La desigualdad es el primer desafío económico que enfrenta América Latina, al ser una realidad insostenible, consideró la maestra Alicia Bárcena durante su participación en la conferencia “Crisis económica y dilemas del desarrollo en América Latina y el Caribe”.
En la novena edición del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe refirió que la actual crisis que se vive en la región es secuencial y asimétrica entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo.
Esta, además, se agudizó y evidenció con la pandemia de Covid-19, puesto que lejos de golpear con la misma dureza los ingresos de todo el mundo, “los ricos se hicieron más ricos, como es el caso de Google”, y los pobres más pobres.
La maestra Alicia Bárcena criticó la depredación que ha sufrido América Latina por la globalización del capitalismo. En ese contexto, llamó a romper con la fragmentación que acecha al continente, pues se necesita de la unión de los países latinoamericanos para hacerle frente a los retos que trajo la crisis del capital.
No obstante, reconoció los problemas que se enfrentan para lograr esa hermandad: “vivimos fragmentados, no hay acuerdos nacionales, tampoco hay una plataforma internacional”.
La titular de la Cepal, indicó que el segundo problema regional tiene que ver con la “disfunción de cadenas globales de valor”, donde Latinoamérica entró al juego comercial de la globalización sólo para quedar bien con las potencias económicas, sin advertir que en su región la economía no estaba en condiciones de participar. Lo anterior generó un choque de oferta por escasez, como es el caso de los fertilizantes.
En su participación, el expresidente de Bolivia, Álvaro Linares, señaló que es indispensable cambiar el modelo económico del capital, con nuevas reformas de gobiernos progresistas que sitúen al Estado como encargado de la economía, así como la generación de economías sustentables.
Advirtió que hay una pérdida de interés en la población por luchar para lograr un cambio, pues las condiciones actuales promueven el desánimo. Linares reconoció el trabajo que hacen presidentes y gobiernos como el de Andrés Manuel López Obrador, para cambiar las políticas neoliberales latinoamericanas, y con ello, sacar de la pobreza a 70 millones de personas.
“México es expresión de ello, el presidente Andrés Manuel López Obrador impulsó a los pequeños agricultores; esa experiencia debería repetirse, para que el pequeño agricultor sea el protagonista de los grandes cambios”, dijo.
No obstante, Linares reconoció que “el modelo tiene sus límites” y se ha topado con muchas dificultades, entre ellas la pandemia, que empujó a la pobreza entre un 29 y un 33 por ciento de la población.
Por lo anterior, recomendó instrumentar reformas para una segunda generación de gobiernos progresistas, las cuales deben incluir: duros impuestos a los más ricos de la región; que Latinoamérica descarte la opción de extraer más a los pobres; repatriación de dinero depositado en paraísos fiscales; posicionar al Estado como gran propulsor de la economía.
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