Las escuelas normales del país pasan por uno de los peores momentos de su historia. Particularmente, las rurales. Están sufriendo un embate que no se veía desde el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz.
El principal responsable de la matanza de estudiantes en 1968 no se ensañó sólo contra los de la capital de la República. Luego de acabar con el movimiento de la Ciudad de México, enfiló sus baterías contra las Escuelas Normales Rurales de todo el país. Ordenó a las Fuerzas Armadas y a la Dirección Federal de Seguridad (DFS) cerrar, a como diera lugar, todos los planteles. Al respecto, puede consultarse “Golpe de mano contra el normalismo rural” (http://bit.ly/2iSJqCA), donde se da cuenta de la resistencia heroica de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM). El Estado mexicano cerró, en dos andanadas, más de la mitad de instituciones. De 37, quedaron 14.
Hoy el objetivo es cerrar todas. Y no sólo las rurales. La desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa se inscribe dentro de toda esta política de acoso y hostigamiento en contra del normalismo.
El embate actual es más enérgico que, incluso, el que se desató al final de la década de 1980. El gobierno de Carlos Salinas, apenas iniciando, clausuró el bachillerato pedagógico de las normales rurales. Tal decisión causó cientos de detenciones, con saldos de miles de heridos y, al menos, un estudiante muerto.
En este sexenio de Enrique Peña Nieto el embate es integral: se les condiciona el presupuesto, se ataca el sistema de internado, se reducen los recursos para los comedores, se criminaliza a los estudiantes cuando protestan y las autoridades se niegan a publicar las convocatorias de nuevo ingreso (o las publican pero con menos espacios). La represión no sólo es académica y política. Es directa, física, violenta.
Para un Congreso Nacional en Defensa del Normalismo a celebrarse en 2 semanas, estudiantes de varias escuelas preparan sus documentos de trabajo. Un borrador elaborado por los alumnos de Ayotzinapa da cuenta del problema. Los alumnos llevan bien la cuenta de las agresiones, los saldos y las causas.
El documento señala que, sólo entre 2011 y 2017, nueve alumnos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, han sido asesinados: Gabriel Echeverría de Jesús y Jorge Alexis Herrera Pino, en 2011; Eugenio Tamarit Huerta, Freddy Vázquez Crispín, Daniel Solís Gallardo, Julio César Ramírez Nava y Julio César Mondragón Fontes, en 2014, y Filemón Tacuba Castro y Jonathan Morales Hernández, en 2016.
Tienen claro que Ayotzinapa no es la única normal agredida. El 15 de octubre de 2012 las fuerzas policiacas de Michoacán ocuparon la Escuela Normal Rural Vasco de Quiroga, de Tiripetío; la Escuela Normal Indígena, de Cherán, y el Centro Regional de Educación Normal, de Arteaga. Por órdenes del entonces gobernador Fausto Vallejo se detuvo a 176 estudiantes, quienes exigían modificar los planes de estudio para adecuarlos a los contextos de las comunidades.
El 21 de marzo de 2014, la Coordinadora Estudiantil Normalista del Estado de Oaxaca exigía plazas para los egresados y becas para los practicantes. Las fuerzas policiacas disolvieron la protesta. El entonces gobernador Gabino Cue Monteagudo ordenó la detención de 162 alumnos.
La masacre de Iguala, en Guerrero, la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, cobró la vida de tres estudiantes y la desaparición de 43. Al respecto, en el documento se consigna: “Este acto demuestra hasta donde es capaz de llegar la estructura del Estado para acabar, o intentar callar, la protesta y movilización del sector normalista: la inconcebible dosis de violencia que impregnaron al desollar el rostro y torturar el cuerpo de nuestro hermano Julio César Mondragón deja un claro mensaje de odio, una advertencia hacia nuestra organización. Las balas de la policía, la complicidad y encubrimiento del Ejército, el amparo que otorgaron políticos y autoridades de instituciones públicas, y el cobijo de fuego que proporcionaron grupos del narcotráfico coludidos con el gobierno, nos da una lectura clara de la degeneración el poder político y económico que existe en México…”.
En Michoacán, y ya bajo el gobierno del dizque precandidato a la Presidencia Silvano Aureoles Conejo, el 15 de agosto de 2016 la policía detuvo a 36 estudiantes de la Organización de Normales Oficiales del Estado de Michoacán (ONOEM). Protestaban en la caseta de cobro de Ecuandureo, de la Autopista de Occidente.
El 5 de mayo de este año la policía detuvo a 236 integrantes de la Coordinadora de Estudiantes Normalistas del Estado de Chiapas, entidad gobernada por Manuel Velasco. Los alumnos se exigían plazas para los egresados.
En junio pasado, hombres armados intentaron ingresar en varias ocasiones a la Escuela Normal Rural Emiliano Zapata, de Amilcingo, Morelos, un plantel exclusivamente de mujeres. “El uso de la delincuencia organizada o grupos paramilitares para hostigar o intimidar estudiantes normalistas es una táctica del Estado para tratar de fragmentar nuestra organización”, se asienta en el documento.
El 22 de junio pasado, cientos policías fueron enviados por Silvano Aureoles a disolver una protesta de los estudiantes de Tiripetío. En los hechos, el estudiante Gael Solorio Cruz recibió un impacto de bala en el cuello. Hasta la fecha, no se ha recuperado. El odio de este gobernador de “izquierda” hacia los estudiantes es patológico.
En Aguascalientes, donde gobierna Martín Orozco Sandoval, se ordenó la represión contra los estudiantes de Tiripetío que acudieron a solidarizarse con las alumnas de la Escuela Normal Rural Justo Sierra Méndez, de Caña Honda. Las estudiantes luchaban contra la cancelación de 120 espacios y del internado.
La medianoche del pasado 4 de julio, las fuerzas policiacas arremetieron contra las alumnas de la Escuela Normal Rural Benito Juárez, de Panotla, Tlaxcala. Las estudiantes rechazan la reducción de la matrícula a sólo 61 alumnas. El conflicto se mantiene.
El 13 de septiembre, policías de Guerrero dispararon contra autobuses en los que viajaban estudiantes de la normal de Ayotzinapa. Las balas reventaron las llantas y los vidrios de las unidades.
De nueva cuenta, Aureoles Conejo ordenó a su policía desalojar una concentración de estudiantes de Tiripetío frente a las instalaciones de la Procuraduría de Justicia, en Morelia. Se detuvieron a 76 alumnos.
Los alumnos tienen claridad de lo que pasa. “Bajo este contexto tan violento están imponiendo la reforma educativa, de manera autoritaria, sin consultar ni escuchar, sólo golpeando. ¿Cuál es el sentido pedagógico de un ‘examen de evaluación’ aplicado con operativos policiacos?”
Enhorabuena por el encuentro de normalistas de todo el país. Salud a su resistencia y a sus propuestas. Realmente es necesaria la construcción de una organización que detenga las arbitrariedades de quienes conducen la política educativa e México.
Fragmentos
Llega un aniversario más de la muerte de otro maestro rebelde. Lucio Cabañas Barrientos cayó el 2 de diciembre de 1974. Que no se olvide su más grande lección: “Ser pueblo, hacer pueblo, estar con el pueblo”.
Zósimo Camacho
[BLOQUE: OPINIÓN]
[SECCCIÓN: ZONA CERO]
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