A la venta la privacidad en internet

Publicado por
Gonzalo Monterrosa

La codicia es grande y todos lo sabemos. Las leyes que protegían la privacidad de que casi cualquiera pudiera comercializarla eran débiles pero ahí estaban, no protegían al ciento por ciento pero estorbaban lo suficiente. Fueron aprobadas al final del gobierno de Barack Obama. Hoy son historia.

El mundo va al revés. El Congreso de Estados Unidos aprobó desechar la regulación anterior de privacidad que impedía que las empresas utilizaran la información de sus clientes. Y es que desde hace mucho tiempo las empresas proveedoras de conexión a internet han deseado tener aún más ganancias siguiendo la fórmula de vender los datos privados de navegación que ya era conocida desde hace tiempo; sin embargo, durante el gobierno de Obama no hubo oídos para ellas. Pero ahora podrán comercializar tus datos, ya sea el historial de navegación, las ubicaciones desde las que te conectas, lo que sueles buscar en internet,  también el uso que haces con tus apps y hasta el tiempo que dura tu navegación.

La tendencia era clara. Desde hace tiempo han intentado debilitar el concepto de privacidad al relacionarla con la idea de que es algo que usan y defienden únicamente los criminales.

Ya era un problema el proteger nuestros patrones de navegación de los ojos de empresas como Facebook y Twitter. Ahora se sumarán nuevos interesados en el negocio de obtener y vender nuestros datos privados.

En términos generales con navegar en internet, realizar búsquedas en Google, Yahoo o algún otro buscador conocido, estamos dejando un rastro de datos que refleja múltiples detalles de nosotros. Para las empresas de publicidad es como si nos realizaran una encuesta en la que no podemos mentir y aparentar otra cosa. Si bien puede llevar a algunos errores el interpretar esos datos, la verdad es que un gran porcentaje es información que cumple con nuestro verdadero perfil.

Hasta el momento son pocas las empresas que realmente se han beneficiado ofreciendo a sus usuarios como un producto a los anunciantes. Esa información ha generado a nuevos millonarios, como Mark Zuckerberg de Facebook y a Larry Page y Sergey Brin de Google. Sin embargo, las apps recolectan cada vez más información, nos piden también mayor acceso a nuestros dispositivos y regularmente lo aceptamos sin leer las cláusulas ni darnos cuenta de las disposiciones. Las nuevas reglas permitirán que nuestros datos circulen por más empresas y aún no se estipula sobre la responsabilidad de protección de los mismos. Si esa información es robada, mucha gente sabría demasiado de nosotros.

Esa nueva ley no es clara en cuanto a las reglas que se deberán seguir, sólo se abrió la caja de Pandora y nos afectará a todos. Podrían volver a aparecer propuestas legislativas como la Stop Online Piracy Act (SOPA).

La regulación será para Estados Unidos, que es donde están basadas las principales empresas. Pero sabemos que muchos países, sobre todo aquellos con gobiernos débiles harán lo mismo. En México, Telmex podría conocernos aún más, porque el gobierno parece demasiado ocupado dando facilidades para la construcción del muro de Donald Trump. Pero si el gobierno de Enrique Peña Nieto se interesa en el tema, seguro querrá proponer nuevas versiones de la propuesta de Manlio Fabio Beltrones, conocida como ley SOPA mexicana que buscaba penalizar la descarga de contenidos con multas y cárcel.  Por otro lado, no sabemos cómo reaccionará Europa, quien sí suele contener los embates y abusos contra sus ciudadanos por parte de las empresas tecnológicas norteamericanas, les pone límites y multas millonarias.

Cuando se advertía del riesgo de que se vulnerara la privacidad de las personas por parte de los gobiernos o sistemas de espionaje, mucha gente se burlaba y decía que sus vidas no les interesaban al gobierno. Bueno, pues ahora sí hay a quienes les interesan sus aburridas vidas: las empresas que viven de la publicidad y que querrán saberlo todo.

Ahora la privacidad tendrá un costo, pues las opciones que nos quedan no son muchas ni viables, a menos que tengamos la posibilidad de pagar por ello. Pagar por redes privadas virtuales que permitan conectarnos a los sitios web de nuestro interés a través de un tercero, quien se encargará de conectarse a los destinos y entregarnos la información. Los registros serían privados nuevamente y hay diversos montos y servicios.

Gonzalo Monterrosa

[Sociedad Beta]

Contralínea 534 / del 10 al 16 de Abril 2017

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