Lo que esconde la food insecurity en Estados Unidos

Lo que esconde la food insecurity en Estados Unidos

En ascenso, el número de personas que padecen hambre en Estados Unidos. Entre 2007 y 2012 la cifra creció en 14 millones, para llegar a más de 50 millones de personas que necesitan de vales de comida para sobrevivir. Uno de cada seis estadunidenses no cuenta con comida suficiente, a pesar de que el país mantiene la percepción de ser la nación más rica del mundo

Deisy Francis Mexidor/Prensa Latina
 
Casi 50 millones de personas en Estados Unidos, según datos del Departamento de Agricultura correspondientes a 2012, dependen de un vale de comida para sobrevivir. El gobierno lo cataloga de food insecurity (inseguridad alimentaria), eufemismo que esconde una triste realidad.
 
“Presumimos de ser la nación más rica del mundo y parece que nos da vergüenza admitir que en este país se pasa hambre”, dijo Jim Wrengler, de la Coalición contra el Hambre, citado en un artículo difundido en internet.
 
Un estudio reciente de la Clínica de Derechos Humanos Internacionales, de la Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York, reveló cómo uno de cada seis estadunidenses vive en un hogar que no puede pagar alimentos adecuados.
 
Ello ocurre mientras los republicanos avanzan en el recorte de miles de millones de dólares de fondos para el programa de bonos de alimentación.
 
La inseguridad alimentaria en Estados Unidos se disparó con la crisis económica, que data de 2008. Se calcula que en 2011 hubo 14 millones de personas más en esta situación que en 2007, destacó un análisis de Max J Castro, publicado en Progreso Semanal.
 
De la cifra total de hambrientos, cerca de 17 millones son niños, según la investigación Nourishing change: fulfilling the right to food in the United States (Cambio nutritivo: el cumplimiento del derecho a la alimentación en Estados Unidos).
 
La investigación salió a la luz en mayo de este año. Mientras, el Congreso debate modificaciones a la Ley Agrícola y propone importantes recortes en el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por su sigla en inglés), conocido con anterioridad como Programa de Bonos para Alimentos.
 
 
El presidente Barack Obama prometió en su campaña electoral que erradicaría el hambre entre los niños en ese país para 2015.
 
Se estima que la mitad de los menores de edad tendrán en algún momento que depender de asistencia federal para comer antes de llegar a adultos, a tono con el estudio de Nourishing change: fulfilling the right to food in the United States.
 
La organización Feeding America hizo un mapa nacional sobre el problema del hambre, especialmente agudo en la población infantil, pues no solamente los afecta en corto plazo sino que merma considerablemente sus expectativas de vida, salud, educación y desarrollo social y económico en el futuro.
 
Según el grupo, 17 estados del país tienen índices de niños en inseguridad alimentaria superior al 25 por ciento, con las peores cifras en Nuevo México (30.6), Distrito de Columbia (30), Arizona (30.9), Oregon (29.1), Georgia (28.8), Florida y Arkansas (28.4), Nevada (28) y Texas (27.6).
 
A escala territorial Los Ángeles, Nueva York, Chicago, Houston y Phoenix son también las regiones con más niños en situación de hambre, pero condados como Hidalgo, en Texas, poseen indicadores de 39.4 por ciento.
 
Al respecto, un informe del Instituto Pan para el Mundo, un movimiento religioso en contra de la hambruna, señala que en Estados Unidos el 20.7 por ciento de los niños es pobre, situación que afecta a los hispanos en un 33.1 por ciento.
 
Los menores latinos no saben si comen hoy ni si comerán mañana: más de un tercio vive en condiciones de pobreza y de inseguridad alimentaria, plantea el informe The state of America’s children, 2011.
 
Mientras, el Pew Hispanic Center reveló que uno de cada cuatro niños viven sin acceso seguro a suficiente comida nutritiva, pero los menores afroamericanos “enfrentan la peor crisis desde los tiempos de [la] esclavitud y, en diversas áreas, los niños hispanos y aborígenes se encuentran en situación similar”.
 
Sencillamente, “es trágico que tanta gente en este país de abundancia no tenga acceso a suficientes montos de alimento nutritivo”, afirma Vicki Escarra, presidenta de Feeding America.
 
 
El propio Departamento de Agricultura informó que actualmente el 16 por ciento de las familias del país pasa hambre, contra el 12 por ciento en 2007.
 
En agosto de 2012, cientos de activistas se dieron cita en la ciudad de Tampa (Florida) para protestar contra el desamparo y el hambre que sufren millones de personas en el planeta.
 
Además, para llamar la atención sobre la postura del Partido Republicano, que ha mantenido la firme posición de exigir reducciones impositivas para los ricos y a la vez recortes a la seguridad social para los pobres, los más desprotegidos.
 
“He visto a gente que no ha comido durante 5 días. Esto está ocurriendo en el país más rico del mundo”, dijo entonces el cofundador de la organización Food Not Bombs, Keith McHenry.
 
La Organización de las Naciones Unidas sostiene que casi 1 mil millones de personas en el mundo sufren inseguridad alimentaria, pero algunos no imaginan que en esa cifra hay un sensible número de estadunidenses. Aunque, paradójicamente, mientras esto sucede, una parte de los ciudadanos de esa norteña nación sigue gastando cada vez más en comidas y el cuidado de sus mascotas.
 
Sólo en 2012 invirtieron cerca de 52 millones de dólares, subraya un informe de la asociación American Pet Products.
 
Resulta penoso, cuando hoy en Estados Unidos el sueño americano para 50 millones de personas se resume en tener a mano un alimento para comer.
 

Fuente: Contralínea 344 / julio 2013