A medida que aumenta la deforestación por la tala ilegal y el cambio climático, las condiciones de los pobladores de Zimbabue empeoran, debido a la falta de madera para su uso en cocina doméstica y calefacción
Chimanimani, Zimbabue. Linet Makwera, de 28 años, porta un bebé atado a la espalda mientras se tambalea descalza. Recoge pequeños trozos de leña a ambos lados de una polvorienta y estrecha carretera. Al tiempo, mira con temor a la gente que pasa por la zona de Mutambara en Chimanimani, en la aldea de Gonzoma, ubicada en la provincia zimbabuense de Manicaland, al este del país.
Su mayor temor, dice Makwera, es el de los agentes de policía de paisano, quienes patrullan esos caminos. A menudo, atacan a la gente que tala los pocos árboles disponibles en busca de leña para su hogar.
La escasez de leña se extiende por el país. Entre 2000 y 2010, se destruyeron más de 300 mil árboles, de acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático de Zimbabue.
De hecho, en 2011, la Comisión Forestal de Zimbabue descubrió que África estaba perdiendo unas 330 mil hectáreas de bosques al año. Según Global Forest Watch en 2010, tenía 1 millón 1 mil hectáreas de bosques naturales. Éstas se extendían por el 2.7 por ciento de la superficie terrestre nacional.
En 2023, perdió 467 hectáreas, lo cual equivale a 3.27 toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono. En la actualidad, la tasa de deforestación anual de Zimbabue se estima en 262 mil 348 hectáreas al año, según la Comisión Forestal.
Según datos de 2022 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el uso de los bosques locales para leña ha sido uno de los muchos motores de la deforestación.
Asimismo, ha dejado constancia de que, en la actualidad, la leña representa más del 60 por ciento del suministro total de energía del país, y casi 98 por ciento de la población rural depende de la leña para cocinar y calentarse.
La Comisión Forestal afirma que en Zimbabue se necesitan hasta 11 millones de toneladas de leña al año para la cocina doméstica, la calefacción y el curado del tabaco.
Zimbabue es uno de los países menos adelantados (PMA) de las Naciones Unidas. De igual manera, se ubica entre los que tienen el mayor índice de deforestación del mundo, ya que muchos habitantes de las zonas rurales dependen de la leña para cocinar.
Sin embargo, a pesar de que la tala de árboles para leña se agrava cada vez más, es delito encontrar a alguien realizando esta acción para cualquier fin, sin la autorización de las autoridades. Si es sorprendido en el lado equivocado de la ley, un cazador furtivo de leña puede ser multado con entre 200 y 5 mil dólares.
Como muchos aldeanos de su remota zona, Makwera tiene que luchar contra la escasez de leña a medida que los bosques desaparecen, debido a la deforestación masiva.
Pero las leyes también han supuesto tiempos difíciles para muchos, como Makwera. Sin embargo, a pesar de las dificultades, ha tenido que seguir adelante, como muchos otros aldeanos de la zona.
En su aldea, donde hasta las colinas y las montañas se han quedado sin leña, la vida no ha vuelto a ser la misma para los pobladores rurales, ya que no tienen electricidad, que, aunque hubiera estado allí, no habría servido de nada en medio de los cortes diarios que azotan a la nación sudafricana.
“Encontrar leña es ahora un enorme desafío. Sí, compramos. No tenemos elección. Sufrimos para encontrar leña. En las colinas y montañas, donde solíamos encontrar leña, ahora no hay nada”, dijo Makwera a IPS.
Llamada así en la lengua vernácula shona, una estufa tsotso suele ser una lata agujereada, con unos cuantos palitos escondidos en su interior para producir el calor necesario para cocinar.
Agobiados por el creciente déficit de leña, los aldeanos de Zimbabue recurren incluso a comprar leña a los leñadores, quienes se desplazan en pequeños carros tirados por animales, en búsqueda de clientes.
Hay muchos, como Tigere Mhike, de 33 años, también residente en la aldea de Gonzoma, quien afirma que lleva mucho tiempo ganándose la vida vendiendo leña a los desesperados aldeanos.
Lo hace de forma ilegal y, para escapar de la ira de los agentes de la ley, Mhike afirma que él y su ayudante suelen actuar en medio de la oscuridad en su búsqueda del oro de madera.
“Donde vivimos ahora hay demasiada gente hacinada. Algunos terrenos que tenían mucha leña ahora están ocupados por cada vez más gente. Ahora tenemos que recorrer distancias muy largas, levantarnos muy temprano por las mañanas, a veces a las dos, para ir a buscar leña y entregarla a los aldeanos que la quieren. Vendemos un carro lleno de leña a 25 dólares”, dijo Mhike a IPS.
En medio de las incesantes sequías provocadas por el cambio climático, que también han llevado a la desaparición gradual de los bosques de Zimbabue, con el uso de estufas tsotso, las cuales requieren menos palos de madera para producir calor para cocinar, los aldeanos han dicho que se están adaptando.
Incluso para expertos en ambiente como Batanai Mutasa, parte de la panacea para superar el déficit de leña han resultado ser las ahora populares cocinas tsotso, frente a las leyes de Zimbabue que prohíben la tala de árboles.
De igual manera, Mutasa es portavoz de la Asociación de Derecho Medioambiental de Zimbabue (Zela por sus siglas en inglés), una organización no gubernamental formada por juristas que luchan por el medio ambiente de este país.
Mientras los árboles desaparecen entre la caza furtiva de leña en pueblos, como Gonzoma, en la provincia de Manicaland, Mutasa tiene un consejo. “Mi consejo a la gente que lucha por encontrar leña en zonas remotas es que trabajen juntos para encontrar otros medios que protejan nuestros árboles de ser dañados, cosas como usar biogás o cocinas que no requieran mucha leña como las cocinas tsotso”, dijo Mutasa a IPS.
En el peor de los casos, para preservar los bosques mientras se busca leña, la gente debería recurrir a arrancar ramas de los árboles supervivientes para usarlas para hacer fuego.
De acuerdo con Mutasa, “principalmente, la gente debería acostumbrarse a plantar y replantar árboles. La gente puede asociarse con las autoridades de sus aldeas para luchar contra los cazadores furtivos de madera en sus zonas”.
Otro aldeano de Gonzoma, Mzilikazi Rusawo, de unos 60 años, dijo que se enfrentan a tiempos desesperados, ya que los escasos bosques están vigilados por las fuerzas del orden. En la actualidad, se tiene que pedir permiso a las autoridades antes de cortar árboles seleccionados para leña.
“La ley no nos permite cortar árboles para leña de cualquier manera. De hecho, pedimos permiso a las autoridades antes de cortar árboles para leña, lo que hacemos con cuidado, talando poco los árboles para dejar muchos otros en pie”, indicó.
Sin embargo, para el gobierno zimbabuense, las opciones se agotan a medida que los habitantes de las zonas rurales luchan contra la escasez. Algunas de las opciones no pueden ser costeadas por muchos residentes en áreas rurales, en un país donde más del 90 por ciento están desempleados, según el Congreso de Sindicatos de Zimbabue.
“La escasez de leña es un gran reto para todos los habitantes de las zonas rurales, pero no sólo se puede utilizar leña para cocinar. La gente también puede usar biogás”, comentó Joyce Chapungu, portavoz de la Agencia de Gestión Medioambiental, a IPS.
Con el precio de venta al público del biogás en Zimbabue en aproximadamente dos dólares por kilogramo, no muchos residentes rurales pueden permitirse comprar el gas para cocinar.
Jeffrey Moyo/Inter Press Service (IPS)*
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