El Ejido de Dziuche en Quintana Roo obtuvo la suspensión del Decreto de Área Natural Protegida del Sistema Lagunar Chichankanab el 28 de junio pasado, por orden del Juzgado Primero de Distrito del estado.
Juan Antonio López, coordinador del área de justicia trasnacional de la organización Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Prodesc), explica a Contralínea que “es el primer caso en el que se logra suspender un decreto de este tipo”.
Agrega que una de las razones por las que se estableció dicho Decreto en 2011, y que se expuso en el juicio de amparo, fue la posible creación de zonas de ecoturismo en la laguna de Chichankanab. Además, no se consideró la opinión de los ejidatarios, es decir que no se respetó su derecho de consulta, ya que forman parte de una comunidad maya.
El coordinador destaca el caso q porque se podría pensar que este tipo de decretos pueden servir cuando se trata de proteger el medio ambiente, y esto no siempre es así: “tal vez haya algún tipo de interés detrás […] que en lugar de cuidar afecte más”.
“No sabemos qué es lo que realmente pretendían al declarar el área natural protegida […] porque la laguna ha sido cuidada, preservada y se mantiene en un estado virgen. Lo único que puedo decir es que […] la administración, toda la investigación y lo que se fuera a hacer en el área natural protegida iba a quedar a cargo de la Secretaría de Medio Ambiente y de la organización Amigos de Sia’n Ka’an, quienes podían asociarse con terceros para desarrollar investigación dentro del área o crear desarrollos ecoturísticos”, explica Juan Antonio López.
La suspensión se concedió porque puede tener como consecuencia la privación total o parcial, en forma definitiva, de la propiedad, posesión y disfrute de los derechos agrarios de los propietarios del ejido, dentro del que se ubica gran parte de la laguna de Chichankanab, informó Prodesc en un comunicado. Por esta razón, ninguna autoridad del estado puede desarrollar actos que afecten los derechos del Ejido Dziuche sobre su territorio, incluida la laguna.
Aseneth Hernández