinados en una primaria en la comunidad con mayoría de habitantes de origen mexicano en Uvalde, Texas, el 24 de mayo del año pasado.
En agosto de 2019, 23 personas, incluidos ciudadanos de México y personas de origen mexicano, fueron asesinadas dentro de un Walmart de El Paso. El asesino Patrick Crusius, de 24 años se declaró culpable, el miércoles 8 de febrero, de los cargos federales de delitos de odio y armas en el ataque racista perpetrado, que, de acuerdo con los fiscales, estuvo precedido por una diatriba que el agresor publicó en internet en la que advertía de una “invasión hispana” de Texas. Recordemos que a los mexicanos nos dicen “hispanos” en Estados Unidos para quitarnos identidad. Crusius confesó que el ataque iba dirigido a los mexicanos en este que es uno de los peores tiroteos masivos de la historia de Estados Unidos. Es claro pues que cada quien debe y puede atender los asuntos en su propia casa, es un tema esencial de respeto y soberanía que debe imperar a nivel internacional y está a la vista que el país vecino tiene muchos problemas que atender en su propio territorio y de cara a su propia sociedad, sin que sigan interviniendo en México y otros países.
Pero los vecinos no dejan de echarle leña al fuego. El congresista estadunidense Dan Crenshaw, junto con el republicano Michael Waltz, presentó en febrero una iniciativa para designar como terroristas a los cárteles mexicanos del narcotráfico. Lindsey Graham, senador republicano por Carolina del Norte –de donde provienen las placas del vehículo de los asesinados– pidió la inclusión de los cárteles mexicanos de las drogas en la lista de terroristas, a través de su propuesta denominada Plan México. A la vez, criticó la gestión del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y propuso ser “duros” con México. Por su parte, de acuerdo con el exfiscal de Estados Unidos, William Barr, el presidente López Obrador es el “facilitador en jefe de los cárteles mexicanos” y ante la inacción por parte del gobierno se requiere, según él, del “liderazgo estadunidense para ayudar a México”. En el diario estadunidense The Wall Street Journal, publicado el pasado 2 de marzo, afirmó Barr: “es necesario que ante la inacción del gobierno mexicano por combatir a los cárteles de droga, es momento de que Estados Unidos intervenga en México” y afirma el exfiscal de Estados Unidos durante la administración de Donald Trump: “La cabeza de la serpiente está en México y ahí es donde se debe dirigir el empuje principal de nuestros esfuerzos”. Así sugirió nada más y nada menos que la intervención del Ejército estadounidense para atacar a los cárteles mexicanos de la droga y así solucionar la crisis del fentanilo.
También el actual fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, declaró con el ánimo de desprestigiar a México ante el comité judicial del Senado, el miércoles 1 de marzo. “No caben dudas que la epidemia sea provocada a propósito por las organizaciones delictivas que habitan en México persiguiendo el objetivo de socavar la integridad social de los estadunidenses y la administración de AMLO no está ayudando”.
En otro orden de cosas, pero dentro de la misma campaña de desprestigio de México y de sus autoridades con fines intervencionistas, el Departamento de Estado de Estados Unidos encabezado por Antony Blinken se metió en asuntos ajenos a defender al Instituto Nacional Electoral (INE) y declaró en Twitter que en México no se respeta la democracia y que ellos, Estados Unidos, “apoyan a las instituciones electorales independientes y bien dotadas de recursos que fortalecen los procesos democráticos y el estado de derecho”. Así descalifican al gobierno actual y respaldan el derroche de recursos de Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
Antes de que se efectuaran las múltiples concentraciones en defensa del INE, el medio estadunidense The New York Times publicó un artículo, firmado por la periodista Natalie Kitroeff, en el que se planteó que la aprobación del Plan B podría implicar un “golpe a la institución que supervisa las votaciones y que hace dos décadas ayudó a sacar al país de un régimen unipartidista”. Cuando la verdad es que la ley del Plan B sólo trata de evitar lujos y no busca que esta institución deje de operar, al grado que destina la jugosa cantidad de 25 mil millones de pesos para el INE. La reforma a la ley electoral es muy acotada, no es de fondo porque los partidos y la burocracia dorada del INE bloquearon una genuina reforma electoral, pero aun así Washington defiende a la institución que se puso a su servicio, así como al de la oligarquía, imponiendo su modelo de “democracia” en México para la alternancia entre el PRI y el PAN. Así, una reforma que tiene el sano ánimo de ahorrar y evitar abusos y privilegios, es usada en Estados Unidos para cuestionar a fondo la democracia en México.
Como si hubiese que dejar intocado al INE y a sus derroches. Para muestra, un botón: Lorenzo Córdova tiene un sueldo neto de 169 mil 125.4 pesos. Además, cuenta con un vehículo pagado por el instituto, una bonificación de hasta 4 mil pesos para cubrir los costos de telefonía móvil personal, 720 mil pesos para asesores, 266 mil pesos mensuales en prestaciones y gasta 140 mil pesos en comida. Ahora que se va, quiere un bono de marcha de 12 millones de pesos. Pero según Blinken atentar contra sus privilegios es atentar contra la democracia.
Desprestigiar a México, a los mexicanos y a sus instituciones, tiene la clara intención de intervenir en nuestro país con el ulterior propósito de integrar a México a sus planes militares. Una intervención de ese tipo “para atacar al terrorismo” les abriría la puerta para controlar el territorio nacional, que ellos consideran “su traspatio” para sus fines bélicos. No sólo es un tema en la contienda electoral actual en Estados Unidos, es un plan que han desarrollado durante décadas. Buscan convertir a México en un campo de maniobras y de contención en la región de Norteamérica, como un corredor para transportar mercancías, pertrechos militares y armas. Para ello pretenden controlar los puertos, ferrocarriles, carreteras y construir corredores de transporte intermodales para que fluyan nuestras riquezas hacia Estados Unidos y sus mercancías hacia Europa y Asia. A todo eso han llevado las privatizaciones y el plan de vender playas y fronteras a los extranjeros. Quieren convertir al puerto Lázaro Cárdenas-Las Truchas y otros puertos mexicanos, en una vía para acceder a China y eventualmente enfrentarla militarmente.
Al integrarnos a lo que llaman la región norteamericana nos quieren hacen partícipes de los conflictos de Estados Unidos, en los que, además de guerras abiertas, desata ataques secretos por parte de sus Fuerzas de Operaciones Especiales en 134 países, los ataques de aviones no tripulados, una guerra abierta o velada en múltiples frentes no sólo Ucrania, sino también con Irán, Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen, Siria, Mali y Sudán, sin hablar de las provocaciones contra Corea del Norte y China, donde intervienen provocativamente en Taiwán; y no olvidemos las campañas de desestabilización contra Cuba y Venezuela, la virtual guerra de EU-OTAN con Rusia usando al pueblo de Ucrania como carne de cañón y afectando gravemente a Europa y al mundo.
Más grave aún es que ahora a los mexicanos nos quieren como carne de cañón para sus guerras. No les basta con los miles de mexicanos que son reclutados en Estados Unidos para ir a combatir a otras latitudes, donde pierden la vida o si regresan no les otorgan la ciudadanía estadunidense que les habían prometido. Con la integración militar pretenden que los soldados mexicanos colaboren en las aventuras del Pentágono, así como tristemente nuestro “socio” Canadá ha colaborado siempre con el Pentágono acompañando al vecino en sus agresiones y mandando a jóvenes canadienses como carne de cañón para los planes de Washington y sus acciones que buscan defender su hegemonía. Los vecinos tienen los ojos puestos en México, estemos atentos y prestos a defender nuestra soberanía y a ser un factor de paz y estabilidad en el mundo.
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