Su lucha “es para todos”. Son Herminia Jaime, Lorena Ayala, Dulce Caramelo Mejía, Cecilia Bertrand y Rogelio Martínez; tienen un plantón en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) desde el 1 de julio pasado. Ellos son jubilados de Mexicana de Aviación, y en agosto pasado cumplieron 1 año sin recibir su pensión, lo que por derecho –y trabajo– les corresponde.
Dulce y Rogelio hicieron una huelga de hambre en marzo, en el mostrador de esa empresa de la Terminal 1 del AICM, en demanda de una solución al cierre de la aerolínea ocurrido en agosto de 2010. Desde el cese de operaciones, más de 8 mil 500 familias, de forma directa, y otras 200 mil, de manera indirecta, fueron afectadas por el cierre de dicha empresa.
“No podemos permitir que nuestro patrimonio de 28 años, en el caso de los hombres, y 23 en el de las mujeres, se pierda”, dice Rogelio, quien como trabajador en activo de Mexicana era auxiliar de vuelo.
Dulce, quien trabajó de 1982 a 2005 en esa aerolínea, menciona que la lucha que llevan es para todos, “porque si Mexicana no retoma su vuelo, cómo me van a pagar. Yo le voy a exigir a Mexicana que me pague”.
Cecilia indica que ella “sólo trabajó por 23 años” porque así estaba el contrato, “porque pedimos trabajar más tiempo y la empresa nos dijo que no. Yo hubiera trabajado más si hubiera sido posible”. Al igual que Dulce, Cecilia trabajó en Mexicana de 1982 a 2005.
A casi 1 año de no recibir pensión, muchos jubilados han optado por buscar un trabajo para sobrevivir; sin embargo, muchos no lo consiguen por su edad, como le ha sucedido a Dulce. “No me han llamado”, comenta. Roger entrega publicidad para una pizzería, pues “la falta de oportunidades de trabajo en México es muy grave. Cuando tienes más de 35 años [de edad] ya no te aceptan, imagínate ahora a alguien con más de 50”. Rogelio trabaja de repartidor, “pues es el único trabajo que se me puede proporcionar”.
La capacitación recibida por los trabajadores de Mexicana “es de primer nivel, incluso mundialmente”, señala Roger, quien añade que ellos tienen la mejor capacitación del país en aviación; sin embargo, el único empleo que encuentran es de limpiapisos. “Y no es que me moleste limpiar pisos, pero no estoy especializado en eso. No es justo que se desperdicie esa enseñanza. Yo podría vender dulces afuera del Aeropuerto muy dignamente, pero el tema aquí es que nuestro dinero está robado”, sentencia el único varón en el plantón.
La precariedad ha alcanzado a los jubilados, quienes han tenido que deshacerse de sus bienes para subsistir. Dulce, por ejemplo, vendió su carro y renta el departamento donde vivía.
Cecilia está perdiendo su casa. “Yo no tengo muchos bienes. Tengo dos casas, una donde vive mi hija y otra que la estoy perdiendo porque la estaba pagando al Infonavit [Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores], y tengo más de 1 año de no poder pagarla. La casa tiene 2 años de estar cerrada; se encuentra en clima de playa y eso provoca que todo se eche a perder”.
Cecilia también vendió su auto y agrega que no tiene ningún bien del cual pueda obtener dinero para sobrevivir, como en el caso de Dulce. “Si no trabajo, no como: hubo días en los que no comí porque no había dinero, no había nada”. Bertrand vive por ahora de arrimada en casa de un amigo mientras su hogar se pierde.
Además de los bienes materiales que paulatinamente se han ido perdiendo, hoy en día, un tema recurrente es el deterioro de la salud. Cecilia platica que hacía ejercicio, comía bien, tenía una vida sana, “pero cuando te quitan de jalón todo eso, tu salud va para abajo. Empecé a tener problemas que antes no tenía en el tema urinario. Hace 3 años que no puedo ir al ginecólogo para que me hagan mi revisión, como lo hacía cada año. Tengo pendiente una mamografía porque tengo quistes que necesitan ser revisados para que no se me hagan cancerosos, pero no puedo hacérmela porque no tengo dinero”.
“Yo tengo depresión y ya me divorcié”, dice Rogelio. Cecilia agrega que “sin dinero no hay amor” y que hay muchos divorcios que han surgido a partir de esto. Roger recuerda que ya tenía problemas, pero dice que la presente situación de Mexicana precipitó su separación. “Todos tenemos problemas, cada quien de diferente forma: unos perdieron su casa, otros sus hijos, otros la misma vida”.
Los extrabajadores buscan que Mexicana de Aviación levante de nuevo el vuelo, pues consideran que es la forma de volver a activar la economía de la empresa y recibir sus pensiones. Así como con la huelga de hambre, el plantón tiene la finalidad, según los jubilados, de “llamar la atención y ser visibilizados”.
Dulce rememora la campaña como candidato del ahora presidente de México, Enrique Peña Nieto, y menciona que cuando una persona está en campaña y dice que voten por ella “te hablan bien bonito, como Peña, que dijo que apoyaría el regreso de Mexicana… Es lo que estamos esperando todos. Peña Nieto tiene la obligación de mediar en esto, pero no lo va a hacer y es simple, porque si hubiera voluntad ya lo hubiera hecho”.
Roger agrega que no hay voluntad política porque la gente que se formó en Mexicana está capacitada. El capital humano está listo para levantar el vuelo, pero no ha sucedido. Peña Nieto, como candidato presidencial, dijo que Mexicana es “una empresa de gran tradición dentro de la aviación comercial de nuestro país”. Martínez hace un llamado al gobierno para que rescate Mexicana para que retomara el vuelo.
“El fin del plantón es ese: que Mexicana retome el vuelo”, detalla Dulce; sin embargo, acepta que no hay una certeza de que se les pague si Mexicana de Aviación comienza de nuevo operaciones, “pero luchamos para que eso se haga realidad, porque si Mexicana vuela, habrá dinero para que nos paguen lo que nos corresponde”.
Los rumores que corren en los pasillos del Aeropuerto, comenta Cecilia, es que “Mexicana regresará pequeña, venderán la base de mantenimiento –que le da servicio a terceros y que sigue operando en el Aeropuerto– y con eso pagarán liquidaciones a 10 años, a nosotros nuestras jubilaciones y harán una empresa pequeña”. No obstante, agrega que existe una predeclaración de quiebra, “lo cual sería ridículo después de 3 años del cese”. Cecilia se pregunta: “¿dónde están esos recursos? ¿Por qué se llevan los recursos de los trabajadores? Nuestro dinero fue un fideicomiso creado expreso para pagar nuestras pensiones”.
En el plantón son cinco los que están de manera permanente, se organizan para barrer y tener limpio. “Algunos compañeros nos apoyan con la comida, otros vienen cuando pueden a hacer acto de presencia. En la entrada del plantón tenemos un bote para recaudar fondos y con eso compramos lo que vamos necesitando”, explica Dulce.
Conforme fueron pasando los días en el plantón, se han incrementado los actos de acoso de autoridades del Aeropuerto con ellos, “porque se han ido incomodando”, dice Cecilia. “A medida que han pasado los días, han sido más hostiles con nosotros, como en el caso de mi nieto, que por llorar mucho aquí, nos vinieron a decir que nos llevarían al Dif [Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia] para cuidar de él”.
Las autoridades del Aeropuerto dicen a otros empleados de otras aerolíneas que no respondan a nuestras agresiones, cuenta Rogelio y se cuestiona: “pero, ¿cuáles agresiones? Nosotros sólo decimos verdades, y si hubiéramos agredido ya hubieran venido los federales, pues ellos están para cuidar a los usuarios y trabajadores”.
Dulce platica que el director del AICM los “invitó a limpiar ‘nuestro cochinero’, yo le dije que cuál cochinero, que mis compañeros tenían limpio todo el tiempo. Sin embargo, me señaló las pancartas y las denuncias. ‘¿Para usted es un cochinero?’, le pregunté; luego le dije: ‘Pues más cochinero es cómo nos tuvo el gobierno pasado y nos tiene el presente, eso sí es un cochinero’”.
Dulce le volvió a preguntar al director del Aeropuerto: “¿Usted sí come verdad? Pues nuestros compañeros están muriendo de hambre y otros compañeros están perdiendo sus bienes, su salud; o qué es más cochinero: que nos tengan 3 años muertos de hambre o que estemos aquí?”.
Su motivación para seguir luchando por lo que les corresponde, Dulce la encuentra en sus hijas. “Desde que hicimos la huelga de hambre hasta hoy, ellas han sido mi fuerza. Me dicen: ‘Mamá, tú siempre nos has apoyado en la escuela’ y me agradecen por lo que he hecho por ellas”. Además, Dulce señala que lucha por la empresa, “pues Mexicana ha sido como mi marido: me dio lo que necesitaba, donde viví mis alegrías y mis tristezas y es eso lo que me impulsa a estar aquí”.
“A mí lo que me impulsa es la injusticia y el despojo que están cometiendo”, señala Cecilia. “No me cabe en la mente que gente tan malévola actúe con tan mala saña y que cause tanto daño. Yo no lo voy a permitir nunca, no estoy de acuerdo. Están acabando con vidas, con familias, eso es lo que no permitiré. Tengo que ser un ejemplo de vida para mi hija y para mi nieto, porque no es correcto esto. Para ser una persona íntegra, tienes que actuar de acuerdo con lo que piensas”.
Roger dice que su caso no es obra de la casualidad: “No te conviertes en un guerrero de la noche a la mañana. Yo lucho porque tengo dignidad. Para que yo pueda estar bien, tienen que estar bien los demás. Soy una persona honesta que no va a permitir que lo que trabajé me lo quiten”.
Los “pensionados” aseguran que estarán en el plantón hasta que les paguen lo que es suyo, por lo que trabajaron, “porque somos personas cumplidas y responsables, porque dimos lo mejor de nosotros por nuestra empresa, y no sólo nosotros, sino muchos de nuestros compañeros. Yo cumplí y no es justo que ellos no cumplan”.
Jimmy Lynch es piloto en activo. Arriba minutos después de la conversación con los extrabajadores. Jimmy trabajó por 4 años en Mexicana. Hoy en día trabaja en la aviación ejecutiva (vuelos privados), y dice que gana bien, pero que en su paso por distintas aerolíneas no ha encontrado nada que se acerque al nivel de calidad de Mexicana, y recalca: “sobre todo a los seres humanos que componían la empresa”.
A Lynch se le quiebra la voz al recordar lo difícil que ha sido para “la familia de Mexicana” haber perdido no sólo el sustento familiar: “Tuve la oportunidad de trabajar en casi todas las aerolíneas, y lo que más me dolió fue perder a los compañeros, la calidad y el prestigio. Cuando salí me di cuenta del lugar en el que estaba. Desde la escuela de vuelo, la instrucción, la capacitación, todo era de primer nivel”.
Jimmy vivió un breve espacio trabajando en Asia, y añade que ahí se dio cuenta de la calidad a nivel mundial de Mexicana. Lynch continúa recordando sus días prósperos en la empresa, mientras Cecilia, Dulce y Roger, quienes lo escuchan atentos, comienzan a derramar lágrimas, como en un acto sincronizado.
“Mexicana era de nosotros, no de los desgraciados que nos quitaron todo. Esta empresa le enseñó a la aviación del país a volar. Estuve a punto de entrar a Aviacsa y el manual de operaciones era una copia del que tenemos en la empresa. Es un orgullo haber trabajado en la tercera empresa más antigua del mundo”, comenta el piloto.
Añade: “Hay compañeros que trabajan en otras latitudes y tienen la vela encendida en Emiratos Árabes, Argentina, China o Chile. Ellos me preguntan cada que los veo si sé algo de Mexicana, todo el tiempo lo hacen”.
Cecilia dice que Jimmy, al ser un piloto joven, se pudo colocar rápidamente en otros lugares; sin embargo, recuerda que hay quienes por su edad, aunque con gran preparación, formación de primera y experiencia actualmente son taxistas. “Es un desperdicio: hay un capitán altamente capacitado trabajando como chofer”.
Lynch detalla: “Si yo tengo un lugar en la aviación es gracias a esos maestros, gente con mucha capacidad y talento, y me duele que hoy en día se desperdicie. Es algo que nos debería indignar como país”.
“Duele demasiado pasar por aquí”, dice el joven piloto al tiempo que señala el mostrador de Mexicana de Aviación.
Para Cecilia, Mexicana era todo: “Nuestra familia, nuestra casa, nuestra empresa, nuestro trabajo, nuestra tranquilidad. Vivíamos más en Mexicana que con nuestras familias. A mi familia la perdí, pero tengo a mis compañeros y ellos son mi familia”.
Dulce dice que le da tristeza y coraje ver hacia el lado izquierdo del plantón: el mostrador de Interjet, “quienes invadieron nuestro espacio, pues ahí atendíamos nosotros”.
En su paso por otras aerolíneas, Jimmy Lynch afirma que la aviación en México está llena de piratas. “Compañeros que trabajan en otras aerolíneas te platican sobre cómo son acosados, de las pocas y nulas garantías laborales”. Todos recuerdan que tenían derechos laborales y que eran respetados mientras trabajaron en la empresa. “Teníamos excelentes condiciones laborales, las mejores. Mexicana de Aviación la hacíamos nosotros, no ellos, por eso teníamos excelentes condiciones de trabajo”, concluye Bertrand.
El abogado y doctor en derecho laboral Arturo Alcalde Justiniani menciona que la solución para los trabajadores y extrabajadores de Mexicana “es que la empresa asuma su responsabilidad, en virtud de que es la causante de la suspensión de labores. Ésta se llevó a cabo sin ninguna autorización de la ley y como producto de un plan maquinado en el que se usaron de forma abusiva los recursos. Por un lado acumuló riqueza y, por el otro, fue sacrificando el patrimonio de la empresa y dejando colgados a los trabajadores”.
Alcalde lamenta que la compañía y las autoridades le apuesten al desgaste de los trabajadores. Demanda que se dé una solución de fondo al problema: “se debe reparar la situación en los términos de la legislación. En las condiciones actuales, tanto los trabajadores activos (pues ni siquiera están despedidos, están separados indebidamente de su actividad ordinaria) como los jubilados están tratando de encontrar la mejor solución en un escenario de extrema dificultad, en la que se han presentado proyectos con alternativas, pero que ninguno de estos ha cuajado”.
Para el abogado, las causas de que todas las opciones que se han presentado se hayan venido abajo se resumen “en una evidente complicidad del gobierno”. Ello, porque “desde el inicio de la suspensión indebida de labores no intervino como le correspondía para obligar a la empresa a responder por sus propias obligaciones”.
Cuestionado sobre la principal causa del cese de operaciones, Alcalde sostiene que no fue el modelo laboral de los empleados de Mexicana el causante del cierre de la empresa, sino que se debió a los malos manejos de los dueños. “Se demostró que los accionistas de la empresa no hicieron una inversión y ésa fue la primera causa para que Mexicana se encontrara mal económicamente. Es importante recalcar que no fueron los trabajadores los que dejaron mal económicamente a Mexicana”.
Grupo Mexicana estaba integrado por tres aerolíneas: Mexicana de Aviación, Mexicana Click y Mexicana Link. Grupo Posadas adquirió este conglomerado en noviembre de 2005.
Los recursos con los que se pagaban las pensiones provenían de la operación de Mexicana MRO Services, empresa dedicada a dar servicios de mantenimiento y reparación a aviones. Ésta es la única filial de Mexicana que continúa en operación, pese a atravesar también por un proceso mercantil. El argumento para la suspensión de pagos –hace 1 año– fue que “la base de mantenimiento no había tenido suficientes obras para realizar”.
Cecilia argumenta que “los recursos para las pensiones originalmente provenían de un fideicomiso creado en 2001”, con un capital inicial de 124 millones de pesos, mismo que quedó congelado cuando la empresa solicitó la reestructura de su deuda.
Hasta agosto de 2010, los trabajadores no conocían el saldo de ese fideicomiso. De acuerdo con Fausto Guerrero, presidente de la Asociación de Jubilados, Trabajadores y Extrabajadores de la Aviación Mexicana, el monto guardado en éste debía haber rondado los 750 millones de dólares, “tan sólo por los intereses generados durante esos 10 años, pero la empresa tenía además la obligación de fondearlo”.
Sin embargo, cuando tuvieron acceso al primer estado de cuenta, notaron que dicho fideicomiso ya “sólo tenía 91 millones de pesos”.
El especialista en derecho laboral Alcalde Justiniani opina que la solución de este conflicto es poco clara. El regreso a un trabajo digno con condiciones dignas y la recuperación de los recursos de los empleados y exempleados, se sabrá hasta que se defina quién invertirá y cómo en la empresa.
“Después de una crisis como la que se ha vivido, los trabajadores buscan generar condiciones de trabajo para la reanudación de las labores. No es fácil definirlo con claridad, porque no se sabe quién será el inversionista.”
Finalmente el abogado señala que “esto no puede quedar impune. No puede ser que Gastón Azcárraga haya dispuesto del patrimonio de Mexicana y haya salido corriendo y dejar a otros que paguen eso. Debe haber reparación de daño, porque hay recursos de los trabajadores que no están”.
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