Al ritmo que Aurelio Nuño visita una escuela primaria cada semana (los días lunes), y si consideramos que fue nombrado secretario de Educación Pública casi a mitad del sexenio, pero si le restamos los periodos vacacionales, puentes y días festivos, le faltarían en los tres años que restan del gobierno de Enrique Peña Nieto unas 120 escuelas públicas primarias por recorrer de las casi 100 mil que hay en todo el país. Es decir, las visitas corresponderían apenas al 0.12 por ciento de la infraestructura del sistema escolar de primarias.

Es una lástima que estos recorridos del funcionario en escuelas previamente seleccionadas –que más parecen promocionales por su cobertura mediática– no sirvan para elevar la calidad académica que tanto dice la Secretaría de Educación Pública que le preocupa, ni mejorar el sistema de aprendizaje de los niños, tampoco para motivar una mayor asistencia escolar, mucho menos para corregir las pésimas condiciones de infraestructura de miles de escuelas o, de perdida, que sirviera para aumentar el raquítico presupuesto público para la educación básica.

Y ya ni hablar de los miles de niños –la mayoría indígenas– que no pueden ir a clases porque en sus pobres comunidades simplemente no hay escuelas ni maestros y nunca tendrán la maravillosa oportunidad de conocer y saludar de mano al amigo Nuño.

Sólo el joven secretario y aquellos medios que lo acompañan conocen la importante labor y el trascendente interés de esas visitas matutinas, pues otros mal pensados creemos que sólo sirven para desmañanar aún más a los alumnos de las escuelas primarias que son seleccionadas estratégicamente para que el secretario no tenga que cruzarse tan temprano y hacer corajes con los molestos y rebeldes maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que, al igual que Nuño, no quieren evaluarse y, en lugar de acudir a clases, nada más andan marchando en todo el país que dizque por la defensa de sus derechos.

Afortunadamente ya intervinieron las fuerzas del orden federal y los órganos de seguridad nacional para ponerlos en paz y evitar más protestas sociales que, aunque estén amparadas constitucionalmente, son una molestia para los buenos mexicanos. Para anular a los maestros revoltosos, se les ha enviado a penales de máxima seguridad, para que aprendan a portaste bien. Y aunque no se trate de delincuentes peligrosos sino de líderes magisteriales, éstos han sido remitidos a dichos centros de reclusión para llenar los espacios que los jefes mafiosos de los cárteles han dejado vacíos por las fugas y otros porque son enviados a contar sus historias a las prisiones de Estados Unidos.

Si al estratégico equipo de logística de Nuño se le acaban las ideas de las escuelas primarias por visitar, podrían considerar viajar a algunas poblaciones que están tan apartadas de las grandes ciudades que ni escuela tienen, pero en donde hay miles de niños que no pueden estudiar porque ahí los maestros no llegan. Pero por supuesto que esto poco interesa al secretario de Educación Pública, quien no va a perder el tiempo en comunidades que ni a escuela llegan y a donde tampoco la prensa lo quiere acompañar.

Puntos suspensivos… Ha sido designado por tercera ocasión consecutiva como rector de la máxima casa de estudios un director de la Facultad de Medicina. El doctor Enrique Luis Graue Wiechers asume el cargo para el periodo 2015-2019. En los próximos días el nuevo rector designará a su equipo que le permita romper con la vieja estructura que viene operando desde hace ocho años la Universidad Nacional Autónoma de México y con ello mejorar su administración y dirección. Uno de los temas pendientes de explicación a la comunidad es aquella auditoría número DGRIRP/DERE/01/2015, firmada el 8 de junio por el director general de Responsabilidades, Inconformidades y Registro Patrimonial, Humberto Moheno Diez, y enviada al contralor de la UNAM, Pablo S. Reyes, y al director general de Actividades Deportivas y Recreativas de la UNAM, Severino Rubio Domínguez, por ser esta área la que se vio afectada con el mal manejo de recursos públicos federales que le entregó la Comisión Nacional del Deporte.

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