La Habana, Cuba. La escasa posibilidad de acceder a los recursos para vivir sitúa a muchas poblaciones en el mundo en un nivel de vulnerabilidad muy alto, hasta el punto de estar en juego su existencia por la mala calidad de vida.
Esas comunidades, ubicadas en zonas rurales recónditas, barrios marginales de las ciudades o zonas de conflicto son las que corren mayor peligro de sufrir las enfermedades tropicales desatendidas (ETD), las cuales tienen una estrecha relación con la pobreza.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe publicado en este mes de abril reconoce que se aprecia desde 2007 un progreso significativo en el enfrentamiento a esos males.
El documento, titulado Integración de la lucha contra las ETD en la salud y el desarrollo mundiales, señala que –según estimados– solo en 2015 se trataron mil millones de afectados.
La Organización ha sido testigo de avances extraordinarios en el empeño por doblegar antiguas plagas como la enfermedad del sueño y la elefantiasis, dijo la directora general de la OMS, Margaret Chan.
En los últimos 10 años, una de las alianzas mundiales más eficaces de la salud pública moderna ha conseguido evitar secuelas discapacitantes y rescatar de la pobreza a millones de personas, añadió.
Al decir de la agencia de salud de la ONU, un total de 1 mil 600 millones de seres humanos sufren ETD, entre ellos más de 500 millones de niños, pero el número se ha reducido desde el año 2010, cuando más de 2 millones de individuos padecían una de estas enfermedades.
El informe reconoce que se han dado grandes pasos para controlar algunas de las peores dolencias, incluida la dracunculiasis, producida por la lombriz de Guinea, que crece en el cuerpo de quienes consumen agua contaminada con pulgas acuáticas infectadas por este parásito.
El año pasado, apenas se registraron 25 casos de ese mal en humanos, una considerable reducción en comparación con los 900 mil de 1989, cuando era endémica en 21 países. Por esa razón, su erradicación está al alcance, subrayó el texto.
También el escrito resalta la disminución de los casos de tripanosomiasis africana, más conocida como enfermedad del sueño, transmitida por la mosca tse-tse. Para que se tenga una idea, en 2015 solamente se registraron 2 mil 804, un marcado descenso si se tiene en cuenta los 37 mil de 1999.
El tratamiento profiláctico contra la filariasis linfática (elefantiasis) de 556 millones de personas; y de 114 millones con oncocercosis (ceguera de los ríos).
Asimismo, la eliminación del tracoma, la principal causa infecciosa de ceguera, como problema de salud pública en Omán, Marruecos y México. Sólo en 2015, se operaron más de 185 mil afectados en todo el mundo y se administraron antibióticos a más de 56 millones.
Por su parte, la leishmaniasis visceral, que produce lesiones ulcerosas en la cara, cicatrices desfigurantes y discapacidad, se eliminó el pasado año en el 82 por ciento de los subdistritos de la India, el 97 de los de Bangladesh y el 100 de los distritos del Nepal.
También, en igual etapa se reportaron solamente 12 muertes humanas en las Américas por rabia, provocada por mordedura de perros infectados, un logro que acerca a la región al objetivo de eliminar la enfermedad en el ser humano.
Aunque la OMS pretende eliminar las ETD desde ahora hasta el 2030, advirtió que los avances alcanzados podrían estancarse si no se afrontan problemas más amplios relacionados con la pobreza.
La filariasis linfática es una infección transmitida por mosquitos que ocasiona un agrandamiento anormal de las extremidades y los genitales. Por su parte, la oncocercosis (ceguera de los ríos) puede provocar discapacidad visual y ceguera permanente.
Las difíciles condiciones de vida de muchas poblaciones del mundo, también provocan otras ETD. Entre ellas, la enfermedad infecciosa de Chagas, ocasionada por un parásito encontrado en las heces de la vinchuca, insecto que se alimenta de sangre y puede medir hasta tres centímetros de largo.
También, la ascariasis, provocada por los áscaris (insecto) que vive en el intestino delgado y a veces causa deficiencias nutricionales y obstrucción intestinal, así como la lepra, que produce, principalmente, lesiones en la piel y daños en los nervios.
A esa relación se une la cisticercosis, una infección ocasionada por tenias o solitarias que afecta el cerebro, los músculos y otros tejidos, además de la fascioliasis, causada por lombrices parasitarias que se encuentran en el agua potable o las plantas comestibles.
La úlcera de Buruli, es otra ETD, una lesión bacteriana de la piel y el tejido blando, la cual es exótica y poco frecuente.
Esos males virales, parasitarios y bacterianos que afectan principalmente a las poblaciones más pobres del mundo, serán menores en la medida que los decisores de políticas le dediquen un espacio en sus agendas para transformar la triste situación en que viven.
Reina Magdariaga Larduet*/Prensa Latina
* Periodista de la redacción de Ciencia y Técnica de Prensa Latina
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