Santiago Brugal Almanza / Prensa Latina
Un documento preparado para las reuniones de primavera del BM y el FMI expone que la actual combinación de políticas económicas parece volcarse de manera excesiva hacia la estrategia monetaria, sin suficiente respaldo del lado fiscal, e insta a Estados Unidos a diseñar medidas creíbles para reducir su déficit presupuestario.
Los legisladores de Estados Unidos llegaron a un acuerdo de último minuto para evitar una parálisis del gobierno y decidieron recortes de gasto por 38 mil millones de dólares, cuando se acerca el límite máximo autorizado de endeudamiento de 14.3 billones de dólares, con el riesgo de un potencial cese de pagos.
En enero, el FMI emitió una dura advertencia a Estados Unidos y Japón para que adoptaran planes creíbles de reducción de deuda, pues los mercados pronto podrán perder la paciencia y deshacerse de sus bonos.
La crisis financiera llevó un alza dramática en las deudas emitidas por las naciones desarrolladas, dado que los gobiernos decidieron apuntalar sus economías y rescatar sus bancos con el dinero de los ciudadanos.
Posteriormente, el presidente estadunidense, Barack Obama, dio a conocer propuestas para disminuir la deuda del país.
Instó al Congreso a comprometerse con recortes generalizados de gastos y aumentos de impuestos si el déficit aún no se ha controlado para 2014, mediante su reducción en 4 billones de dólares, durante 12 años o menos.
Según Obama, eso permitiría al gobierno recaudar la suficiente cantidad de impuestos para cubrir todos los gastos, excluyendo los de intereses de deuda.
El plan incluye recortes en los gastos militares, el Medicare (seguro médico) y otros programas del gobierno y aumentos en el código de impuestos y eliminar exenciones tributarias, particularmente destinadas a los ricos.
Éste fue el tema principal de las pasadas elecciones de noviembre en las que los demócratas perdieron la mayoría en el Congreso y que posteriormente fue extendido hasta 2012, pues vencían precisamente en noviembre.
El presidente dijo que se negará a renovar los beneficios tributarios de la era de su antecesor George W Bush.
“No podemos darnos el lujo de tener 1 billón de dólares en reducciones impositivas para todos los millonarios y multimillonarios de nuestra sociedad. Y me niego a renovarlos nuevamente”, dijo.
Los líderes del Partido Republicano dejaron en claro que no cederían terreno sobre los aumentos de impuestos como parte del acuerdo presupuestario.
“Si vamos a resolver nuestras diferencias y hacer algo significativo, el alza de impuestos no será parte de esto”, dijo al respecto el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner.
Sin embargo, Boehner indicó que los líderes republicanos estaban de acuerdo en la urgencia de elevar el límite de la deuda “El no cumplir con nuestras obligaciones de deuda es una idea bastante mala”, reconoció.
Estados Unidos tiene una deuda de 14.2 billones y se proyecta que su déficit de 2011 sea de entre 1.5 y 1.65 billones, alcanzando el límite de deuda antes del 16 de mayo.
El déficit del primer semestre fiscal alcanzó 188 mil 200 millones en marzo, frente a 65 mil 400 millones en 2010. Funcionarios del Tesoro creen que el país podría incurrir en incumplimiento del pago de sus obligaciones para el 8 de julio si el techo de deuda no es elevado.
El FMI agrega en el informe que mientras la mayoría de las economías avanzadas estaba tomando medidas para frenar sus déficits fiscales, Japón y Estados Unidos habían postergado las suyas para cuidar su recuperación económica.
En el caso de Japón, debiera explicar en detalle sus planes fiscales de mediano plazo tan pronto como tenga más claros los costos de reconstrucción del terremoto, agrega.
Las autoridades niponas dijeron que los costos probablemente sean peores que lo pensado.
“Los países que posterguen los ajustes en 2011 enfrentarán desafíos más significativos para cumplir con los objetivos de mediano plazo.
“Las preocupaciones del mercado sobre la sustentabilidad se mantienen acotadas en Estados Unidos, pero un retraso adicional en las medidas podría ser fiscalmente costoso, con incrementos de déficit exacerbados por las alzas en los rendimientos (de los bonos).”
En su informe Monitor fiscal, el FMI expresó preocupaciones por las próximas elecciones en Estados Unidos, Francia y Japón, ya que podrían complicar los esfuerzos necesarios para reducir los niveles de deuda. Considera que la mayor carga fiscal de las economías industrializadas vendrá del gasto en pensiones y salud, que aumentará, en promedio, 3 puntos porcentuales del PIB en las economías avanzadas en las próximas dos décadas, con un incremento del 5 por ciento del PIB en Estados Unidos y del 2 por ciento en promedio en Europa.
Por otra parte, ve amenazas en las economías emergentes, donde los déficits probablemente se reduzcan más este año por los mayores precios del petróleo y la inflación, pero alerta que los mayores costos de los alimentos y el combustible podrían desacelerar el ritmo de los recortes de gastos.
Se espera que los países exportadores de petróleo muestren fuertes reducciones en sus déficits. Los precios del crudo ya superaron los 126 dólares el barril.
A su vez, las protestas en Oriente Medio y el Norte de África incrementan el gasto en subsidios para mitigar las presiones sociales de las alzas de precios de los alimentos y la energía, profundizado los déficits en la región, concluye el FMI.
En su informe El éxito de América Latina y el Caribe puesto a prueba, el BM advierte que riesgos externos e internos dominan el panorama y que aquellos países que muestran una recuperación más sólida también enfrentan desafíos de política contradictorios.
Al exterior, las perspectivas para la región dependen del ritmo de recuperación de las economías avanzadas y del aumento en el precio de las materias primas.
Internamente, enfrentados a desafíos como la inflación, apreciación de la moneda local y perspectivas de un sobrecalentamiento económico, los bancos centrales deben encontrar un balance adecuado entre mantener una tasa de interés suficientemente alta como para contener la inflación, pero no tanto para atraer capitales especulativos del exterior o efecto dólar.
Especialmente en países que están obteniendo ganancias extraordinarias de las materias primas, aumentar los ahorros fiscales sin hacer peligrar los programas sociales será esencial para reconstruir los diques de contención que ayudaron a la región a manejar la crisis de manera correcta.
Esos países han comenzado a revertir niveles de desigualdad sin parangón, pues desde 1995 el coeficiente de Gini –que mide desigualdad en el ingreso– cayó de 0.57 a 0.53, y la proporción del ingreso en manos del 10 por ciento más rico disminuyó de 46 a 42 por ciento.
En la última década, la región también sacó de la pobreza a más de 50 millones de personas. Durante la recesión, ese índice general no se disparó y la tendencia a la baja de la desigualdad se mantuvo.
El informe concluye que para poder mantener estas conquistas sociales y alcanzar una tendencia de crecimiento más robusta, los gobiernos necesitan atender obstáculos estructurales a un mayor crecimiento, invirtiendo en infraestructura, innovación y capital humano con mayor cobertura y calidad en la educación y la salud.
La política fiscal también debería ampliar los programas de asistencia focalizada a los más necesitados, pues uno de cada cuatro niños de la región todavía vive en la indigencia.
A su vez, el ICEFI advierte que los países de esa área, con un crecimiento estimado de 3.9 por ciento en 2011, enfrentan riesgos debido a la crisis económica en los desarrollados.
“Los brotes verdes en la economía centroamericana relacionados con el mercado externo podrían comenzar a marchitarse debido a la reducción del desempeño de las naciones ricas”, puntualiza.
El estudio Lente fiscal centroamericano, del ICEFI, señala que, en 2010, las economías centroamericanas crecieron en un promedio de 3.1 por ciento.
Panamá fue el país con mayor crecimiento (7.5 por ciento), seguido de Costa Rica (3.8) y El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua (en promedio de 2.2 por ciento).
El año último llegaron a la región inversiones por 5 mil 582 millones de dólares, con un 60 por ciento del total acaparado por Costa Rica y Panamá.
Para 2011, el estudio señala que la región estará a expensas de lo que ocurra en los países desarrollados y de los programas extraordinarios de gasto público, con una política fiscal que enfrenta limitaciones por la estimada disminución de inversiones de capital.
Cita que en El Salvador y Costa Rica, se avanzará hacia una reforma fiscal importante dependiendo del consenso que se pueda alcanzar en materia tributaria, en transparencia y en uso eficiente del gasto público.
El lente fiscal para el primer trimestre del año está dedicado a la situación de la niñez y la juventud centroamericana (23.5 millones), quienes integran el 55 por ciento del total de la población regional. “Aprovechar al máximo el potencial de desarrollo de la niñez y la juventud requerirá de acuerdos sociales y políticos que permitan rediseñar la fiscalidad para que estimule el crecimiento”, apunta.
Es de señalar que en los informes del FMI y el BM no se destacan los graves problemas fiscales de las naciones de Europa Occidental que están en crecientes riesgos de cesación de pagos por la adquisición de deuda soberana de esos países (al igual que de Estados Unidos) por instituciones financieras chinas.
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