La reforma eléctrica que el presidente Andrés Manuel López Obrador envió al Congreso para su discusión definitivamente le conviene a México, considera el doctor Nicolás Domínguez Vergara. El profesor-investigador del Departamento de Sistemas de la Universidad Autónoma Metropolitana explica de forma sencilla el objetivo de la propuesta: se trata de que “cuando la familia llegue a su casa y oprima el switch tenga luz, y cuando les llegue su recibo de la luz, ¡lo puedan pagar!”
El experto en energía explica a Contralínea que la iniciativa, además, busca que el país transite a las energías limpias: en el mediano y largo plazo, esta reforma va a garantizar que México tenga electricidad de fuentes limpias. Ello, porque establece que es el Estado el que se va a encargar de la transición energética mediante el uso de fuentes renovables limpias.
Al respecto, el doctor en física de plasmas por la University of Texas at Austin advierte que “la transición energética no es fácil, no es rápida y no es barata”, puesto que las fuentes de generación son intermitentes y presentan muchos problemas. Ante ello, dice, lo que se necesita almacenar la electricidad. Y para poder hacer eso, “es necesario tener materiales muy especiales, como el litio, para que se pueda almacenar esa electricidad cuando hay mucha luz solar, cuando hay mucho viento, y se pueda usar [después] cuando no existen esas fuentes. Por ejemplo, en la noche en el caso de la solar”.
El físico Domínguez Vergara considera que es definitiva la transición energética. Sin embargo, advierte que por ahora prácticamente es la Comisión Federal de Electricidad (CFE) la que está pagando por esa transición energética.
Respecto de los contratos leoninos que obligaron a la CFE a subutilizar su propia infraestructura para privilegiar a las trasnacionales, el investigador de la UAM Azcapotzalco señala que esta situación no sólo ha pasado en México, sino también en Estados Unidos, India, Brasil, Inglaterra. “En muchos lugares del mundo las compañías privadas forzaron a que los gobiernos aceptaran productores independientes de energía para que sus empresas del Estado se fueran disminuyendo poco a poco [su presencia en el mercado eléctrico]; éstas les vendían electricidad a las compañías estatales y después forzaban a que se fracturaran sus compañías para después desaparecerlas. México no es único en ese caso”.
En el caso de la CFE, el doctor recuerda que la empresa estatal firmó contratos a 25 años de compra de electricidad, pero también que existe otra figura que se llama “de autoabastecimiento”, en la cual las compañías generan su propia electricidad para su consumo. Al resoecto, critica que “en México fueron más inteligentes estas compañías: tuvieron socios, vendían la electricidad. Estas compañías de auto-abasto básicamente eran compañías que competían con la CFE, tenían un mercado paralelo y no pagaban la transmisión de electricidad. Debido a este esquema, la CFE dejó de producir el 45 por ciento de electricidad que podría producir. Además tiene que comprar electricidad, lo cual le causa una pérdida de 438 mil millones en un año”.
La distorsión en el mercado eléctrico llegó a tal punto que el negocio no sólo era venderle la electricidad a la Comisión Federal de Electricidad mientras dejaban de pagar al Estado por la transmisión –lo que causa un daño de 51 mil millones de pesos–, sino que también “se dan certificados de energía limpia a estas empresas que tienen generadores, por ejemplo, fotovoltaicos que hacen energía con viento, que son como 36 centavos por kilowatt, cuando ellos dicen que su costo es de 20 centavos por kilowatt. Fíjese, por 16 centavos que están ganando en esa diferencia y que está pagando la CFE”.
El doctor Domínguez Vergara explica el círculo vicioso que se creó con estos esquemas contrarios al interés de la nación: la empresa productiva del Estado mexicano “tiene que pagar esa electricidad y tiene que apagar sus plantas, por eso es que se ve disminuida y actualmente nada más genera el 38 por ciento de la electricidad, y los privados el 62 por ciento a través de esos productores independientes de energía, esas centrales de auto-abasto”.
Al subutilizar las plantas de la industria pública se pierde una inversión de todos los mexicanos, advierte el experto en energías. Esa pérdida de 44 mil millones de dólares, señala, “es de nosotros porque nosotros invertimos en todas estas plantas que tiene la CFE. Es una cuestión en la que nosotros tenemos que saber cuál es exactamente el problema, y es que la CFE los está financiando [a los privados], está pagando por sus plantas. Ellos, al final de cuentas, tienen plantas, producen electricidad, la venden a la CFE y ésta se tiene que disminuir”.
Las grandes trasnacionales de la electricidad, advierte el investigador y académico de la UAM, no sólo destruyen las empresas del Estado, sino que también destruyen la planeación, que es muy importante porque sirve para asegurar cómo se va a abastecer la electricidad en el futuro. Esa planeación, subraya, debe hacerla el Estado, que es el único que realmente puede cuidar esa parte, “porque los privados únicamente de lo que se preocupan, su única función social es que los accionistas obtengan más ganancias, para que después ‘se derrame esa riqueza en los demás’. ¡Por favor! Nosotros tenemos que cuidar nuestra empresa, una que ha sido muy fuerte: siempre la CFE no nos falla”.
Acerca de la reforma eléctrica, el maestro en física por la UNAM indica que busca garantizar que los mexicanos tengan electricidad a precios justos, “porque estamos viendo en todo el mundo cómo las compañías privadas cuando le entran al negocio, su electricidad es más cara. Hasta en Estados Unidos las compañías privadas generan electricidad y cobran un 12 por ciento más que las del Estado, y eso ocurre en todo el mundo, no es privativo de México. Su esquema ya se conoce: estas compañías privadas abusan, corrompen y lo que dejan es una estela de pobreza, corrupción, apagones. Eso ya se sabe, y aquí ya realmente la CFE los está cachando, y ya tiene los números, tiene esos 439 mil millones de pesos que les tiene que pagar cada año”.
El doctor señala que la pérdida de 44 mil millones de dólares no es nada si se la compara con lo que ganaría la nación, “porque el mercado de México es un mercado de 6.4 millones de millones de pesos, y las compañías privadas se quedarían con el 46 por ciento de ese mercado, que es gigantesco, es como toda la electricidad que se produce en Argentina. Los privados no perderían, no se van a ir aun cuando les dejaran ese 46 por ciento porque es una ganancia tan grande que obtendrían con ese negocio que no en cualquier parte del mundo se la van a dar, pero sí, definitivamente se aproxima esta lucha”.
En la próxima discusión legislativa, el doctor en física de plasmas critica que incluso habrá académicos que defenderán a la iniciativa privada porque son las empresas las que les financian sus investigaciones. “Se aproxima una discusión bastante grande, y yo pienso que el pueblo de México debe saber lo que está en juego: sus inversiones, el futuro de que obtengan electricidad que puedan pagar, y energía limpia en el largo plazo. De eso se trata esa iniciativa presidencial”.
Para el científico esta reforma es muy necesaria porque ya se evidenciaron los daños de la privatización. “Cuando entró la reforma de [Enrique] Peña Nieto, lo que se decía es que los combustibles iban a bajar: ‘todos vamos a tener más gas natural, y por ende, el precio en la electricidad va bajar’. Eso no fue cierto: subió el precio de la electricidad 35 por ciento. Y ya se sabes, ahorita precisamente, cuáles han sido los daños: la CFE es la que está financiando, y si la CFE pudiera recuperar todos esos subsidios, obviamente tendría para más plantas fotovoltaicas, tendría para generar electricidad por viento, porque actualmente lo que se dice es que ‘la CFE no hace lo correcto’, pero se necesita financiamiento para la transición energética, y el financiamiento se le está dando a muchas compañías privadas a través de estos subsidios”.
Por ello, considera que si la empresa estatal dejara de dar esos subsidios tendría recursos. “Produce 8 por ciento por hidroeléctricas, pero podría producir hasta 18 por ciento. Actualmente tiene plantas para hacer un campo fotovoltaico en Puerto Peñasco [Sonora], que sería el más grande de toda Latinoamérica, o sea, se tiene los recursos. Y en la [reforma a la] ley se asegura que se puede hacer esa transición energética, es algo que definitivamente conviene, y sobre todo, si se reiteran esos subsidios”.
No obstante, el investigador de la UAM observa complicada la aprobación de la reforma. “La correlación de fuerzas no es favorable para que se apruebe esta reforma nada más porque sí y así como está. Se tiene que hacer una discusión de todos: a todos hay que escuchar. Que a todos, ojalá, se diera con los mismos datos, porque los privados, por ejemplo, mencionan unos datos y dicen: ‘¡qué bien está el sector eléctrico así, qué bien con estas compañías privadas, la CFE se está ahorrando mucho dinero!’ [Cuando la realidad es que] la CFE se está desmembrando, se está disminuyendo, se va a destruir porque era la intención de la reforma de 2013 con todos estos subsidios”.
Por ello, reitera que “lo que está en juego es cuánto vamos a pagar de luz, y si vamos a tener luz, y si realmente nosotros podemos mejorar este medioambiente usando fuentes más limpias que ahorita son intermitentes. Las fuentes no son buenas en el sentido de que cuando no hay sol o no hay viento pues no se puede generar electricidad, entonces tienen que entrar las plantas de la CFE porque son responsables de que haya luz. Esos respaldos los tiene que pagar la CFE, y no nada más cuando dejen de funcionar, todo el día deben estar funcionando esas plantas para que cuando no haya luz por sólo viento, entren”.
El investigador de la UAM también señala que esta reforma eléctrica trata de corregir los privilegios indebidos de los que gozan las trasnacionales. “Se trata de que las compañías no abusen como lo han hecho en otras partes del mundo. Obviamente el Congreso tendrá que discutir, las compañías definitivamente tendrían que ir, deberían ir, lo más seguro es que no vayan porque, cómo van a decir: ‘sí, ha sido un fraude, perdónenos. Vamos a tratar de cubrir esos desfalcos”. Imagínese a alguien así, alguien de Walmart, alguien de Oxxo, alguien de Banamex, qué vergüenza”.
Por ello, el académico considera que es fundamental para la gente saber que podría pagar menos por la luz en el futuro. “Cómo es posible que en Oxxo, Bimbo, Walmart paguen alrededor de 1 peso cuando nosotros pagamos 2 pesos 30 centavos por kilowatt/hora, y ellos están pagando 1 peso por kilowatt/hora. Que la gente sepa por qué pagan tan barato. Pues obviamente por todos estos subsidios, por todos estos empresarios que se pasaron de inteligentes. Y al pasarse con esa inteligencia están violando la ley: el contrato no dice eso, que pueden tener socios. Primero eso, y yo pienso que definitivamente la gente tiene que hablar un poquito más, de tener la oportunidad de que puedan decir realmente lo que está pasando con su recibo de la luz, que puedan tener un mejor precio si no se hacen esos subsidios [que sólo favorecen a las grandes empresas]”.
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