Más de 159 millones de afrodescendientes habitan América Latina. Apenas fue reconocida oficialmente su existencia en México y Centroamérica. Sin embargo, para ellos siguen inalcanzables los derechos sociales y económicos. Pobres entre los pobres, viven sin derecho a la salud, educación, alimentación y vivienda
José Adán Silva / IPS-Voces de la Tierra
Managua, Nicaragua. A pesar del progresivo reconocimiento de sus derechos, las poblaciones afrodescendientes de México y América Central son las más pobres e ignoradas de América Latina, según diversos investigadores en la materia.
“Los pueblos afrodescendientes de Centroamérica y México figuran entre los más vulnerables, excluidos y pobres del continente”, señaló a IPS Alta Hooker, rectora de la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua.
“Desde la primera conferencia sobre el racismo realizada en [la ciudad sudafricana de] Durban en 2001, nuestros pueblos han avanzado en materia de reconocimiento a sus derechos, pero no en el cumplimiento de sus necesidades socioeconómicas”, explicó la académica.
Panamá, México, Nicaragua, Honduras, Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Belice han asumido acuerdos internacionales para proteger e igualar las condiciones de vida de los afrodescendientes frente al resto de la población, pero en la práctica esos derechos “son ignorados”, sostuvo.
Pese a que se han registrado avances legales e institucionales respecto del reconocimiento de la identidad étnica, cultural y social de estas poblaciones en los últimos 20 años, en comparación a otras zonas de América Latina, las condiciones económicas y de pobreza son peores en esta región, indicó.
Hooker es una de las autoras del estudio Derechos de la población afrodescendiente de América Latina: desafíos para su implementación, presentado en un taller dedicado a este tema en Managua.
La actividad fue promovida por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a través de su proyecto regional Población Afrodescendiente de América Latina.
“Hay todo un marco jurídico, con unos países respetándolo más, otros menos. Existe ese entarimado de derechos, lo que no existe es voluntad de cumplimiento”, enfatizó Hooker.
“Habemos más de 159 millones de personas (afrodescendientes) en esta zona, pero a la fecha, nueve años después de Durban, todavía nos dicen cuántos somos, dónde estamos y qué hacemos. Sólo nosotros mismos conocemos nuestras realidades”, cuestionó.
La visión de Hooker fue compartida por Dorotea Wilson, coordinadora general de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y la Diáspora, una organización con presencia en 24 países de la región, cuya sede central se ubica en Nicaragua.
Para Wilson, las desigualdades siguen siendo abismales y más profundas cuando se trata de las mujeres negras. “Después de Durban, poco o nada ha cambiado para la población femenina afrodescendiente de la región. El 80 por ciento de los más de 150 millones de afrodescendientes de la región sigue viviendo en estado de pobreza y sin oportunidades de superación por motivos étnico-raciales”, denunció a IPS.
Del total de población negra estimada por su organización, 75 millones serían mujeres, las cuales “continúan sometidas a desplazamientos forzados, emigraciones ilegales, criminalización de jóvenes y genocidio encubierto bajo acusaciones de delincuencia”, acusó.
De la misma manera se expresó Sidney Francis Martin, presidente de la Organización Negra Centroamericana, con sede en Honduras. “Llevamos 20 años firmando acuerdos, tratados, pactos internacionales de derechos humanos, pero, a cambio, nuestra gente sigue siendo cada día más pobre”, dijo a IPS.
“Nos reconocen como negros, nos aprueban leyes y nos respetan nuestra identidad, pero nos siguen negando el derecho a trabajos dignos, a mejores escuelas y a los espacios de poder político. Seguimos invisibles en esos aspectos”, planteó.
Para Ricardo Changala, asistente especial de Derechos Humanos de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las condiciones de desigualdad y pobreza que sufren las poblaciones negras “a nivel general son casi las mismas en todo el continente”.
“Todos los países han presentado avances, pero la brecha sigue siendo grande”, indicó a IPS.
Según el funcionario de la ONU, se han registrado cambios positivos en la construcción de los tejidos legales que respaldan los derechos de las poblaciones afrodescendientes, pero faltan desafíos por superar.
“Es un problema de más de 400 años y apenas en los últimos 20 o 30 se ha empezado a solucionar, pero soy positivo y creo que esas barreras irán superándose en la medida de que la población reclame sus derechos y se haga sentir. El silencio se ha roto y ése, en sí, es un gran paso”, observó.
Según el estudio presentado en Managua, la desigualdad social, la pobreza y la exclusión social figuran entre los principales problemas para las poblaciones afrodescendientes de Centroamérica y México.
De acuerdo con cifras oficiales citadas en el estudio, la pobreza afecta a 46 por ciento de la población centroamericana en general, unas 20 millones de personas, de las cuales una de cada cinco vive en situación de extrema pobreza.
Silvia B García Savino, coordinadora del proyecto regional del PNUD, dijo que el estudio se hizo para medir las brechas que existen entre los pactos y los convenios internacionales que tienen como ámbito de acción temas relacionados con la defensa y la promoción de los derechos de la población afrodescendiente. “A través se ello se buscó, además, analizar su cumplimiento real y efectivo en los países firmantes”, dijo García a IPS.
El objetivo fue “identificar los distintos grados de visibilización de la población afrodescendiente en los países objeto del estudio, la diversidad y los déficits de las acciones afirmativas, y los distintos grados de avance de las legislaciones nacionales, para enfocar la toma de decisiones a la superación de esas barreras”, concluyó.