Las tasas de crecimiento en los países latinoamericanos han provocado la repatriación de decenas de miles de obreros, jornaleros y profesionistas. Pero no regresan solos. Países como Brasil, Argentina, Chile, Ecuador y Perú son escogidos por universitarios graduados y técnicos de Europa y Estados Unidos que huyen de la crisis financiera que azota a sus países. Tan sólo en Argentina radican más de 300 mil españoles y 60 mil estadunidenses. México, sin embargo, no está en la lista de naciones latinoamericanas que han logrado incrementar los niveles de vida de la población
Liset Salgado/Prensa Latina
La modificación de los flujos migratorios hacia Suramérica es una consecuencia directa de la actual crisis financiera internacional que azota a los países de la Eurozona y a Estados Unidos.
Como tendencia, América del Sur se ha convertido en la opción de miles de ciudadanos europeos y estadunidenses e incluso de migrantes suramericanos que retornan a casa para escapar de los efectos de la debacle económica.
Argentina, Brasil y Chile destacan en la preferencia de los nuevos inmigrantes que son atraídos por los niveles de expansión de las economías de Suramérica, superiores a la media global.
Universitarios graduados y técnicos son la mayoría de la presente oleada, procedente de naciones que por más de medio siglo han sido tradicionales receptoras de la emigración a nivel internacional.
Como causas que propician la migración hacia el subcontinente, expertos apuntan a la concreción de tratados comerciales y al crecimiento de esa región, cuando parte del mundo se debate en la incertidumbre.
Al respecto, consideran que la posición privilegiada de la cual hacen gala hoy dichas naciones responde a las políticas fiscales y sociales con que refuerzan sus mercados internos.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) precisó que pese a la inestabilidad internacional, la economía de esa zona geográfica creció un 4.6 por ciento, en 2011.
Argentina exhibió el mayor crecimiento, 9 por ciento; seguida de Ecuador, con 8 por ciento; Perú, con 7, Chile, con 6.3; y por último Brasil, con un 2.9 por ciento.
Datos de la Organización Mundial del Trabajo refieren que Suramérica concluyó en 2011, con un 7.3 por ciento de desempleo, 0.8 por ciento menos que en 2010, evidencia del escenario positivo en cuanto a la tasa de ocupación.
La Cepal prevé que la vigorosa recuperación económica del área posibilite un nuevo y significativo descenso de la tasa de desempleo en 2012, entre 6.7 y 7 por ciento.
De acuerdo con fuentes oficiales, Argentina se convirtió en el principal destino de europeos y estadunidenses que abandonaron su país natal en los últimos dos años para escapar de los efectos de la depresión fiscal.
La Dirección Nacional de Migraciones precisa que como parte de este fenómeno llegaron a territorio argentino en calidad de turistas más de 34 mil españoles que decidieron asentarse de manera indefinida.
La fuente puntualiza que los migrantes, con altos niveles de estudio y edades que oscilan entre los 25 y 40 años, en su mayoría a Buenos Aires dada frente a la posibilidad de un mejor escenario económico y laboral.
De acuerdo con los últimos datos oficiales, Argentina se consolidó como el país en donde viven más españoles fuera de España, con un total de 345 mil 861, aunque ese número va en ascenso.
Las estadísticas dan cuenta también del retorno de alrededor de 20 mil ciudadanos argentinos que decidieron emprender el regreso a casa dado los embates de la crisis.
En relación con los estadunidenses, la embajada en Buenos Aires tiene registrados a 23 mil ciudadanos radicados, aunque cálculos extraoficiales elevan el número a 60 mil.
La tradicional e incesante migración interna se consolida en el subcontinente, fundamentalmente en naciones con un mayor desarrollo económico y mejores condiciones de vida, como Argentina y Brasil.
Aunque los emigrantes suramericanos se congratulan con la facilidad de ingresar a las naciones vecinas, coinciden en señalar como negativa la dificultad que afrontan después para obtener la residencia.
Quienes poseen en mayor capital social y económico emigran a países más desarrollados, en tanto que se mantienen nichos específicos de actividades como la horticultura, construcciones, servicio doméstico y el comercio informal.
La Organización Internacional para la Migración (OIM) asegura que la población suramericana dejó de emigrar a Europa o a Estados Unidos y ahora busca los centros económicos en el continente.
Ezequiel Texidó, representante regional en la OIM, comentó que los destinos migratorios de gran parte de la población suramericana han cambiado.
De acuerdo con él, si bien hace una década tenían en la mira a países desarrollados del hemisferio Norte, ahora se han reforzado las migraciones intrarregionales en detrimento de las extrarregionales.
Argentina, Chile y Brasil cuentan como principales centros de destino de la población migrante de Suramérica, procedente principalmente de Bolivia, Paraguay, Ecuador y Perú.
Los nuevos movimientos migratorios reconfiguran la región y se convierten en un desafío que obliga a los gobiernos locales a diseñar estrategias comunes para poner orden al flujo incesante de personas.
Conscientes de los retos que tienen ante sí, unen fuerzas y trazan planes dentro del marco de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el Mercado Común del Sur y la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
La anhelada implementación progresiva de la libre circulación de personas en América del Sur define la urgencia de coordinar acciones y políticas migratorias. Se trata no sólo de organizar los flujos, sino también de poner fin a los delitos como la trata de personas y el tráfico de migrantes (muchas veces obligados a trabajos forzados o a ingresar al crimen organizado, sobre todo al narcotráfico).
La XI Conferencia Suramericana sobre Migraciones, celebrada en Brasil en octubre de 2011, abogó por la integridad de los procesos migratorios y su relación con los procesos de unidad impulsados en la zona.
El encuentro reconoció el avance en la aplicación de las decisiones migratorias de la CAN, relacionadas con las facilidades para garantizar la circulación de los ciudadanos andinos así como las migraciones laborales.
Los asistentes condenaron las políticas que vulneran derechos humanos fundamentales y repudiaron en ese sentido la “discriminatoria y violatoria” postura antiinmigrante de Estados Unidos.
Como conclusión, coincidieron en que es necesario desarrollar esfuerzos en aras de consolidar la identidad y construir la ciudadanía suramericana por medio de políticas inclusivas con un enfoque integral, como promueve la Unasur.
La Declaración de Brasilia reiteró el interés de incorporar la estructura de la Unasur “como una instancia institucional” para el manejo adecuado de la cooperación regional en materia migratoria.