FOTO: MARIO JASSO/CUARTOSCURO.COM
La supuesta manifestación de la “generación Z” –ocurrida el pasado 15 de noviembre, y que derivó en actos violentos en el Zócalo capitalino– tiene total apoyo de la extrema derecha internacional, señala el economista y doctor en filosofía de la ciencia Josafat Hernández. Agrega que el objetivo de esa manifestación era producir imágenes de una violencia desmedida, de ingobernabilidad y de una represión de los cuerpos policiacos a los manifestantes, por lo que no descarta que se tratara en realidad de un gran montaje de la oposición, representada políticamente por el PRIAN.
“Se buscaba construir un conflicto entre los manifestantes y la policía, y así generar –en ese contexto– imágenes que se volvieran virales y se mostrara que en México hay ingobernabilidad”. En entrevista con Contralínea, el académico reflexiona que aún cuando no se cayó en las provocaciones de la derecha, expresadas en la violencia de las personas encapuchadas que no son del llamado bloque negro, “que eran gente pagada, que eran gente profesional de la violencia porque se notaba su forma de operar muy distinta a las de otras expresiones de las manifestaciones, evidentemente lo que se buscaba era generar imágenes para mostrar la ingobernabilidad. Y si bien no se cayó en esa provocación, diferentes medios a nivel internacional reprodujeron las imágenes”.
El profesor investigador adscrito a la División de Estudios Multidisciplinarios del Centro de Investigación y Docencia Económicas considera que en diferentes partes del mundo sí se generó la idea de que la “generación Z” –los jóvenes– está contra el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, percepción que no concuerda con la realidad mexicana.
El problema de esto, indica, es que el discurso de la derecha va dirigido al extranjero, sobre todo a Estados Unidos. Por ello, “Donald Trump retomó ese discurso diciendo que no está feliz con el desempeño del gobierno [mexicano] respecto a la cuestión de la seguridad, y esto se vincula con un discurso que él tiene, que tiene que ver con el narcoterrorismo”.
El también experto en filosofía de las ciencias sociales y economía del comportamiento explica que, a partir de esa visión del narcoterrorismo, el presidente estadunidense busca “justificar” el intervencionismo. “Lo vemos en el caso de Venezuela, con el hundimiento de diferentes lanchas que llaman narcolanchas, y ya lo vemos en el caso de México tratando de justificar la necesidad de la intervención por un asunto de ‘seguridad de Estados Unidos’, cuando el problema de fondo sigue siendo Estados Unidos; es decir, sigue siendo la droga que allá se vende, que allá se compra, el mercado que no se ha reducido el consumo y el tráfico de armas que desde Estados Unidos viene hacia México. Entonces, me parece que en ese contexto es inocultable la relación [de la derecha mexicana] con el imperialismo yanqui”.
El doctor Josafat Hernández observa que el proceso que se está generando con este tipo de violencia es el de una etapa de insurrección, parecida al de las guarimbas: “muchas de las imágenes que se ven [en la marcha del 15 de noviembre] son imágenes que vimos en Venezuela de grupos supuestamente pacíficos que después generan una violencia, la violencia escala y luego eso se usa como pretexto de que hay represión”.
Por ello, expresa que manifestaciones como la de la supuesta “generación Z” lo que buscan es la provocación: “generar las condiciones para que eventualmente el conflicto escale, se generen incluso fallecidos a partir de este tipo de situaciones, y de ahí tratar de desestabilizar el gobierno de la presidenta [Claudia Sheinbaum]”.
El investigador del CIDE considera que, a nivel global, están construyéndose “internacionales reaccionarias”, en las que participan no sólo actores dedicados a la política, sino también empresarios. En el caso mexicano, indica que en el contexto de la marcha violenta del 15 de noviembre hubo “una relación inocultable, en el sentido de que se sabe que uno de los grandes promotores de esta manifestación fue Ricardo Salinas Pliego. No fue, digamos, para nada algo que se buscara disimular, fue algo muy visible”.
Asimismo, observa que también fue muy visible la convocatoria que hicieron algunos personajes del PRI y del PAN. “Y en el caso específico de Ricardo Salinas Pliego, lo que se ve, digamos, en los medios y él no se molesta en ocultarlo ni en nada de eso, es la relación que tiene con el trumpismo”; pues trata de mostrarse como el “Trump mexicano”.
Por ello, el doctor Josafat Hernández observa que los representantes de la extrema derecha mexicana tienen relaciones muy claras con expresiones de derecha y ultraderecha internacional. “Es muy claro, también, que en ese sentido se han formado internacionales reaccionarias, internacionales que han suscrito, por ejemplo, en su momento la llamada ‘Carta de Madrid’, que buscaba evitar que el llamado ‘comunismo’ avance en la ‘iberósfera’”.
En este contexto, expone que esas derechas globales se han montado en las manifestaciones de la generación Z en Nepal. “Igual es un tema que se tiene bastante documentado, que también han tenido incidencia estas organizaciones internacionales para golpear gobiernos, en el caso de Nepal, un gobierno que había surgido como producto de años de lucha, años de guerra civil y que había llegado al poder”.
El doctor en filosofía de la ciencia considera que ese movimiento también tuvo por objetivo derrocar a un gobierno con orientación marxista. “Y viene el golpe de Estado a partir de la generación Z, y a imponer, digamos, una visión, una narrativa; todo a partir de un conjunto de jóvenes que irrumpen en el Palacio de Gobierno en Nepal, saquean y después se genera una situación de gran conflictividad con fallecidos, etcétera, hasta que finalmente el gobierno pierde”.
En esos hechos, indica, se puede observar con claridad el patrón que se buscó seguir en México: la referencia es Nepal. “Todo el tiempo se decía en la marcha que hay que hacer lo que hizo la generación Z de Nepal. Y aquí [en nuestro país] lo que se ve es un conjunto de personas oportunistas que se montaron en torno a los jóvenes; y, bueno, vimos que la composición social de la manifestación fue muy amplia, fue bastante diversa, hubo de todo: gente que, digámoslo así, tiene cierta legitimidad porque en efecto la cuestión de la seguridad es algo que se tiene que atender”.
Agrega que que algunos de los manifestantes vinieron de diferentes partes del país, y que sí tienen demandas legítimas. “Me parece que es muy importante, como dijo nuestra presidenta [Claudia Sheinbaum], escuchar a los jóvenes, escuchar a la gente que tiene demandas sociales, atenderlas, pero siempre en el terreno, digámoslo así, de la movilización pacífica. No en el terreno de la movilización que busca desestabilizar, que busca generar un enrarecimiento, que busca destruir la posibilidad del diálogo”.
Sobre esto último, el doctor Hernández considera que, “cuando se rompe el diálogo, lo único que se puede generar a partir de ahí es conflicto, y ese conflicto puede ir avanzando”.
A la par de la movilización, en algunas corporaciones mediáticas y en redes sociales se desarrolló una campaña de “guerra sucia” que buscaba imponer la idea colectiva de que México se encuentra en crisis social, y en desgobierno. Consultado al respecto sobre estas narrativas que también siguen recurriendo al mote del “narcogobierno”, el doctor Hernández recuerda que vivimos en una guerra cognitiva permanente.
Ese concepto, según la OTAN, no es un medio de lucha, sino la lucha en sí: “el cerebro es tanto el objetivo como el arma en la lucha por la superioridad cognitiva. La disputa en este entorno comprende actividades militares y no militares –deliberadas y sincronizadas a lo largo del continuo de la competencia–, diseñada para obtener, mantener y proteger la ventaja cognitiva”.
La OTAN agrega que “la guerra cognitiva se centra en atacar y degradar la racionalidad, lo que puede conducir a la explotación de vulnerabilidades y el debilitamiento sistémico. Sin embargo, esto se vuelve cada vez más complejo a medida que se involucran objetivos no militares”. Y cita que, de acuerdo con China –“un competidor estratégico para la OTAN”–, la guerra cognitiva es “el uso de la opinión pública, las operaciones psicológicas y la influencia legal para lograr la victoria. La psicología del combate tiene un impacto significativo en la capacidad del luchador para funcionar”.
Al respecto, el doctor Josafat Hernández dice que lo que se está viendo en México con las narrativas de ciertos medios de comunicación y de actores de poder con presencia en redes sociales “es un despliegue de lo que la CIA y el gobierno de Estados Unidos han planteado, incluso en términos muy públicos, como guerra cognitiva. Es decir, la guerra cognitiva tal y como lo ha diseñado Estados Unidos por medio de estas agencias de inteligencia estriba en que se busca manipular las emociones, se busca manipular las percepciones, se busca manipular no sólo el discurso, sino la manera en cómo la gente piensa y razona y la manera de cómo lo hacen es por medio de narrativas”.
El investigador del CIDE advierte que “lo que han hecho en Estados Unidos es producir todo un arsenal para buscar manipular la manera en cómo la gente piensa, cómo la gente siente, cómo la gente percibe y a partir de ahí se genera por ejemplo, estas narrativas, estas imágenes que se asocian a emociones. Entonces, en ese sentido el despliegue de la guerra cognitiva lo vemos cuando se trata de asociar de una forma inmediata la imagen de la presidenta con la imagen de Díaz Ordaz, o la imagen de la presidenta con narcotráfico, con terrorismo, con dictaduras; y de ahí, toda la perspectiva más negativa de que estamos viviendo un gobierno híbrido. Ya me imagino que en algunos meses van a salir en revistas como The Economist y ese tipo de expresiones que somos Venezuela, básicamente. Cuando más bien lo que estamos viendo es que la derecha mexicana se está comportando como la derecha de Venezuela”.
Lo que se genera con estas narrativas, explica el académico universitario, “es precisamente una distorsión de lo que son los hechos. Es decir, ciertamente se parte de que hay inseguridad, ciertamente hubo asesinatos, hubo injusticia, pero lo que hace la operación de medios, las narrativas y toda la manipulación que hay en las redes sociales es precisamente exagerar eso. Exagerarlo al punto en que se piense que vivimos en un país invivible, de tal manera que incluso en Estados Unidos se ha instalado la narrativa de que en cuanto lleguen a México inmediatamente van a ver a los grupos de narcotraficantes operando, secuestrando, asesinando y generando una situación de mucha violencia”.
Este tipo de narrativas, agrega, tienen el objetivo de generar la idea de que somos un país ingobernable, totalmente violento, en el cual no se puede vivir. “¿Para qué? Para preparar el terreno de los ‘liberadores norteamericanos’ que vendrán a pacificar, que nos van a traer la civilización, que nos van a traer una manera de defender la democracia, la libertad, etcétera”.
Se trata de una narrativa profundamente maniquea, en la que está también en juego la hegemonía de Estados Unidos a nivel global. Al respecto, considera que en lo interno, el presidente Trump necesita hacer algo espectacular para mejorar en sus encuestas. Su nivel de aceptación es muy bajo, pues cerca del 60 por ciento de la población desaprueba su mandato.
El doctor Hernández advierte que Trump sigue en busca de esa medida espectacular que le permita “limpiar su imagen”, y que no sólo lo está intentando en México, sino también en Venezuela. Esto, añade, no es todo el fondo del asunto, sino también el control de los territorios. “Como México es un país donde las derechas han fracasado en construir opciones electorales viables que puedan permear en la población, que puedan crecer y eventualmente generar gobiernos, en ese sentido la estrategia de Estados Unidos estriba en tratar de generar inestabilidad, golpeteos, tratar de debilitar el poder de negociación de nuestra presidenta”.
Al respecto, el doctor Hernández recuerda que estamos en un momento crucial en la relación México y Estados Unidos, respecto al T-MEC. “Y ahí en este contexto, este tipo de medidas lo que busca es minar la capacidad de negociación de nuestra presidenta, tratarle de imponer la agenda de que en México se tiene que intervenir desde Estados Unidos en el tema de seguridad para generar condiciones que permitan la vida en el país y en ese sentido lo que busca hacer Trump es chantajear”.
Por ello, considera que desde el gobierno estadunidense se busca mejorar las condiciones de negociación, “generando la idea de que [en México] hay una gran inestabilidad y de ahí poner eso en la mesa de la negociación para tratar de incidir lo máximo posible de una forma leonina en el Tratado de Libre Comercio que ya se está renegociando”.
Por ello, acusa que no hay duda de que la violencia que se generó en la marcha del 15 de noviembre fue inducida. “La violencia vino a partir de estos grupos que llegaron preparados, o sea, no fue una manifestación espontánea de las personas que en el momento de manifestarse sintieran la indignación, y en ese momento decidieron enfrentarse a las vallas, tirar las vallas y enfrentarse a la policía. No, no fue eso, sino que más bien fue una violencia que se planificó”.
Al respecto, recuerda que en redes sociales se compartieron imágenes “de cómo romper las cadenas de las vallas para tirarlas. Ya se estaban pasando tips incluso de cómo ir vestidos y armados a las manifestaciones. Y en ese sentido, fue una violencia que se exacerbó, que se presentó, pero fue planeada, fue algo que ya se había planeado con antelación y estas personas que llegaron fueron personas totalmente profesionales de la violencia”.
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