Septiembre ha sido el mes más violento para los trabajadores de los medios de comunicación en México, informa la Casa de los Derechos de Periodistas (CDP) tras documentar 34 agresiones, un allanamiento, así como la muerte accidental de un reportero y el suicidio de otro.
Martha Olivia López M*
De acuerdo con los datos de la CDP, los golpes y detenciones arbitrarias contra los trabajadores de medios de comunicación fueron los más recurrentes el mes pasado y fueron las autoridades de seguridad pública y los maestros los presuntos responsables. La cobertura de marchas y protestas contra la reforma educativa fue el marco para que 11 reporteros fueran agredidos por policías y nueve por docentes.
El 1 de septiembre en el Distrito Federal, Estela Morales, Pavel Alejando Primo Noriega, Gustavo Ruiz, Alejandro Montaño Sánchez y Alejandro Amado, de los medios Regeneración Radio, Cronopios y Subversiones fueron detenidos por policías pertenecientes al cuerpo de granaderos de la Ciudad de México, cuando cubrían una manifestación sin que ellos hubieran cometido delito alguno, lo cual constituye una clara violación a sus derechos y garantías individuales.
El 2 de septiembre la periodista Lydia Cacho denunció en su cuenta de Twitter que fue amenazada por el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo; esto sucedió luego de un artículo que publicó. La polémica se difundió en dicha red social donde ella escribió: “La mejor defensa del gobernador Borge sería rendir cuentas; no mandarme amenazas con morir ahogada en el mar”.
En el estado de Veracruz, el 3 de septiembre, Edgar Pucheta y Viridiana Reyes (Informantes en Red) fueron agredidos físicamente cuando cubrían una manifestación de maestros contra la reforma educativa en Los Tuxtlas.
El 4 de septiembre en Durango, poco más de 15 agentes supuestamente de la Dirección Estatal de Investigación (DEI) allanaron las instalaciones del diario Contexto de Durango; dijeron que buscaban a un colaborador por un supuesto fraude.
El 9 de septiembre en Tabasco, el fundador de El Diario de la Tarde, José Antonio Calcáneo Collado se suicidó en las oficinas del periódico. Se encerró en su despacho y se disparó en la cabeza. El comunicador padecía diabetes, una enfermedad que lo obligaba a someterse a diálisis tres veces a la semana.
El 11 de septiembre en Nayarit, la periodista y jefa editorial del portal de noticias Nayarit me gusta, Libni Tapia, acudió a las instalaciones de un hospital del ISSSTE [Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado] para hacer una nota informativa acerca de las denuncias ciudadanas sobre el incremento del dengue en la región. Al darse cuenta de su labor, personal de vigilancia la retuvo e incomunicó un par de horas para luego ser entregada a una patrulla de la Policía Municipal.
En el estado de Guerrero, el 13 de septiembre, policías antimotines desalojaron en forma violenta una protesta de militantes del Partido del Trabajo (PT), entre los que figuraban mujeres y niños así como los comunicadores Anarsis Pacheco Polito, Lenin Ocampo, Jesús Eduardo Guerrero Ramírez, Jonathan Cuevas, Víctor Wences de El Sur, La Jornada Guerrero, de Novedades Acapulco, y el director de Radio UAG [Universidad Autónoma de Guerrero], respectivamente. Uno de los policías pisó la rodilla de Anarsis Pacheco y le tiró una patada, mientras que otros golpearon con los puños y escudos a los otros reporteros gráficos; el director de Radio UAG, que en ese momento transmitía en vivo el desalojo, también resultó lesionado.
En Veracruz, el 14 de septiembre, agentes de la Secretaría de Seguridad Pública del estado (granaderos y policía montada) golpearon violentamente a los fotorreporteros Melina Zurita, corresponsal de la Agence France-Presse (AFP), Roger Martínez, reportero y subdirector de la Agencia Imagen del Golfo, Óscar Martínez y Rubén Espinoza, de la agencia ABC, y los despojaron de su equipo cuando cubrían el desalojo de profesores que, como protesta, permanecían en una plaza de Xalapa, capital del estado.
También el 14 de septiembre en Veracruz, Juan Alberto Arellano, reportero independiente, cubría un operativo policial para desalojar a maestros y manifestantes de la plaza pública, fue agredido y detenido por elementos estatales veracruzanos, algunos de ellos vestidos de civiles. Le fueron plantadas armas y drogas a fin de fabricarle acusaciones por portación de armas y delitos contra la salud.
El 14 de septiembre pero en el estado de Sonora, Raymundo Estrada Charles, conductor de noticias televisivas, sufrió una agresión a manos del exsíndico de la pasada administración y actual asesor legal de la sindicatura de Hermosillo, Jesús Ruiz Encinas; el periodista fue lesionado en el ojo izquierdo que requirió de atención médica y seis puntadas para suturar.
El 15 de septiembre, Pablo Madriz Rojas, locutor de La Ranchera, en el cuadrante XEML en la ciudad de Apatzingán, Michoacán, falleció en un accidente automovilístico. El periodista entrevistaba al diputado local Osbaldo Esquivel Lucatero el 11 de septiembre cuando se acercó un grupo de hombres armados con machetes y asesinaron al legislador. El comunicador pereció en la carretera Morelia-Uruapan cuando regresaba de una reconstrucción de hechos por dicho homicidio.
El 19 de septiembre en Sonora, cinco periodistas de varios medios de comunicación fueron sacados de la Sala de Cabildo en San Luís Río Colorado bajo el argumento de que serían tratados asuntos de carácter “delicado” y que los medios de comunicación podrían conocer la información al final de la reunión.
En el Distrito Federal, el 25 de septiembre, dos reporteras de La Jornada fueron agredidas por un grupo de maestros de la sección 22 de Oaxaca para impedirles la cobertura de la movilización que se realizaba en las inmediaciones de la casa presidencial de Los Pinos. Dos personas que se dijeron profesores, pero que no se identificaron, las agredieron verbalmente. A una de ellas le dieron un manotazo.
Finalmente en Chiapas, el 28 de septiembre, un grupo de maestros impidió realizar su trabajo a cinco reporteros gráficos y a dos repartidores de periódicos; los fotógrafos les explicaron que sólo cumplían con su trabajo y que iban a tomar imágenes de quienes habían convocado a una rueda de prensa; los mentores finalmente se apartaron, aunque insultaron a los periodistas y los acusaron de mentirosos, vendidos e imparciales por no apoyar el movimiento magisterial.
*Directora ejecutiva de la Casa de los Derechos de Periodistas