La cercanía constante de las madres durante el embarazo con zonas de explotación de gas fósil –mal llamado “gas natural”– podría repercutir en la presencia de malformaciones congénitas del sistema digestivo, del sistema circulatorio, de los órganos genitales, y de fisura del paladar y labio leporino en recién nacidos, señala el estudio Impactos al desarrollo fetal por proximidad a pozos de gas “natural” (fósil): anomalías congénitas y genéticas en recién nacidos en la provincia petrolera de burgos 2017-2021.
Al respecto, explica que el gas fósil es una mezcla de gases cuyo elemento principal es el metano (gas de efecto invernadero). Agrega que se tiene evidencia de que este gas causa afectaciones a las vías respiratorias (asma y enfermedades pulmonares).
También se conocen otros impactos negativos a la salud humana provenientes de las actividades de extracción y producción del gas fósil. Por ello, la investigación analizó datos de bebés a quienes, al momento del nacimiento les fue diagnosticada alguna malformación congénita, deformidad o anomalía cromosómica.
En total, se analizaron más de 153 mil nacimientos ocurridos en la región petrolera de Burgos entre 2017 y 2021. Ubicada al noreste de la República mexicana, entre Tamaulipas y Nuevo León, la cuenca de Burgos se extiende costa afuera y cubre una superficie de casi 74 mil kilómetros cuadrados. Respecto de la producción de gas fósil, es la segunda zona de mayor importancia en México.
De acuerdo con el estudio, “para determinar el nivel de exposición a los pozos activos de gas de la localidad de residencia de las madres durante el embarazo, se exploró en un radio de 16 kilómetros el número de pozos activos y la distancia a éstos desde cada localidad. Se encontró que existe un número mayor de casos de anomalías relacionadas con malformaciones congénitas del sistema digestivo, del sistema circulatorio, de los órganos genitales, y de fisura del paladar y labio leporino en recién nacidos cuyas madres habitaron, durante el embarazo, más cerca de pozos de gas fósil”.
Elaborado por los investigadores Manuel Llano y Carla Flores Lot –de Cartocrítica y el Centro Mexicano de Derecho Ambiental–, el análisis concluye que “de confirmarse esta relación, sería necesario revisar las regulaciones ambientales y de salud vigentes para el sector extractivo de hidrocarburos, pues éstas resultarían ser insuficientes”.
Ello, porque sus hallazgos coinciden con los reportados en 2014 por McKenzie y Janitz para Colorado y Oklahoma [Birth outcomes and maternal residential proximity to natural gas development in rural Colorado]. Incluso, la investigación recién presentada por Cartocrítica y el CEMDA revela que Burgos presenta una mayor prevalencia de anomalías ante la exposición a los pozos de gas con respecto de las anomalías estudiadas en las provincias estadunidenses.
Ante ello, CEMDA señaló que son evidentes los impactos en la salud, la calidad del aire y el calentamiento global ocasionados por los combustibles fósiles, por lo que urgió a que el gobierno y las empresas hagan efectivas las regulaciones de emisiones de metano en el sector hidrocarburos.
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