Avanzar a paso lento

Avanzar a paso lento

Resulta que las nuevas leyes en telecomunicaciones, lejos de ser un retroceso para la sociedad y las posibilidades de información, en realidad son un avance que no habíamos notado. Y es que marchamos con tiento y pausados, pero vamos pa’lante.

Lo más impresionante es que los ciudadanos nos ahorraremos varios miles de millones de pesos por los cobros excesivos de Teléfonos de México. No sabemos con exactitud, pero van de los 11 mil millones (que dicen ya no ganará Carlos Slim) a los más de 20 mil millones de pesos, cifra que repetían una y otra vez –como si fuera coro futbolístico– una serie de senadores que vimos en un informativo nocturno del canal de las estrellas.

Dicha sesión, la del 4 de julio, fue aleccionadora. Uno tras otro decía, con papeles en la mano, que los ciudadanos, por fin, dejaríamos de ser extorsionados por la telefónica de Slim con una cantidad realmente estratosférica (los 20 mil millones de pesos). Y nadie en su juicio podría estar en desacuerdo con que ya no se nos cobre por larga distancia, consultar nuestro saldo y que se nos hagan las cuentas claras de lo que extraen de nuestros bolsillos. Algo, por cierto, que hemos dicho hace años no ocurre en países tan diversos como Canadá, Brasil o Suecia.

Esta aclaración la hacemos para que los agrupados en el equipo Televisa y Tv Azteca –entre ellos una buena cantidad de periodistas que laboran para ambas cadenas–, no digan que somos parte del coro del “ingeniero” más rico del país, y hasta hace poco del mundo. Aunque la gran mayoría, por cierto, jamás protestó en el momento en que Carlos Salinas le dio la concesión a Slim y éste comenzó a monopolizar las líneas telefónicas.

Con respecto del noticiario que mencionamos del 4 de julio, hay un artículo estupendo de Alberto Aziz Nassif (El Universal, 8 de julio de 2014) donde el politólogo dice que jamás veremos en la televisora de Chapultepec un debate entre Javier Corral y Roberto Gil, como el que ocurrió en el noticiario de Carmen Aristegui. Y remata su análisis diciendo que en las leyes de telecomunicaciones, como ocurre en el futbol y nuevamente sucedió en Brasil, se legisló “en la Constitución [Política de los Estados Unidos Mexicanos] como nunca, y perdimos en las [leyes] secundarias como siempre”.

Lo que muestra una vez más la falsedad, digo yo, de las promesas de los grillos en casi todos los asuntos que son de importancia nacional.

Comentaristas que señalan avances importantes en este renglón decisivo para el futuro de la República, como Francisco Báez (La Crónica), anotan que en realidad se dieron una serie de pasos como bebé, en lugar de tener una pisada y un camino más firmes.

No se diga lo que aseveró Gabriel Sosa Plata, entrevistado por Javier Solórzano en canal 11. El profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, advirtió que ya no habrá inversión telefónica en zonas rurales y no tendremos cambios notables en el sector de telecomunicaciones.

El secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, había alertado el 3 de julio que era impostergable acelerar las reformas, ya que por no hacerlo perdimos 100 mil millones de dólares. Algo descomunal, ya que esa cantidad la obtenemos en remesas en 4 o 5 años, de parte de nuestros esforzados compatriotas que se van a Estados Unidos.

De ser cierta la evaluación de este funcionario, ya no tendrán que jugársela más de 400 mil paisanos al año para llegar a lo que hoy se llama la pesadilla americana (sic), ya que los sueños concluyeron en la crisis de 2008. En ese caso, bienvenida la tan esperada reforma que traerá impresionantes beneficios, entre ellos, seguramente un aumento en el empleo, algo que no ha podido darse en estos 18 meses de administración federal.

Lo que erogan los gobiernos estatales y federal en publicidad a los medios comerciales es, aproximadamente, de 18 mil 600 millones de pesos al año. Y como los funcionarios son muy generosos con los medios llamados públicos, sociales o comunitarios, otorgarán el 1 por ciento a los mismos. Por lo tanto tendremos 186 millones para que piensen en grande las estaciones de radio y televisión oficiales.

Esto seguramente posibilitará varias cosas: tener una mejor programación en muchas emisoras, financiar películas para un mejor cine –en contra de lo que dicen Ernesto Velázquez, director de Tv Universidad Nacional Autónoma de México; Alejandra Barrales, senadora del Partido de la Revolución Democrática, o Enrique Sánchez Ruiz, de la Universidad de Guadalajara (Proceso, 1966)– y pagar verdadero salarios a quienes laboran en esos medios.

Otra bendición, pues, de la reforma en telecomunicaciones.

Como si no se hubiera modificado el calendario, o tal vez para recordar la añeja y torpe frase de que todo tiempo pasado fue mejor, la censura, las limitaciones a varias libertades ganadas y las órdenes se harán nuevamente desde la Secretaría de Gobernación.

Esto resulta magnífico, ya que para algunos reporteros, en el Instituto Federal de Telecomunicaciones hay cuando menos dos empleados de Slim: Mario Fromow y Adriana Labardini. Por lo tanto, se debe impedir que las decisiones importantes las tomen personajes que favorecen a quien nos ha saqueado, y desde ahora “¡ya no nos saqueará!”, recordando a José López Portillo, quien fue un ejemplo de dignidad hasta el final de sus días.

Pero no faltan voces inconformes. Una de ellas, como siempre, fue la del conocido escritor Lorenzo Meyer. Él es autor, ni duda cabe, de una buena cantidad de libros, y aseveró que si vamos a ese paso de tortuga modificando las leyes, una buena cantidad de mexicanos fallecerá sin ver una democracia en la cual realmente se tome en cuenta el punto de vista de los ciudadanos.

Pero ni hablar. Como dice el refrán: más vale paso que dure y no trote que canse. Los gobiernos después de la Revolución Mexicana lo han entendido así; por lo tanto usted, apreciable lector, no se queje de que la televisión continuará siendo para jodidos y la información derecho exclusivo de las minorías, que son las que saben tomar decisiones.

¡Hasta la próxima reforma!

*Periodista

 

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 Jorge Meléndez Preciado*

 

 Contralínea 395 / 20 de Julio al 26 de Julio