Berlín, Alemania. El príncipe heredero saudita Mohamed Bin Salman efectuó una gira en la Unión Europea entre el 26 y 28 de julio de 2022 que lo llevó a Grecia y a Francia. Bin Salman no había efectuado una gira internacional a la Unión Europea desde 2018 tras el asesinato en el consulado saudita en Estambul del periodista Jamal Khashoggi. Desde ese evento las salidas han sido escasas y la condena cuasi unánime. El gobierno saudita fue aislado de la escena internacional por la mayoría de los países. A 4 años de ese evento, Bin Salman es recibido nuevamente con bombo y platillo en Atenas y en París.
La primera etapa de su viaje lo llevó a Atenas, Grecia, donde fue recibido por el primer ministro Kyriakos Mitsotakis. En la delegación saudita se encuentran los ministros de tecnología, telecomunicaciones y comercio, y gran parte de la visita giró en torno a las inversiones en un corredor energético entre Arabia Saudita y Grecia. Este último punto siendo de primera importancia en la búsqueda por diversificar los suministros en hidrocarburos a la Unión Europea ante el embargo a gas y petróleo ruso que se propone el bloque europeo. Además de lo anterior, cabe destacar la cooperación militar heleno-saudita que busca intensificar las relaciones tras 4 años donde Riad se vio en gran medida aislada tras el asesinato del periodista Jamal Khashogg en Estambul.
En su segunda etapa Bin Salman visitó la capital francesa donde fue recibido por el presidente Emmanuel Macron en el Palacio del Eliseo. Ambos mandatarios tuvieron una cena de trabajo donde igualmente se trató el tema energético y militar en primer lugar. Francia, siendo un importante exportador de equipo militar, y ante el contexto de varios años de boicot a la venta de armas a Riad, esta cena de trabajo supone un regreso a la normalidad y al business as usual entre París y Riad. El presidente galo recibió mucha crítica por parte de la oposición, así como de la sociedad civil por recibir a Bin Salman con todos los honores de un jefe de Estado.
El rol de Arabia Saudita en Medio Oriente y a nivel mundial no es menor. Por un lado por su importancia de su sector petrolero, pero también como potencia regional dentro del grupo de los países del Golfo Pérsico. A 7 años de alimentar una guerra en Yemen, donde Riad apoya una facción del conflicto interno, así como en relación con el bloqueo fáctico de Catar por Arabia Saudita y sus aliados entre 2017 y 2020, la agenda exterior saudita no está exenta de controversias y rivalidades, sobre todo con Irán en concreto.
En concreto la rivalidad de Irán y Arabia Saudita ha llevado a una creciente polarización de la región, la cual llevó al gobierno saudita a cerrar el espacio aéreo y las vías terrestres de Catar por 3 años, sin que por ello se le condenara a nivel internacional. La importancia como el importador más grande de armas a nivel mundial y su agenda de injerencia indiscriminada en Yemen tampoco sugiere mucha controversia a priori para la mayoría de los gobiernos occidentales. De hecho, la venta de armas no cesó, si bien disminuyó en parte, pero otros países de la región aliados como Kuwait, o los Emiratos Árabes Unidos fueron a absorber dichos insumos militares al final. En gran medida fue el asesinato del periodista saudita Jamal Kashoggi la gota que colmó el vaso, cuando muchos contratos militares con países europeos, Estados Unidos, etcétera fueron rescindidos y la cooperación militar pasó a mínimos.
No obstante, la visita reciente del presidente de Estados Unidos, Joseph Biden a Riad el pasado 15 de julio 2022 supone un regreso tanto a la escena internacional como un retorno a los negocios militares a gran escala. Biden anunció la venta de 5 mil millones de dólares en equipo militar y el restablecimiento de la cooperación militar después de 4 años de interrupción. Además el presidente estadunidense buscó convencer a los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de incrementar su producción con vistas a sustituir la parte proporcional de Rusia a corto plazo. En este rubro no obstante parece haber poco entendimiento dado que la OPEP quiere mantener el precio del barril estable y evitar picos de producción que puedan influenciar la cotización del barril en el mercado mundial.
Ante una prolongación de la tregua por 2 meses en Yemen el gobierno saudita parece haber optado por la senda de la negociación con los hutíes. Cuando la situación humanitaria está calamitosa en Yemen y cerca de 19 millones de personas están en riesgo de hambruna, la continuación de la tregua ha permitido la entrada de víveres y medicamentos. Lejos de resolver la situación militar donde dos gobiernos se disputan el control del país y el enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Yemen Hans Grundberg está obrando por cimentar un acuerdo duradero para la nación arábiga, el rol de Riad en este conflicto armado es de primer orden.
Además debe considerarse que la diplomacia saudita está orientada actualmente a mantener abiertos los canales de comunicación con Rusia pese a las presiones ejercidas por Estados Unidos y los países de la Unión Europea por aislar a Moscú. Tanto Arabia Saudita como la OPEP mantienen sus lazos con Rusia intactos y no se han dejado doblegar por los llamados de la Unión Europea por congelar sus relaciones existentes con Moscú.
Sin duda en medio de una coyuntura internacional tensa por el conflicto ruso-ucraniano y la reorientación de las exportaciones rusas a Asia, las economías occidentales están más que nunca buscando como alternativas viables para el suministro de petróleo, en este caso saudita. El problema siendo que con sus cerca de 10 millones de barriles al día Arabia Saudita no tiene la capacidad de aumentar sustancialmente su exportación que se encuentra en el techo de producción. De ahí que lejos de significar un cambio real de sus números de exportación, esta visita sirve más bien a descongelar las relaciones diplomáticas con la Unión Europea y pasar la página del asesinato del periodista saudita Khashoggi en 2018.
Queda claro que se está lejos de una verdadera investigación acerca de los sucesos en el consulado saudita de Estambul y que en la vía de los hechos Mohamed Bin Salman podría obtener el éxito deseado de volver al statu quo ante sin ninguna concesión real ni justicia para la familia del periodista difunto. En términos de la Realpolitik Riad se ha salido con la suya y puede seguir implementando su agenda exterior con el beneplácito de Occidente.
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