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Últimas fases de elaboración de fentanilo son altamente letales: doctora Silvia Cruz

Publicado por
Darren García

La venta ilegal de fentanilo ha generado una de las mayores crisis de salud pública en Estados Unidos. Ya sea en polvo o pastillas, la droga llega a la población luego de su elaboración en laboratorios –algunos de ellos clandestinos–, con pocas medidas de protección y sin controles de letalidad ni calidad. En entrevista para Contralínea, la doctora en farmacología Silvia Cruz asegura que la elaboración se ha vuelto más rápida, pero conlleva un riesgo muy alto para quienes la fabrican. Ante la polémica de si el fentanilo se puede sintetizar en una cocina convencional y sin equipos especializados de protección personal, la especialista en farmacología refiere que sólo una parte del proceso: la primera, que maneja los pre precursores o precursores. El resto, en especial las últimas fases de síntesis y conversión de polvo a pastillas se requieren medidas extremas de seguridad, pues la inhalación podría derivar en muerte

La producción clandestina de fentanilo es altamente rentable para los cárteles y traficantes de drogas a nivel global: no se requieren extensiones de tierras de cultivo, como ocurre con la producción de plantas de amapolas o marihuana. Además, el fentanilo tiene efectos más potentes que la morfina y la heroína, y es altamente adictivo, por lo que tiene un amplio mercado, sobre todo en Estados Unidos, donde el consumo ha derivado en una crisis de salud sin precedentes.

Ante la crisis de los opioides, el vecino país del norte ha decidido culpar a México en vez de revisar las redes de distribución en su propio territorio, e identificar a los estadunidenses que trafican drogas y armas, ha denunciado la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

Las acusaciones y amenazas contra México han incluido campañas mediáticas donde se asegura que el fentanilo se puede elaborar en cocinas convencionales y sin ningún tipo de protección, porque –según trabajos como el del New York Times– los fabricantes clandestinos han desarrollado resistencias, no existe evidencia científica de que algunos seres humanos sean resistentes a esa droga altamente letal.

Y aunque algunos procesos de la fabricación de fentanilo se podrían hacer en cualquier cocina sin riesgo de morir, no son todas las fases que requiere el proceso de síntesis de ese opioide. “La peligrosidad de la producción de fentanilo depende del proceso químico que se esté realizando”, expone Silvia Cruz Martín del Campo, doctora en farmacología por el Cinvestav.

“Cuando estás en la última parte, que estás haciendo el fentanilo”, se debe tener cuidado con no inhalar. Es en esa fase del proceso químico –más que el contacto con las sustancias precursoras– cuando hay mayor absorción y las personas pueden morir.

Además, otra fase letal es la del troquelado: el proceso de convertir el polvo en pastillas. “Ahí sí el cuidado tiene que ser extremo, porque el polvo salta por todos lados […] y eso sí sería parte de la inhalación muy grande”, detalla la experta en farmacología por el Cinvestav.

Por ello, la doctora Cruz Martín del Campo indica que “estas personas que empacan cápsulas deberían tener mucho mayor protección” que quienes desarrollan otros momentos o procesos químicos, como el paso de pre precursores a precursores. Esto, porque “los precursores no tienen esta eficacia” de toxicidad como el producto casi terminado o ciento por ciento concluido.

Las medidas de seguridad en la elaboración de esta droga son las que llevaron al gobierno de México a refutar el texto publicado el 30 de diciembre de 2024 por The New York Times, que aseguró estar en un laboratorio donde se produce fentanilo, en Sinaloa. Sin embargo, en las imágenes se observa que las personas que lo elaboran portan tan solo playeras y cubrebocas alrededor de la nariz y boca, como supuesta protección frente a los vapores y polvos que manipulan en una cocina de una casa fachada.

“No es posible hacer fentanilo como lo referido en la nota”, dijo el director general de IMSS-Bienestar, Alejandro Svarch Pérez, en la conferencia presidencial del pasado 2 de enero. El médico cirujano con especialidad en medicina interna señaló que para la elaboración de esa droga es necesario “un laboratorio donde se puedan controlar las condiciones de exposición donde existan equipos especializados para realizar la síntesis química y con sistemas de ventilación profesionales; no una cocina doméstica”.

Por su parte, Juana Peñaloza Ibarra, química analista de precursores en campo de la Secretaría de Marina, mencionó que “no es posible reunir indicios suficientes para determinar que se realizó un proceso de síntesis de clorhidrato de fentanilo en citada locación, debido a que se menciona muy poco, o nada” de las sustancias o métodos utilizados.

Al respecto y en entrevista con Contralínea, la doctora Cruz Martín del Campo indica que “el cubrebocas podría ser, o no, útil dependiendo de las condiciones de ventilación del lugar”. Al respecto, agrega que “algunas cocinas son al aire libre y lo que cuidan es la dirección del viento. En lugares cerrados y mal ventilados, usar un cubrebocas nada más es muy riesgoso”. Es por ello que los cocineros suelen llevar trajes completos de protección y máscaras de gases para no recibir una sobredosis al inhalar el fentanilo.

Sin embargo, afirma que la evidencia mostrada por el New York Times es insuficiente para determinar las condiciones en las que se estaba fabricando la presunta droga. “No sabemos exactamente cómo estaban las condiciones ahí y qué parte del proceso habrán filmado”. Asimismo, “no hay manera científica de mostrar si sí o si no” es parte del proceso de fabricación de fentanilo.

FOTO: 123RF

Sofisticación del proceso

La Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) señala _en un documento de 2024– que existe una menor complicación para sintetizar fentanilo en comparación con otras drogas. Incluso en laboratorios “sumamente improvisados” se puede elaborar. Además de poder acceder de manera sencilla a información de producción y compra de materiales a través de internet.

Todo ello, materializado en los métodos de síntesis más abreviados y baratos que el original de Paul Jannsen –científico belga que sintetizó por primera vez el fentanilo, para uso médico, entre 1959 y 1960–, como son el de Siegfried o de Gupta.

Este último es el que más se ha utilizado, señala Silvia Cruz Martín del Campo, doctora en farmacología por el Cinvestav. Ello, con base en los análisis en cromatógrafo de gases, que ha hecho la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA, por su sigla en inglés). Dicho estudio, indica, “te da picos diciendo cuáles son las sustancias que están allí, y encuentran los reactivos utilizados para el método de Gupta”.

En 2022, los decomisos de pastillas de fentanilo en Estados Unidos por parte de la DEA dieron como resultado que el método Gupta, junto con dos de sus variaciones, fue la principal manera de síntesis de fentanilo: 70 por ciento de las muestras y 72 por ciento en las de polvo. En 2019, el método de Jannsen había sido el más utilizado, de acuerdo con el último Informe del programa de elaboración de perfiles de fentanilo, de 2023.

Esto responde a la menor cantidad de reacciones químicas, o pasos, que se siguen en uno y otro método, así como el uso de precursores para llegar al producto final.

De acuerdo con los estadunidenses Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), en 2023 fallecieron 105 mil 7 personas por sobredosis en el vecino país del norte, cifra menor a las 107 mil 941 muertes que se registraron en 2022. En ese año, las muertes relacionadas directamente con fentanilo fueron el 68 por ciento, casi 74 mil decesos. En 2021, sumó 106 mil 699 decesos por sobredosis.

La magnitud del problema ha sido utilizada por el presidente Donald Trump, junto al flujo de migrantes que llegan a su país, para amenazar en diversas ocasiones al gobierno mexicano de la imposición de 25 por ciento de aranceles a todas las importaciones que lleguen desde México. Así como con invadir el país para combatir a los cárteles de la droga.

Gráfica: elaboración propia con datos de los CDC

Antes de fentanilo, precursores y química

En la producción de fentanilo hay varios pasos, explica a Contralínea la doctora Silvia Cruz. “Lo esencial es tener el precursor 4-ANPP”, con el cual “te falta muy poquito, tienes el último paso”. Sin embargo, hay todo un proceso detrás para llegar a esto, a través de precursores o pre precursores, utilizados actualmente.

De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDC), una de las sustancias esenciales es el 4-AP, para convertirlo en ANPP en una sola reacción química, “para seguidamente sintetizarse en fentanilo”; a diferencia de usar NPP, “que requiere dos reacciones químicas para síntesis de la ANPP”.

Esto llevó a la Comisión de Estupefacientes de la ONU a poner bajo control internacional, en marzo de 2022, tres precursores que se usan para fabricar fentanilo: el norfentanilo, el 4-AP y el 1-boc-4-AP. Anteriormente, el NPP y ANPP estaban ya fiscalizados.

La Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes incluyó al fentanilo en su lista de control bajo su nombre químico N-1-fenetil-4-N-propionilanilinopiperidina. En México, se encuentra regulado en el artículo 192 quáter de la Ley General de Salud, junto con sus análogos sufentanil y alfentanil.

No obstante, la doctora del Cinvestav (Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional) añade que, derivado de esa prohibición, quienes producen ilegalmente la droga lo hacen con “lo que se llaman pre precursores”. Estos, explica, “normalmente tienen uso dual, es decir, pueden servirte para la cadena de producción de una droga, pero tienen algún otro uso lícito, [por lo que] es muy difícil que estén totalmente controlados”.

Un ejemplo es la anilina, que se usa para hacer colorantes, pero también “uno de los bloques del fentanilo. Entonces ahora lo que está sucediendo es que hay un proceso de síntesis de los precursores, utilizando pre precursores, y a través de los precursores ya se puede ir al otro paso”, subraya la también especialista en farmacología de las drogas y comportamiento de consumidores.

Según el documento 21 CFR Part 1310 / DEA-1189 de la DEA, el cloruro de propionilo es otro precursor esencial que se utiliza en los tres métodos de síntesis de fentanilo.

FOTO: 123RF

Laboratorios desmantelados; drogas incautadas

En México, se han descubierto y desarticulado diversos laboratorios clandestinos para la elaboración de drogas sintéticas, donde también se ha encontrado miles de litros y kilos de sustancias utilizadas para cocinarlas. De igual manera, se han asegurado toneladas del producto terminado, en forma de pastillas o polvos de fentanilo o metanfetaminas principalmente.

Tan solo del 1 de octubre de 2024 al 5 de febrero de 2025, durante la nueva administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, el gobierno de México desmanteló 148 laboratorios clandestinos para la elaboración de metanfetaminas, de acuerdo con los comunicados de la Secretaría de Seguridad Pública y Prevención Ciudadana. Los últimos fueron en Tamazula, Durango y Culiacán, Sinaloa el 5 de febrero.

En cuestión de fentanilo, se han asegurado 1 mil 293 kilogramos y 742 mil 970 pastillas en todo el país durante el mismo periodo. Resalta la acción llevada a cabo el pasado 3 de diciembre de 2024, cuando se incautaron 1 mil 100 kilogramos de esta droga, equivalentes a 20 millones de dosis, con un valor de 8 mil millones de pesos, según la propia dependencia.

De 2019 a julio de 2024, en el sexenio del expresidente Andrés Manuel López Obrador, se desmantelaron y destruyeron 2 mil 527 laboratorios clandestinos de metanfetaminas y se decomisaron 5 mil 515 kilogramos de fentanilo, de acuerdo con el sexto informe de gobierno del entonces mandatario.

Y, si bien no se ha hablado específicamente del hallazgo de laboratorios donde se produzca fentanilo, la Secretaría de la Defensa Nacional ha confirmado que de abril de 2019 a octubre de 2024 se identificaron 26 “centros de manufactura de pastillas de fentanilo”, de acuerdo con la respuesta a una solicitud de información en la Plataforma Nacional de Transparencia con folio 330026424002985.

Del total, 25 fueron en el sexenio de López Obrador, donde encontraron 816.13 kilos y 4 millones 206 mil 178 pastillas de esta droga, así como 39 máquinas tableteadoras. El último, fechado el 19 de octubre de 2024, ya con la nueva administración federal, se ubicó en Tijuana, Baja California. Aunque no se especifica la cantidad incautada, el documento señala que había una máquina para hacer tabletas.

Días después, el 26 de octubre, la Fiscalía de Sonora emitió un comunicado en redes sociales, el cual señaló la identificación y desmantelamiento de “un laboratorio clandestino dedicado a la fabricación de fentanilo en San Luis Río Colorado”, ciudad fronteriza con Estados Unidos. En esa operación conjunta también hallaron “bolsas con polvo granulado color azul”, entre otros materiales, armas y precursores.

En otros comunicados, las diferentes instituciones mexicanas de seguridad han informado sobre decomisos de sustancias químicas que se utilizan para la elaboración clandestina de fentanilo, como el manitol, acetona o sosa cáustica.

Estados Unidos: lugar de destino

Debido a que se requieren volúmenes mucho menores para producir efectos similares a otras drogas que circulan por el mercado, el fentanilo ha sido fácil de transportar hacia su destino: Estados Unidos. “Se puede transportar hasta en una caja de zapatos”, ejemplifica la doctora Silvia Cruz.

Esta misma característica hace que, de cada kilo de fentanilo, se pueda obtener “medio millón de dosis mortales. Si la dosis no es mortal, te pueden salir un millón de dosis”, añade. La dosis letal es de dos miligramos (mg); pero, aunque se pretende elaborar dosis no mortales, como no hay un control de calidad, las pastillas pueden ser de diferente contenido.

El Informe de perfiles de fentanilo de la DEA muestra que, en 2022, cada una de las tabletas incautadas contuvo, en promedio, 2.4 miligramos de fentanilo, con un rango de 0.03 mg a 9 mg. A su vez, el 65 por ciento de todas tenía al menos 2 mg; es decir, más de 0.5 miligramos extra que la media por pastilla en 2019.

Para 2023, siete de cada diez pastillas que había testeado la DEA tenían dos o más miligramos de fentanilo, una dosis mortal. Las decomisadas en 2024 presentaron letalidad en cinco de cada diez; lo que significa que “por cada diez pastillas en las calles, dos menos son mortales hoy en día”, celebraba Anne Milgram en noviembre pasado.

Asimismo, disminuyó el decomiso de fentanilo en Estados Unidos. En el año fiscal 2024 (octubre de 2023 a septiembre de 2024) se decomisaron 9 mil 949.64 kilos de esta droga, menores a los 12 mil 283.76 kilos que se incautaron en el año fiscal 2023, el cual casi duplicó a 2022 (6 mil 681.76 kilo), de acuerdo con estadísticas de su Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

Como es normal, las metanfetaminas son la droga mayormente producida e incautada. Es casi ocho veces mayor a lo que ocurre con el fentanilo. En el año fiscal 2024 se decomisaron 79 mil 180.44 kilos; no obstante, sí se mostró un incremento en comparación con los 63 mil 821.72 kilos que se incautaron en el año fiscal 2023.

Gráficas: elaboración propia con datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos.

México: tomar precauciones

Aunque no es un problema tan grave como ocurre en Estados Unidos, México ha cambiado su dinámica en cuanto a fentanilo: “ha transitado de ser un país de paso, como en el caso de otras sustancias, a ser un país donde se está gestando el consumo, principalmente en un contexto fronterizo”, advierte la Conasama en un documento de 2024.

Si en 2013 la “demanda de tratamiento por consumo de fentanilo en México” solo se había presentado en cinco casos, para 2018 había llegado a 10, que casi se triplican en 2019, cuando hubo 25. En los años siguientes la cifra incrementó exponencialmente: 72 en 2020, 184 para 2021, 333 en 2022 y 430 en 2023. Los casos “se han centrado primordialmente en entidades del norte como Baja California, Chihuahua, Sinaloa y Sonora”, añade el texto.

Asimismo, se ha implementado el código U94 en el sistema de salud “para hacer un monitoreo preciso de las atenciones relacionadas con la intoxicación por fentanilo”. Es así que se sabe que de junio de 2023 a enero de 2024 “se han atendido 22 urgencias por intoxicación por fentanilo” con 7 en Baja California, 6 en Sinaloa, 2 en Sonora y Quintana Roo y un caso en Ciudad de México, Morelos, Jalisco, Oaxaca y Tamaulipas.

A pesar de esto, Conasama advierte de la posibilidad de un subregistro de casos en las entidades más afectadas. Por ejemplo, desde 2022, el Servicio Médico Forense de Baja California ha implementado un programa en su laboratorio de toxicología “para detectar la presencia de sustancias psicoactivas en todos los cuerpos que llegan”.

De 1 mil 775 análisis, 896 (50.5 por ciento) fueron positivos a sustancias y de éstos, 351 (39 por ciento) a fentanilo. Si bien no se sabe con exactitud si fueron por intoxicación aguda, “clasificó al menos el 71 por ciento [249] de estos casos como defunciones por Insuficiencia Respiratoria (IRA), que suele ser un síntoma característico de la sobredosis por uso de fentanilo”, complementa el documento.

Enfrentar el problema con información

Toda la crisis que se ha derivado de las drogas sintéticas, y en los últimos años por fentanilo, obliga a los gobiernos de los países involucrados a actuar. En Estados Unidos, desde 2023 se ha liberado el uso de naloxona -o narcam– sin receta médica, y “ha salvado muchísimas vidas”, pues inhibe el actuar del fentanilo y no tiene efectos por sí mismo, afirma la doctora Silvia Cruz, quien señala que en México solo se puede obtener con una receta, pero que no debería estar controlada.

Focalizada en México y las campañas que se han lanzado para evitar el consumo de fentanilo en la población, sugiere que deben dirigidas según las personas no consuman, consuman o sean dependientes de fentanilo. Asimismo, le gustaría que en el eslogan “el fentanilo mata”, se matizara que solo aquel fabricado ilícitamente, pues el de uso médico es totalmente diferente.

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