Tras la firma en marzo último de un acuerdo sobre la creación de Grannacional de Producción de Alimentos, Bolivia y Venezuela dan pasos hacia la soberanía en ese sector.
Mario Hubert Garrido / Prensa Latina
De acuerdo con la ministra boliviana de Desarrollo Rural, Nemecia Achacollo, entre los primeros proyectos derivados del convenio suscrito en Cochabamba por los presidentes Evo Morales y Hugo Chávez, está incentivar el cultivo de maíz y de trigo con un capital inicial de 60 millones de dólares.
El director del Programa de Apoyo a la Producción de Alimentos, Reymi González, explica que la nueva empresa nació para garantizar la seguridad alimentaria de ambos pueblos mediante la producción, procesamiento, intercambio, distribución y comercialización de productos.
González señala que un grupo de especialistas de ambos gobiernos realizará los estudios para la constitución de las respectivas entidades que se harán cargo de elevar la entrega de granos en un comienzo y de otros alimentos a largo plazo.
La cartera agropecuaria boliviana estima que en el país existen cerca de 15 millones de hectáreas fiscales, de las cuales 11 millones corresponden a reservas naturales y parques, y el resto (4 millones) es de libre disponibilidad.
La propuesta del Ejecutivo es orientar, de manera inicial, 20 mil hectáreas a la producción de trigo y maíz, sobre todo en el Sur del departamento amazónico de Beni, Santa Cruz y en el Norte de La Paz.
También, el gobierno venezolano, acota González, anunció que se desarrollarán áreas de inversión para la investigación, producción y comercialización de quinua, cereal muy nutritivo producido mayoritariamente en Bolivia.
En su turno, el ministro de Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias de Venezuela, Ricardo Menéndez, informó que su país y Bolivia firmaron otro pacto para la siembra de estevia, “una planta que produce un producto para endulzar 300 veces superior al azúcar”, remarcó.
Este proyecto, acotó, posibilitará la creación de la primera unidad de producción del endulzante y acordar el mecanismo de distribución.
Para Menéndez, uno de los más importantes consensos al que se llegó con la administración de Morales es el desafío que asumirán ante las trasnacionales de ciencia, tecnología y agricultura.
Asimismo, explica que esos acuerdos con Venezuela, como parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), se complementan con otras iniciativas en el país suramericano, como la mecanización agrícola y una mayor producción de papa.
Al respecto, el viceministro de Desarrollo Rural y Tierras, Víctor Vásquez, anunció la adquisición de 600 tractores que se entregarán a los productores de diferentes departamentos del país a través de un crédito a 10 años. También se compraron cosechadoras y sembradoras.
Sobre la entrega de papa, precisó que el programa gubernamental prevé una inversión de 5 millones de bolivianos (poco más de 714 mil dólares).
Datos oficiales confirman que cerca del 80 por ciento de la población de la nación andina consume ese tubérculo, mientras que aproximadamente el 30 por ciento llega a cultivarla.
La creación entre Bolivia y Venezuela de Grannacional permitirá atender variados productos, como soya, papa, maíz amarillo, trigo, arroz, e identificar potenciales rubros de inversión en el procesamiento industrial de productos agrícolas y pecuarios.
Ése fue quizás uno de los más sobresalientes resultados de la Primera Comisión de Integración Conjunta Bolivia-Venezuela, efectuada en la localidad de Tiquipaya (Cochabamba).
Otro acuerdo, entre unos 18, permitirá asegurar el destino de oleaginosas, principalmente en el rubro de aceite de soya.
Para el presidente Chávez, el reto ahora está en afianzar la cooperación bilateral. Por ello, propuso acelerar las tareas y evaluar de forma continua los avances de todos los acuerdos, nuevos y antiguos.
También el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, pidió acelerar la instrumentación del Sistema Único de Compensación Regional (Sucre) en los países que forman la Alba, con el fin de generar a mediano plazo una moneda y un sistema financiero único en la región.
“Es el primer paso para que Suramérica más temprano que tarde tenga una moneda y un sistema financiero monetario propio que no depende del dólar ni de otra moneda”, dijo.
La cumbre del Alba de octubre de 2009, celebrada en Cochabamba, decidió aprobar el Sucre con el fin de obtener “soberanía monetaria y financiera” y apuntar “a la eliminación del dólar estadunidense en el comercio regional”.
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