Los hechos de violencia ocurridos en Culiacán, Sinaloa, son la secuela más evidente de la captura y de la debilidad de las instituciones, ante su incapacidad de resolver problemas concretos, advirtió Mauricio Merino Huerta, coordinador general de Programa Interdisciplinario de Rendición de Cuentas del Centro de Investigación y Docencia Económicas.
En el marco del “Seminario internacional: democracias capturadas”, se refirió así a la liberación de Ovidio Guzmán López –hijo del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera–, ocurrida el pasado 17 de octubre luego de diversas confrontaciones armadas y amenazas hechas por el Cártel de Sinaloa.
El investigador agregó que esta debilidad es un problema acumulado por años y que es absurdo decir que el gobierno actual es culpable de los males del país, así como decir que los males heredados son imposibles de resolver.
“El Estado mexicano es un Estado débil, incapaz de controlar el territorio en su conjunto y de resolver y atender a los trabajadores de la economía y problemas de seguridad”, consideró el también exconsejero electoral.
Indra Cirigo