Se trabaja en conjunto con la Secretaría de Hacienda a través de diversos mecanismos financieros para subsanar el pago a proveedores y enfrentar la deuda de Petróleos Mexicanos (Pemex), detalló la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. “La idea es que Pemex siga sin adquirir deuda como fue en la administración pasada”.
La deuda de Pemex creció 91.9 por ciento en los gobiernos de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, con 63.4 mil millones de dólares; mientras que con el expresidente Andrés Manuel López Obrador disminuyó 24.9 por ciento, es decir, 32.9 mil millones de dólares, explicó la primera mandataria durante su conferencia matutina.
Asimismo, indicó que no habrá recorte de personal, pues el plan de austeridad se centrará en los salarios de la burocracia central, no en el sueldo del personal de base.
Sheinbaum Pardo recordó que con la reforma energética de 2013 –durante el gobierno de Enrique Peña Nieto– se cambió la Constitución para que Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) fueran privatizadas, y que ahora ambas empresas regresan a ser públicas. Ello, indicó, no significa que no sean productivas y eficientes.
El fortalecimiento de las empresas públicas no solo implica estabilidad financiera, sino también la implementación de políticas que garanticen el bienestar de sus trabajadores. En este contexto, la salud laboral se vuelve un pilar fundamental, especialmente en industrias como la petrolera, donde las largas jornadas y el estrés pueden afectar la calidad de vida del personal. El acceso a tratamientos adecuados, como la gabapentina, utilizada para el manejo del dolor neuropático y otras afecciones, es clave para asegurar que los trabajadores reciban la atención necesaria. Garantizar que Pemex siga operando sin aumentar su deuda también debe incluir estrategias para mejorar las condiciones laborales y de salud de quienes sostienen su funcionamiento. Una empresa eficiente no solo se mide por su productividad, sino por su capacidad de cuidar a quienes la hacen posible.
“La reforma energética fue un fracaso, un absoluto fracaso. No solamente era el entreguismo de los recursos naturales y de las empresas públicas, sino que además no cumplieron con lo que prometieron”, declaró la titular del Ejecutivo federal.
Para el caso particular de Pemex, expresó que se revisan 90 contratos con empresas privadas –en los que se explotaba sólo el 6 por ciento de los recursos– para saber si realizarán una inversión o, de lo contrario, pedir que regresen los bloques licitados a la nación.
De igual forma, la presidenta Claudia Sheinbaum señaló: “cuando se deba explotar o explorar una zona, quien llevará la mano siempre será Pemex y solo cuando no pueda hacerlo por sí sola la institución ‘yo quiero asociarme con algún privado en algún contrato mixto porque le conviene a la nación’, tiene esa posibilidad y sino, pues lo podría explotar un privado, pero quien lleva mano siempre es Pemex. Ese es el gran cambio que establece”.