En este año, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ejerce un presupuesto de casi 70 mil millones de pesos. Es la encargada de la organización y administración de dos de las tres Fuerzas Armadas Permanentes del Estado mexicano: el Ejército y la Fuerza Aérea. El otro cuerpo castrense, la Armada de México, se cocina aparte en otra dependencia, la Secretaría de Marina.
En una entrega anterior, consignamos que en el Proyecto de Presupuesto de Egresos del próximo año –que el gobierno de Enrique Peña Nieto envió a la Cámara de Diputados para su discusión y aprobación– se contempla un nuevo incremento para toda la “seguridad”. Se trata de más de 14 mil millones de pesos que se vendrían a sumar a los 264 mil millones que, en números redondos, el gobierno federal destina a este rubro.
El presupuesto destinado a la seguridad (tanto pública como nacional) es el que más ha crecido, en términos reales, desde que inició la llamada “guerra” contra el narcotráfico. Se trata de un incremento de más del ciento por ciento. Y, por lo que se ve, así seguirá.
De todas las dependencias, destaca la Sedena. No es la que ha recibido los mayores aumentos porcentuales, pero sí es la que se mantiene con el presupuesto más abultado. ¿En qué se gastan los militares el dinero? ¿Para qué quieren más?
Un documento elaborado por la Dirección General de Administración de la Sedena, Presupuesto por capítulo de gasto y partida presupuestal del 2017 (sic), da cuenta de la estructura de gasto de la dependencia. Ese presupuesto de 69 mil 407 millones 968 mil 44 pesos se distribuye de la siguiente manera: 51 mil 100 millones se destinan a “servicios personales”; 6 mil 306 millones a “materiales y suministros”; 6 mil 700 millones se van a “servicios generales”; 875 millones 100 mil a “transferencias, asignaciones, subsidios y otras ayudas”; 3 mil 970 millones a “bienes muebles, inmuebles e intangibles” y 453 millones 621 mil pesos a “inversión pública”.
Como puede verse, en lo que más gasta la Sedena es en sueldos y salarios de todos los integrantes del Ejército y la Fuerza Aérea: haberes, sueldos base, honorarios, primas, aguinaldos, compensaciones de servicios, compensaciones especiales, sobrehaberes, asignaciones, cuotas, estímulos…
La partida 1502, con 181 millones, se destina exclusivamente a la cobertura de “cuotas para el fondo de ahorro de generales, almirantes, jefes y oficiales”.
Por supuesto, los montos más altos corresponden a las partidas de haberes (10 mil 900 millones); compensaciones de servicios (13 mil 200 millones); sobrehaberes (10 mil 300 millones), y compensación garantizada (8 mil 260 millones de pesos).
El capítulo de “materiales y suministros” destaca que la dependencia militar gasta más de doble en “artículos deportivos” (31 millones) que en “vestuario y uniformes” (15 millones). Además, el monto destinado a dichos artículos deportivos es superior al que se dispone para “prendas de protección personal” (26 millones) y “sustancias y materiales explosivos”.
En este capítulo, la partida más abultada es la que se destina a los “productos alimenticios para el Ejército” (3 mil 990 millones). Muy por debajo se encuentran partidas como la de “materiales y suministros para planteles educativos” (425 millones) y “material para información en actividades de investigación” (114 millones de pesos).
Con respecto de los servicios generales, el desglose de las partidas revela que por “difusión de mensajes” la Sedena paga 99 millones de pesos. Además, en pasajes aéreos nacionales gasta 47 millones; y en terrestres, 470 millones. En cuanto a viáticos nacionales, la Sedena destina 33 millones. Y el dinero para viáticos en el extranjero asciende a 361 millones.
También se revela que para “funerales y pagas de defunción”, la dependencia que está al frente en la “guerra” contra el narcotráfico dispone de 66 millones de pesos.
El capítulo de “transferencias, asignaciones, subsidios y otras ayudas” se compone de sólo cinco partidas. Los “gastos relacionados con actividades culturales deportivas y de ayuda extraordinaria” (sic) ascienden a 835 millones. Los “gastos por servicios de traslado de personas” suman 6 millones 800 mil. El presupuesto para “premios, recompensas, pensiones de gracia y estudiantil” es de 15 millones 200 mil. Otra partida similar, de “premios, estímulos, recompensas, becas y seguros” es de 337 mil. Y en “aportaciones a fideicomisos públicos” la Sedena eroga 18 millones de pesos.
Por el documento se puede conocer que en el capítulo de “bienes muebles, inmuebles e intangibles”, la partida más onerosa es la de arrendamiento financiero de bienes muebles (2 mil 727 millones), muy superior a la que se destina para la adquisición de vehículos y equipos terrestres (1 mil 231 millones) y vehículos y equipos aéreos (5 millones 741 mil pesos).
En materia de “inversión pública”, en este 2017 la Sedena gasta 312 millones. Otros 106 millones se destinan a maquinaria y equipo eléctrico y electrónico. Además, paga 34 millones de pesos en arrendamiento de maquinaria y equipo.
Es ése el panorama del gasto de una secretaría que en 10 años ha visto duplicar su presupuesto y que ha fungido como el principal sostén de las últimas administraciones federales. Con esos presupuestos, está garantizada la profundización de la militarización del país. ¿A qué le temen?
Fragmentos
Tiempo de recordar a nuestros muertos. Los pueblos indígenas nos han enseñado que quienes se han marchado siguen siendo parte de la familia, la comunidad, la sociedad, el país. Nunca se van del todo. Las ofrendas nos recuerdan que siguen presentes. Por ello, la búsqueda de una sociedad más justa no sólo se la debemos a las generaciones futuras: sobre todo a las pasadas, a las que resistieron y lucharon. La lucha, como tiempo ha, decía el fallecido Marcos, no es por los niños ni por los que vienen, sino por los abuelos, a los que les daremos cuentas de lo que nos entregaron.