Un documento obtenido de la Comandancia General de la Región Militar VII da cuenta de la mayor transformación de las Fuerzas Armadas Mexicanas en su etapa moderna. Se trata, en principio, de una reorganización al interior de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que modificará todas sus estructuras y la convertirá en una gran secretaría militar con tres Fuerzas Armadas, sus respectivos Estados Mayores y un Estado Mayor de la Defensa Nacional, de carácter conjunto.
Contará con una fuerza de 400 mil efectivos, un despliegue permanente por todo el país y más facultades y funciones para poder cumplir con las nuevas tareas asignadas, incluidas aquellas que anteriormente realizaban civiles.
El proceso ya ha iniciado y, desde el Poder Ejecutivo que encabeza Andrés Manuel López Obrador, se anunció la creación de la Comandancia General del Ejército Mexicano y la próxima incorporación de la Guardia Nacional a la Sedena. Pero también el documento, titulado Reorganización de la Sedena, vislumbra etapas subsiguientes que, con las reformas a la otra dependencia castrense, la Secretaría de Marina (Semar), terminarán por modificar toda la milicia del Estado mexicano.
El doctor en sociología Guillermo Garduño Valero, especialista en Fuerzas Armadas y seguridad nacional, observa un proceso de alto riesgo para el Estado mexicano. De fracasar en esta reorganización, el país podría sumirse en un militarismo que, además, está siendo expuesto a la corrupción. Advierte que, por ello, esta reforma no puede ser resultado de una imposición.
El general de división Héctor Sánchez Gutiérrez asegura que esta reorganización sí parte del interior de las Fuerzas Armadas y responde a la actual realidad mexicana, así como a las nuevas tareas que tienen encomendadas. Todo se hace, señala, con el acuerdo de oficiales y tropa.
Más aún, esta reorganización surgió desde el interior de la milicia y es una respuesta orgánica para no desaparecer, considera el doctor en teoría crítica y especialista en Fuerzas Armadas Emilio Vizarretea Rosales.
El politólogo, internacionalista y abogado, profesor de varias generaciones en el Centro de Estudios Superiores Navales (Cesnav) de la Semar y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que la transformación se está efectuando con el acuerdo de los militares. No es algo que pueda imponer por sí mismo el gobierno federal sin tener el aval de las propias Fuerzas Armadas. De hecho, esta reforma surge del interior de la Milicia mexicana para adaptarse y sobrevivir.
Para el académico, se trata de una “respuesta institucional, tranquila y calmada, que les da sobrevivencia”. La restructuración “es una especie de salvavidas” para poder enfrentar las nuevas tareas.
Explica que la restructuración de las Fuerzas Armadas responde a las nuevas funciones y actividades que el poder político les ha solicitado. Esta reorganización resultaba obligada para no generar conflictos de interpretaciones en las estructuras de mando. En ese marco se inscribe también la incorporación de la Guardia Nacional, como nueva Fuerza Armada, a la Sedena, señala.
Advierte que la reforma en marcha no se trata de cambios decorativos. Por el contrario, se les imprime a la Fuerzas Armadas una perspectiva para los próximos 30 años. “No solamente es un cambio de maquillaje; va a más a fondo porque no solamente es cambiar los logos”. Detalla que esta reorganización alcanza al “poder en la estructura de mando y los cuarteles”.
De acuerdo con el documento, la Sedena contará ahora con tres comandancias y Estados Mayores para cada una de las Fuerzas Armadas que organizará y administrará: el Ejército Mexicano, la Fuerza Aérea Mexicana y la Guardia Nacional. E integrará un Estado Mayor la Defensa Nacional, superior en jerarquía a los tres anteriores. Esta reorganización se llevará a cabo en dos etapas. La primera de ellas, con dos fases ya en marcha.
A la Sedena estará adscrita no sólo el Ejército Mexicano con 220 mil elementos y la Fuerza Aérea con 30 mil efectivos, sino la Guardia Nacional con sus 150 mil integrantes.
Así, el despliegue bajo el mando de la Sedena será de 45 cuarteles de Zonas Militares del Ejército, 110 Batallones de Infantería, un Batallón de Infantería de Asalto; 24 Compañías de Infantería No Encuadradas; tres Brigadas de Infantería Ligera y una Brigada de Infantería de Guardias Presidenciales. También, de 24 Escuadrones de la Fuerza Aérea; cinco Grupos, dos Alas; 18 Bases Aéreas Militares; nueve Estaciones Aéreas Militares; 33 Estaciones Meteorológicas Militares y 19 Depósitos de Abastecimientos Aéreos. Y, finalmente, 248 cuarteles de la Guardia Nacional.
La primera etapa consiste en la creación de la Comandancia del Ejército Mexicano, ya oficializada el 13 de agosto pasado, y la restructuración de los organismos administrativos de la Sedena, ya en curso. La segunda etapa implicará la incorporación de la Guardia Nacional como Fuerza Armada, programada para 2022.
La nueva Comandancia del Ejército cuenta con su propio Estado Mayor, destaca el documento. Con ello, se consolida como una rama específica al interior de la Sedena, el órgano de la Administración Pública Federal.
En el diagnóstico que incluye el escrito se señala que, hasta antes del inicio de esta reorganización, el Ejército Mexicano no contaba con una Comandancia. Por ello, el control operativo y administrativo era ejercido de manera directa por el Estado Mayor de la Defensa Nacional. Esta carencia también implicaba la sobreposición de funciones en el nivel internacional en foros de nivel de Ministerios o Secretarías con los del nivel de Ejércitos o Fuerzas Armadas.
A nivel “macro”, señala el documento, la Sedena contará ahora con nueve grandes instancias. La primera es el Estado Mayor de la Defensa Nacional (conjunto), el único con atribuciones tanto en el ámbito “Fuerzas Armadas” como en el de “Administración Pública federal”.
En “Fuerzas Armadas” quedan inscritos: la Comandancia del Ejército, la Comandancia de la Fuerza Aérea, la Guardia Nacional, los Mandos Territoriales y la Inspección del Ejército. En “Administración Pública Federal” se inscriben la Subsecretaría de la Defensa Nacional, la Oficialía Mayor y el Órgano Interno de Control.
Emilio Vizarretea destaca que la reforma buscará reorganizar la operación con la Fuerza Aérea pero también resolver el problema actual de tener dos Ejércitos de tierra: el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional. “No puede haber, conforme a la doctrina, dos Ejércitos, porque eso generaría conflicto en la cadena de mando”.
Precisamente por ello, señala, se crea la figura de comandante superior, que se hace cargo de todas las operaciones del Ejército Mexicano, con su propio Estado Mayor.
La intención, considera, es que la operación militar se concentre en un sólo Estado Mayor de la Defensa Nacional que integra a los Estados Mayores de cada una de las tres Fuerzas: el Ejército Mexicano, la Fuerza Aérea y la Guardia Nacional. “Esto le va a dar la fuerza para la operación militar en su diseño y, hasta cierto punto, cierta autonomía”.
Vizarretea advierte que, hasta el momento, se trata de una restructuración orgánica, de la que no se alcanzan a ver todos los alcances. Explica que el proceso apenas inició, pero es de largo aliento.
Guillermo Garduño, especialista en América Latina por la Universidad de Pittsburgh y profesor invitado del Cesnav, el Colegio de la Defensa Nacional (de la Sedena) y la Escuela de Inteligencia para la Seguridad Nacional (del actual Centro Nacional de Inteligencia, antes Centro de Investigación y Seguridad Nacional) considera que con la restructura no se alcanza a resolver la problemática que significa crear otra fuerza militar para combatir la delincuencia.
Lo anterior, explica, porque la incorporación de la Guardia Nacional también es un choque de conceptos sobre la seguridad nacional y pública. Ahora a la Sedena se le agrega una nueva función de Guardia Nacional, señala, cuando esta Fuerza nació supuestamente como un órgano civil para el combate a la delincuencia. “Se confunde policía con Guardia Nacional”.
Considera que el Ejército Mexicano no está preparado para realizar labores policiacas. “Falta mucho para tener una escuela de cuadros encargados de prevención de delincuencia, de inteligencia de penetración de la delincuencia, que es muy diferente a la inteligencia militar”. Por verse, señala, cómo van a coexistir los dos modelos dentro de una secretaría.
Explica que el reto no es menor, porque la actual reorganización tiene una vertiente muy peligrosa si no se realiza adecuadamente: la militarización creciente de la vida nacional. Se trata de un proceso que se justifica bajo la idea de combatir la delincuencia y la corrupción, pero agregar funciones a los militares no garantiza por sí sola la erradicación de prácticas corruptas. Incluso, lo que puede ocurrir es que la corrupción alcance a las Fuerzas Armadas.
Señala que la incorporación de la Guardia Nacional a la Sedena plantea problemas de delimitación de funciones y competencias de lo que le corresponde a cada Fuerza Armada. Considera que con lo que puede leerse del documento no queda resuelta esta problemática, que no es menor, porque puede generar problemas en la estructura de poder y cadena de mando.
El documento señala que la reorganización de la Sedena sí implicará “adecuaciones al marco normativo”, aunque no en la primera etapa. Destaca que no serán necesarios mayores recursos económicos y no viola la Ley de Austeridad Republicana. Detalla que esta reorganización no crea plazas presupuestales adicionales ni implica la construcción de instalaciones. Sí obliga, advierte, una redistribución de recursos humanos, materiales y financieros.
En la primera etapa, con dos fases, la Sedena habrá creado la mencionada Comandancia del Ejército Mexicano pero también habrá asignado funciones a las Fuerzas Armadas de tierra y de aire y establecido que el Estado Mayor de la Defensa Nacional controle las políticas y los sistemas institucionales.
Además, se fortalecerán y asignarán funciones a los órganos auxiliares y las dependencias administrativas. Se trata de la Subsecretaría de la Defensa Nacional, la Oficialía Mayor, la Inspección y Contraloría General, la Unidad de Asuntos Jurídicos (UAJ), la Unidad de Comunicación Social y la Unidad de Vinculación Ciudadana (Univic). Y, de manera destacada, los órganos del Fuero de Guerra.
El general de división Héctor Sánchez Gutiérrez, diplomado de Estado Mayor y también maestro en prevención y participación ciudadana, observa que en el nuevo organigrama todas las funciones de justicia militar quedan centralizadas en la Defensa Nacional y, por su puesto, incluye a la Armada de México, la milicia del mar adscrita a la Semar.
Considera que esta situación no generará problema alguno porque ahora “hay una gran coordinación que se ha ido fortaleciendo desde hace 2 sexenios. Con la Armada hay unidad de doctrina perfectamente bien definida en defensa y seguridad nacional”.
Abona: “El primer principio de la guerra es la unidad de mando. El mando es único e indivisible. En el caso de México, el comandante supremo es un civil y lo designan cada 6 años los mexicanos, y se le designa comandante supremo”.
Reconoce que la Semar está haciéndose cargo de una serie de nuevas atribuciones. Está echando mano de los recursos humanos de la Armada de México para poder cumplir con lo que le ha ordenado el presidente. Para ello, ha sido necesario modificar leyes y, por lo tanto, la participación de los legisladores.
Señala que la Sedena y la Semar están viviendo las mejores épocas de coordinación. Ya habían logrado una coordinación importante desde el sexenio pasado. Ahora el acercamiento es “extraordinario”, de tal suerte que, por ejemplo, “ya vamos a las escuelas de los marinos, los marinos vienen a las de nosotros”.
Explica que “todo lo jurídico” ha quedado dentro del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Y engloba a todas las Fuerzas Armadas, incluyendo a la Armada, aunque esté adscrita a la Semar. La Dirección de Justicia Militar y la Fiscalía de Justicia Militar “no dependen del Ejército, ni de la Fuerza Aérea ni de la Armada; dependen del Alto Mando”. Bajo la misma jurisdicción, por su puesto quedará la Guardia Nacional.
El general Héctor Sánchez Gutiérrez dice que se trata de una restructuración que atiende a los criterios actuales de las Fuerzas Armadas. Viene a fortalecer la coordinación no solo entre las Fuerzas Armadas adscritas a la Sedena, sino también con la Armada, adscrita a la Semar.
En la reorganización de la Sedena, señala el documento, el general secretario, a través del Estado Mayor de la Defensa Nacional, continuará controlando directamente las políticas nacional de defensa, de administración de recursos humanos, presupuestal y de comunicación social. En el ámbito operacional, seguirá a cargo de los sistemas operativo, logístico, administrativo, inteligencia, educativo, de adiestramiento, de doctrina y de liderazgo militar.
Se advierte que con esta transformación el Estado Mayor de la Defensa Nacional estará ahora integrado, de manera proporcional, con personal tanto del Ejército como de la Fuerza Aérea “en todos sus niveles funcionales”. Y reorientará todo su funcionamiento “hacia el de un Estado Mayor Conjunto”.
Guillermo Garduño dice que El discurso del encargado del Estado Mayor es muy interesante. Primero: recupera una idea de la época del siglo XIX sobre la visión del Estado Mayor capaz de mover a todo el aparato. Un estado Mayor Conjunto es el cerebro desde el cual se transforman los ordenamientos en una serie de elementos de carácter operativo.
Por su parte, la nueva Comandancia General del Ejército Mexicano estará a cargo de todas las instancias de esta Fuerza Armada. En el ámbito operativo tendrá coordinación, por un lado, con los mandos territoriales, las regiones militares y las zonas militares. Por el otro, con los cuerpos especiales, las Fuerzas Especiales, la Policía Militar y las Aerotropas.
Y ejercerá el control sobre el Estado Mayor del Ejército y las direcciones de Infantería, Caballería, Artillería, Arma Blindada, Policía Militar, Defensas Rurales e Ingenieros. Además, contara con su propia Unidad de Comunicación Social y Asesoría Jurídica.
Con respecto de las facultades entre el secretario de la Defensa Nacional y el comandante del Ejército en materia internacional, el documento señala que el titular de la Sedena será el interlocutor con los ministros de defensa de todo el Continente, mantendrá interacción con el Comando Norte de Estados Unidos y estará cargo, por parte de México, del “diseño de la Visión Estratégica Mutua México-EUA”.
Por su parte, el comandante del Ejército será el interlocutor en la conferencia de los Ejércitos americanos, mantendrá interacción con los Ejércitos del Norte y del Sur del Continente y será el encargado de ejecutar la Visión Estratégica Mutua México-EUA.
La Fuerza Aérea Mexicana, por su parte también tendrá una reorganización interna. Ya contaba con su propia Comandancia General. Ahora se coordinará con los Mando Aéreos, las Regiones Aéreas, las Bases Aéreas y las Estaciones Aéreas. Por el otro lado, con las Guarniciones Aéreas, Alas Aéreas y Grupos Aéreos.
Y tendrá bajo su control el Estado Mayor de la Fuerza Aérea y las direcciones de Meteorología, Control de Vuelo, Mantenimiento de Material Aéreo, Electrónica de Aviación, Material Bélico de Fuerza Aérea y Abastecimiento de Material Aéreo.
Además, se creará la Subjefatura de Doctrina del Estado Mayor del Fuerza Aérea. También integrará una Asesoría Jurídica y una Unidad de Comunicación Social, controladas administrativamente por la nueva Subjefatura. Y se especifica que la Brigada de Fusileros Paracaidistas pasará al Cuerpo de Aerotropas del Ejército Mexicano.
Sobre esta restructura al interior de la Fuerza Aérea, Guillermo Garduño considera que no es suficiente para fortalecerla, una demanda de décadas. Señala que en el documento sigue manteniendo que la Fuerza Aérea sea dependiente del Ejército de Tierra.
Explica que México no cuenta realmente con Fuerza Aérea, precisamente por esta dependencia de las Fuerzas de Tierra. El sector tecnológicamente más desarrollado del Ejército debería ser el de la Fuerza Aérea. “En cualquier país es una fuerza que tiene una autonomía relativa. No se ha entendido que la Fuerza Aérea Mexicana ya debería tener esa autonomía. Se le sigue colocando como apéndice, cuando ellos mismos reconocen que tienen grados, escuelas militares, un desarrollo muy incipiente a nivel tecnológico”.
Garduño Valero añade que mayor autonomía de la Fuerza Aérea, que incluso tiene una circulación de mandos, permitirá desarrollar a un Ejército, el del aire, que actualmente no tiene posibilidades de cubrir todo el espacio aéreo mexicano e, incluso, tiene capacidades inferiores a la de los vecinos del Sur.
“De la coordinación, que no dependencia, resulta el éxito de las misiones. En casos de guerra, de desastre y demás, es la Fuerza Aérea la primera en alcanzar los puntos. La mayoría de los equipos que dispone la Fuerza Aérea ya son obsoletos o tienen problemas de mantenimiento.”
Sólo para la primera fase de reorganización de la Sedena se deberán reformar la Ley Orgánica del Ejército y la Fuerza Aérea, la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y el Reglamento Interior de la Secretaría de la Defensa Nacional, el Manual de Organización General de la Sedena.
El general Héctor Sánchez Gutiérrez explica que en estas primeras dos fases no fue necesaria la participación del Poder Legislativo porque se trata de una reorganización interna. Ya la segunda sí requerirá de un trabajo exhaustivo de los legisladores porque para incluir a la Guardia Nacional “hay un montón de leyes que tiene que trabajarse; será la etapa del año que viene”.
Las normativas, deberán modificarse –señala el documento– para especificar nuevas atribuciones de la Subsecretaría de la Defensa: ocupar el mando durante las faltas temporales del secretario de la Defensa; presidir el Comité del Fideicomiso Público de Administración para la Adquisición de Equipo Militar y otros comités, y controlar Direcciones Generales “que no llevan el manejo de recursos presupuestales”.
Asimismo, para facultar a la Oficialía Mayor para la planeación, programación, presupuestación, ejercicio, control y evaluación del gasto público; informar del gasto público a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y a la Secretaría de la Función Pública; llevar la programación, presupuesto, tecnologías de la información, recursos humanos, materiales, contabilidad y archivo; organizar y reportar la planeación, programación, presupuesto, ejercicio, control y evaluación respecto del gasto público, y controlar Direcciones Generales que manejan recursos presupuestales.
La segunda etapa iniciará antes de que finalice el año con la presentación de la iniciativa de reforma constitucional, la discusión en el Congreso y promulgación. En 2022 se presentará la legislación secundaria y se dará revista a la entrada de la Guardia Nacional como Fuerza Armada adscrita a la Sedena.
Al final de las dos etapas del proceso de reorganización, la Subsecretaría de la Defensa se hará cargo de funciones que anteriormente las Sección Primera del Estado Mayor de la Defensa, como los acuerdos de ingreso y egreso de los planteles del Sistema Educativo Militar y los asuntos relacionados con la promoción de los derechos humanos al interior de la Sedena.
Asimismo, se hará cargo de la representación de la Secretaría ante organismos intersecretariales e interinstitucionales como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la coordinación con el Comité de Transparencia del Servicio de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) y la participación en la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid). Estas funciones estaban a cargo de la Sección Quinta del Estado Mayor de la Defensa Nacional.
Finalmente, también se hará cargo de las de investigación, control de plazas de profesores civiles en el Sistema de Educación Militar, postular personal ante el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y lo relacionado con los convenios de los centros educativos militares con instituciones de México y el extranjero. Estas funciones estaban a cargo de a Sección Sexta del Estado Mayor de la Defensa Nacional.
Por su parte, la Oficialía Mayor es otra dependencia que se hará cargo de funciones antes responsabilidad del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Entre ellas, las de Transparencia, el Fideicomiso de Apoyo a familiares de militares incapacitados o fallecidos, integrar le presupuesto y coordinar su ejercicio, protección ecológica, realización de obras.
Vizarretea señala que la restructuración de la Sedena no puede verse aislada de la que está ocurriendo en la Semar. De hecho, ahí ya ha sido necesaria la reforma constitucional, pues se les ha regresado puertos y aduanas que controlaban la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
Con ello será responsable, por ejemplo, “del control de los precursores para la generación de drogas sintéticas”. Y aunque formalmente sigan vinculadas a este tema la Fiscalía General de la República, la Secretaría de Salud y la SCT, “perdón que lo diga así, ya no sirven para nada esas áreas: todo se concentra en Fuerzas Armadas, se la Defensa o sea la Marina”.
Guillermo Garduño señala la necesidad de un Comando unificado que debería de unir a las tres Fuerzas: Ejército, Armada, y Fuerza Aérea. Sin embargo, hay rivalidades entre ellas que no se han superado del todo. Hay rivalidades en la Fuerza Aérea con respecto del Ejército y con la Armada. Hay campos de competencia que se producen enfrentamientos y que son históricos. “No olvidemos que para volverse autónoma y crearse, primero el Departamento de Marina, con Cárdenas, y con Ávila Camacho la Secretaría de Marina, pues fueron años”.
También señala que con la actual reforma se expone a las Fuerzas Armadas a la penetración de la delincuencia organizado y de la corrupción. Y se están abriendo espacios de militares en el ámbito electoral a través de todos los partidos.
“Tenemos muy pocos años de vida civil. Y meter cambios que no estén perfectamente consensados en las estructuras de mando, sino que vengan desde arriba para imponerse hacia abajo, puede generar problemas en la oficialidad o incluso hasta en la misma tropa. Ahorita las Fuerzas Armadas lo mismo están atendiendo aduanas que siendo albañiles para construir aeropuertos.”
Sobre si la reforma está preparando el terreno para que en el futuro sea un civil quien esté a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional, señala que no parce viable ni en el mediano plazo. Para tener un civil al frente de la Secretaría se debe crear una élite civil profundamente conocedora de las estructuras militares, explica. No se trata de tener especialistas académicos, sino que hay problemas muy severos que tienen que ventilarse entre las Fuerzas Armadas con respecto del mando civil y el enlace con el presidente de la República; “pero eso requiere de un conocimiento de muy largo plazo y visión y alcance que no tenemos”.
Sobre la reforma que está experimentando la Semar, señala que vienen “muchos problemas” a enfrentar. No será problema que el Congreso la apruebe, sino ponerlo en marcha. Un Estado Mayor Conjunto es el que transforma las órdenes en elementos operativos para su ejecución. Y si existen ahí resistencias [para las nuevas funciones] o no hay coordinación; si no existe un plan perfectamente especificado y consensuado, habrá fracaso.
El fracaso sería de alto riesgo para el Estado mexicano en estos momentos, señala, “cuando el crimen organizado puede corromper a muchos mandos y dar al traste con muchas cosas. De hecho en América Latina ya ocurrió. No podemos nosotros negar que el militarismo que surgió en la década de 1970 estuvo vinculado a una serie de pillos, de actores no estatales involucrados en el debilitamiento del Estado”.
Advierte, “con Pinochet llegó todo el neoliberalismo que después se implantó en toda América Latina. Y él no tenía un proyecto económico, pero lo tomaron de Estados Unidos, lo probaron y lo difundieron. Y hasta la fecha es vigente, incluso en México”.
Contralínea solicitó entrevista con la Sedena sobre la reforma militar en marcha. A través de la Dirección de Comunicación Social, respondió que “por el momento no es posible atender su petición; sin embargo, con gusto en la primera oportunidad se atenderá su requerimiento”.
El general de división Luis Cresencio Sandoval González, titular de la Sedena, dijo que la reorganización en marcha de la Secretaría es resultado de una “evolución” de las Fuerzas Armadas Mexicanas.
Durante su discurso en la parada militar conmemorativa del 211 aniversario del inicio de la lucha por la Independencia de México, el general se refirió a la reforma militar. “Nuestras instituciones armadas de tierra mar y aire evolucionan a la par de México, constituyéndose en elementos fundamentales para la defensa de su integridad, independencia y soberanía, así como para su seguridad interior y apoyo a la sociedad; pero también para el desarrollo nacional”.
Agregó que el “Ejército, Fuerza Aérea y Armada objetivamente se adaptan a los tiempos actuales y al contexto de nuestro país”. Además, señalo que soldados y marinos “nos preparamos cada día para fortalecer nuestras capacidades institucionales en aras de cumplir de manera eficaz las misiones y tareas que tenemos asignadas”.
Expuso que el adiestramiento, la organización, las capacidades operativas y logísticas, la disciplina y la marcialidad son aspectos “que se han fortalecido con la reorganización de la Secretaría de la Defensa Nacional, la reciente creación de la Comandancia del Ejército Mexicano y la evolución del Estado Mayor de la Defensa Nacional como Estado Mayor Conjunto”.
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