Tercera parte y última. Los Bélicos –policías de élite del municipio de Iguala, Guerrero– estaban financiados por el cártel Guerreros Unidos, señala el informe preliminar de la Comisión Presidencial para la Verdad y el Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa. El grupo policial está directamente involucrado en la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, ocurrida la noche del 26 y 27 de septiembre de 2014.
El análisis descubre que antes de ese crimen de Estado, los Guerreros Unidos “dotaron de uniformes, equipamiento y armas de alto poder” a Los Bélicos, quienes “se habrían encontrado dentro de la nómina del grupo delictivo, por lo que cumplían órdenes para la organización”.
Al respecto, se explica que “este grupo de reacción inmediata se encargaba de realizar ‘el trabajo sucio’ de la organización [Guerreros Unidos], como extorsiones por el cobro de derecho de piso, ‘levantones’ y ejecuciones”. Además, el cártel también contaba con el apoyo de las policías de Cocula, Huitzuco y Tepecoacuilco, “en particular el grupo de fuerzas especiales del municipio de Iguala que estaba al servicio de Guerreros Unidos y era denominado como Los Bélicos”.
Al identificar el control territorial en Iguala que tenía Guerreros Unidos, el informe de la Comisión de la Verdad indica que existía un importante “grado de penetración y vinculación de Guerreros Unidos con los funcionarios encargados de la seguridad pública en la región”. Añade que “la red de relaciones y complicidades existente fue, sin lugar a duda, un elemento que ‘facilitó’ la desaparición forzada de los 43 normalistas”.
Agrega que los jefes de plaza de Guerreros Unidos en los municipios de Cocula e Iguala estaban a la par de los mandos de las policías municipales, algo que revela “el nivel de penetración y cooptación que dicho grupo criminal había alcanzado en la región”.
El informe indica que Los Bélicos fue fundado por Abraham N, alias el 48, “director de la Policía de Iguala durante el gobierno municipal de Raúl Tovar Tavera y antecesor de Felipe N”. Apunta que Abraham N fue desaparecido en 2013, ejecutado y enterrado en una fosa en Cerro Gordo; y que Ramiro N, apodado el Chango y quien fungía como jefe de halcones de Los Tilos habría sido uno de los autores de ese homicidio.
Al momento de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, dicho grupo de reacción inmediata estaba conformado por aproximadamente 40 elementos comandados por el subdirector de la corporación, Francisco N. Al estar en la nómina del cártel, el informe de la Comisión de la Verdad señala: “es claro que, por lo anterior, Guerreros Unidos proporcionó apoyo a los policías municipales cuando fueron arraigados, a través del abogado de la organización y a través de narco-comunicados en los que para exigían su liberación en 24 horas”.
Asimismo, se indica que la relación del entonces presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, con el crimen organizado deriva principalmente de la pertenencia de los hermanos de su esposa, María N, al Cártel de los Beltrán Leyva.
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