La complejidad cultural de México no podría entenderse sin el Instituto Nacional de Antropología e Historia, que custodia, investiga y divulga uno de los patrimonios más ricos del mundo. La Escuela Nacional de Antropología e Historia forma los cuadros necesarios. Ambos han sufrido diversos embates, denunciados por investigadores, profesores y estudiantes
La Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), que solía ser la institución educativa especializada en la enseñanza de las ciencias antropológicas y la historia más importante de América Latina, se encuentra en al abandono. Tras 4 décadas de embate y desmantelamiento neoliberal hoy está al límite de sus problemas estructurales: el bajo presupuesto y la precariedad de la mayoría de los profesores que integran la planta académica (profesores de asignatura), aspectos que repercuten gravemente en la formación de sus estudiantes. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), del cual depende la escuela, cuenta con otros dos centros de educación superior –la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México (EAHNM) y la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRM)– en donde la situación no es muy diferente.
La Coalición de Trabajadores del INAH (CTINAH), organización sindical creada por profesores de asignatura y afiliada al Sindicato Independiente de Trabajadores de la Secretaría de Cultura (SINITSEC), plantea que, aunque en estos años se han reunido tanto con diferentes directores del instituto –desde María Teresa Franco hasta Diego Prieto, actual director–, como con los directores de la ENAH, hasta el momento no hay ninguna solución sustancial a sus demandas ni verdadero interés por resolver los problemas que aquejan a la escuela, sino todo lo contrario, pues cada semestre la situación es más dramática e indigna.
El INAH ha violentado, sistemáticamente, los derechos laborales de miles de trabajadores que realizan tareas sustantivas para la institución, como la formación de profesionales y la investigación, conservación y difusión del patrimonio arqueológico, histórico y paleontológico del país. A decir del profesor José Flores, actual secretario de Prensa y Propaganda de la CTINAH: “Los trabajadores más perjudicados son los profesores de asignatura, investigadores por proyecto, administrativos y técnicos recontratados, cada 6 meses, como eventuales por medio del esquema conocido como Capítulo 1000, o recontratados cada 3 meses como prestadores de servicios en Capítulo 3000. Así, el INAH desvirtúa las relaciones permanentes de sus trabajadores, violando sistemáticamente sus derechos laborales y humanos relacionados con el ingreso, la promoción y la permanencia, señalados en las Condiciones Generales de Trabajo (CGT) del INAH”. Si, por ley, un trabajador después de 6 meses de servicios activos tiene derecho a la definitividad en el empleo, a la promoción y, de acuerdo con su antigüedad y calificaciones, puede ascender en el escalafón e incrementar sus percepciones y prestaciones sociales, en el INAH nada de esto se respeta, afirma José Flores, quien tiene 9 años como profesor de la ENAH.
Precariedad, irregularidades e indolencia
Los bajos salarios en el sector de profesores de asignatura son un problema generalizado en las instituciones de educación superior del país, tal y como fue denunciado por profesores de distintos centros de estudio que participaron en el Segundo Foro de Experiencias y Estrategias de Lucha contra la Precarización del Trabajo Docente, realizado del 11 al 14 de mayo pasados y en el cual participaron, también, los profesores “Hora-Semana-Mes”, como les llama el INAH a los profesores de asignatura. En su participación, José Flores –arqueólogo y candidato a doctor en estudios mesoamericanos– expuso que los profesores de la ENAH son los peor pagados con, aproximadamente, 80 pesos por hora y unos pesos más según su grado académico. Esa situación se agrava por reglamento, pues no pueden impartir más de tres asignaturas por semestre. Y a pesar de que su materia de trabajo es permanente, no tienen estabilidad laboral, pues cada semestre tienen que jugarse su permanencia a partir de criterios dispares y excluyentes establecidos en cada licenciatura.
Hasta 2018 el número de profesores de asignatura variaba entre 375 y 450; sin embargo, desde entonces se ha impuesto una reducción sistemática. Según cifras oficiales, integran la planta docente solamente 317, lo que, en los hechos, significa el despido de prácticamente 100 profesores como resultado de la reducción presupuestal y otras prácticas como vetos y exclusiones arbitrarias. Esta situación de inestabilidad alcanza un 80 por ciento del total de la planta académica. Es común encontrar en la escuela profesores con más de 20 años como docentes, sin reconocimiento de esa antigüedad por parte del INAH y que han laborado así, bajo constante amenaza de exclusión y despido, por la vía de los hechos.
En el semestre 2021-1, la CTINAH denunció que, a través de la manipulación del sistema de inscripciones, habían sido canceladas más de 100 materias optativas, como afirma José Flores: “Esto ya ocurría antes, pero ahora es de forma más burda y vil a partir de impedir la inscripción de los estudiantes en esas materias para no abrirlas o, incluso, cancelando materias que cuentan con alumnos ya inscritos”. Ante el reclamo del sindicato y de los estudiantes, las autoridades se comprometieron a la reapertura de 35 materias que cubrían los requisitos para ser aceptadas, pero no cumplieron. Solamente abrieron 12 materias, lo que en los hechos significa, a decir de los profesores afectados, el cierre equivalente a una de las licenciaturas de la escuela.
A ello se suma la reducción en la vigencia de los contratos que firman los profesores de asignatura: de 6 a 5 meses. Por si esto fuera poco, es común que enfrenten el retraso en el pago de sus salarios, en una ocasión hasta por 5 quincenas. Lo inaudito es que, cuando por fin les pagaron, el INAH intentó cubrir sólo 3 quincenas, algo que no ocurrió gracias a la intervención del sindicato.
El año pasado también se dio el intento de las autoridades de la escuela de cerrar el ingreso de la generación 2020-2024 por la falta de presupuesto, lo que atentaría contra el derecho a la educación de los aspirantes. Fueron estudiantes, profesores de asignatura y algunos investigadores de tiempo completo quienes impidieron tal atropello en el Consejo Técnico.
Desde hace años los profesores de asignatura han exigido también dar transparencia al banco de horas, pues como señalan los afectados, existe poca claridad con respecto al monto y utilidad que se da al dinero correspondiente al pago de salarios de profesores de asignatura y a la cantidad de materias que, a partir de éste, pueden ser cubiertas. Las mismas autoridades del INAH han reconocido frente al sindicato que el banco de horas se ha utilizado discrecionalmente para pagar otros rubros.
En septiembre del 2018 se realizó un paro de actividades de 29 días, que dio origen a la Asamblea General de la ENAH –compuesta por alumnos, docentes, investigadores y trabajadores– e inició un movimiento para democratizar la escuela y al instituto. Como resultado, se crearon distintas mesas de negociación con las autoridades de la ENAH y del INAH –Julieta Valle Hernández, entonces directora de la escuela, y Diego Prieto, en representación del instituto– para discutir la renovación de la infraestructura de la escuela, la situación de los docentes “eventuales”, trabajadores y alumnos; mejorar las funciones administrativas, docentes y de investigación y para crear un protocolo que erradicara todo tipo de violencia de género; así como la realización de un congreso refundacional de la ENAH.
La Asamblea General pidió al director del INAH, además, que se comprometiera por escrito a regularizar la situación de los profesores de asignatura, de acuerdo con las CGT y el Reglamento de Admisión, Evaluación, Promoción y de Concursos y Exámenes de Oposición para el Personal de Investigación Científica y Docencia (RAEPCEO) del INAH. Ello, con el propósito de obtener la definitividad en el empleo de estos profesores y homologar sus salarios y prestaciones sociales de acuerdo con lo dispuesto por el escalafón del instituto.
En las mesas de negociación, las autoridades se comprometieron a otorgar los nombramientos a los profesores de asignatura para reconocer su antigüedad laboral, grados profesionales y su producción docente y científica. A su vez, esto se convertiría en lo que las autoridades llamaron “mecanismos de permanencia” para los profesores de asignatura, garantizando su continuidad laboral semestre tras semestre. Sin embargo, los nombramientos nunca fueron otorgados.
Se prometió, además, un aumento salarial sustancial a partir del 2019. Se logró de manera excepcional obtener un incremento salarial del 30 por ciento, pero su vigencia fue sólo de 1 año, además de que nunca apareció por escrito en los contratos y talones de pago, pues se depositó directamente en las cuentas bancarias de los docentes de forma irregular.
A la lista de agravios se sumaron las condiciones impuestas por la pandemia, ya que a la mayoría de los docentes sólo les está permitido impartir como máximo 12 horas de clase a la semana, pero en los hechos resulta excepcional y la mayoría, en plena crisis sanitaria y económica, no pasa de 8 horas, equivalentes a menos de 700 pesos. Además, los docentes deben de cubrir todos los gastos de los medios tecnológicos necesarios para impartir sus clases a distancia (computadora, impresora, escáner, teléfono, luz eléctrica, internet y consumibles), y sin algún tipo de capacitación.
Demandas que han agotado todas las instancias
Los directores que han estado al frente de la ENAH, pese a ser egresados de la escuela y conocer a fondo las problemáticas que enfrenta, no han mostrado ningún interés por resolverlas. Frente al reclamo del sindicato, las autoridades de la ENAH argumentan que se debe a “motivos presupuestales” establecidos por el INAH. Esa respuesta les dio, recientemente, el director Hilario Topete Lara.
Por su parte, los estudiantes organizados en la Asamblea General de la ENAH se han movilizado en varias ocasiones afuera del Museo Nacional de Antropología, como ocurrió el pasado 15 de mayo. Han denunciado que los acuerdos firmados por las autoridades en 2018 –después del paro de actividades de 29 días– no se han cumplido, no han mejorado las condiciones de estudio ni las condiciones de trabajo de los profesores de asignatura. En un pronunciamiento público leído afuera del museo, los estudiantes expresaron: “A 3 años, simplemente vemos cómo las promesas no fueron más que palabras vacías y firmas sin compromiso alguno, el mismo director del INAH expresó, en diferentes ocasiones, su compromiso con la ENAH para mejorar sus condiciones materiales y de estudio, sin embargo, sólo fueron promesas de político en campaña, bien aprendidas del viejo régimen priísta”.
Profesores y estudiantes han recurrido también a la Secretaría de Cultura (SC), instancia de la que depende el INAH. En octubre del 2019 entregaron un documento dirigido a su titular, Alejandra Frausto Guerrero, en el que expusieron el abandono presupuestal en infraestructura y mobiliario, la precaria situación salarial de los profesores de asignatura y el no cumplimiento de compromisos por parte del INAH. Solicitaron además la intervención de la Secretaría de Cultura para hacer un diagnóstico sobre las necesidades presupuestales de la ENAH en cada una de sus áreas. No han recibido respuesta alguna.
Profesores y estudiantes han recurrido hasta a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en donde entregaron un documento dirigido a Arturo Herrera Gutiérrez, en septiembre de 2020. En él solicitaron que la ENAH quedara exenta del recorte presupuestal del 75 por ciento para el INAH, anunciado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en las partidas de servicios generales, materiales y suministros. Pidieron además incremento presupuestal para la escuela y una auditoría a la ENAH y el INAH. De la SHCP recibieron un oficio en el que se informaba que se había enviado otro oficio a la Secretaría de Cultura, como instancia correspondiente, para que fueran atendidas sus demandas. Tampoco así obtuvieron respuesta de la Secretaría de Cultura.
Recurrieron entonces a la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados y, en noviembre de 2020, junto a otros sindicatos del INAH, se reunieron con el presidente de la misma, Sergio Mayer Bretón, a quien le plantearon las problemáticas y su demanda de incremento presupuestal para la ENAH. La comisión elaboró una propuesta de reasignación presupuestal que proponía restar 500 millones de pesos de los 3 mil 508 millones destinados al proyecto Complejo Cultural Bosque de Chapultepec, para destinarlos al INAH, y otros 500 millones de pesos para el Instituto Nacional de Bellas Artes. Sin embargo, la propuesta fue rechazada.
A nadie parece interesarle la Escuela Nacional de Antropología e Historia, salvo a los profesores de asignatura, los estudiantes y los trabajadores, quienes en los últimos años han impulsado distintos esfuerzos organizativos con el objetivo de salir de la precariedad e indefensión en la que se encuentran. Junto a la CTINAH y la Asamblea General de la ENAH, también se han formado la Asamblea General del INAH, el movimiento #YaPágameINAH y, desde hace más de 10 años, el Movimiento Nacional de Basificación. En ellos participan profesores de asignatura, estudiantes, asistentes de investigación y trabajadores técnicos, administrativos y manuales que, en común, demandan condiciones dignas de trabajo y estudio.
Recuperar la ENAH, fortalecer el INAH
El llamado de los profesores y estudiantes, así como de los trabajadores que sostienen las actividades sustantivas del instituto, es a rescatar la ENAH y sus contribuciones, así como a fortalecer el INAH, para lo cual tienen propuestas: mayor presupuesto para ambos; incremento salarial y basificación por justicia laboral para profesores de asignatura, investigadores y trabajadores en condiciones precarias –lo que exige el reconocimiento de su antigüedad y sus derechos laborales adquiridos, mediante examen de oposición cerrado, a través de lo cual se evalúen sus capacidades y formación académica, de acuerdo con la propia normatividad del INAH y la Ley Federal del Trabajo–; invertir para garantizar la renovación de la infraestructura y la modernización técnica de las escuelas y centros de trabajo; dar transparencia, actualizar y ampliar el banco de horas de la ENAH; actualizar, ampliar y aprobar una nueva estructura orgánica de la escuela que le permita cumplir con sus tareas de enseñanza-aprendizaje con alto nivel académico; abrir plazas de tiempo completo; impulsar la segunda parte del congreso reconstituyente; democratizar los procesos de elección, por voto secreto y universal, para director general del INAH y directores de centros de trabajo y escuelas; auditorías para la ENAH y el INAH con el objetivo de transparentar el uso y manejo de los recursos públicos.
En lo inmediato, los profesores demandan que las autoridades del INAH dejen de aplicar las medidas de austeridad republicana en sus condiciones de trabajo y que, por el contrario, en correspondencia con la justicia laboral que el Ejecutivo federal enarbola, se suspenda la cancelación arbitraria de materias; se garantice su continuidad laboral a partir del reconocimiento de la titularidad de las materias que han impartido y se terminen las exclusiones y vetos; incremento salarial y ampliación de prestaciones sociales, así como mejorar condiciones de infraestructura que impiden la adecuada formación de los estudiantes.
El 3 de febrero de 1939 se creó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con la misión de investigar, conservar y difundir el patrimonio cultural de México. En más de 80 años de existencia, el instituto ha impulsado la creación de Centros INAH en todo el país y, de acuerdo con datos proporcionados en su sitio web, “ha desarrollado una red de 160 museos, 191 zonas arqueológicas y, en 2018, la primera zona paleontológica del país en Rincón Colorado, Chihuahua, todas abiertas al público; además, el INAH es depositario de bibliotecas, archivos, fototecas, osteotecas y ceramotecas. El trabajo diario para conocer y poner en valor el patrimonio cultural de México cuenta con reconocimiento internacional a través de 35 inscripciones en la Lista de Patrimonio Mundial, y nueve elementos en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ambas de la UNESCO (sigla en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura)”.
Todos los logros anteriores, así como el prestigio nacional e internacional del INAH, se sustentan en el trabajo reconocido y no reconocido de miles de trabajadores y profesionistas egresados y en formación, quienes contribuyen a la investigación, docencia, difusión, conservación, restauración, guarda y custodia del patrimonio cultural de la nación. Hablamos de antropólogos sociales, historiadores, etnólogos, etnohistoriadores, lingüistas, arqueólogos y antropólogos físicos, entre otros profesionistas que, como lo han dicho innumerables veces, merecen condiciones dignas de estudio y de trabajo.
Nota
[1] INAH, 80 años de proteger, investigar, conservar y difundir nuestro patrimonio cultural
Paola Martínez González*
*Socióloga y maestra en estudios latinoamericanos