Como se esperaba, ya que hay una larga experiencia de que la propaganda no resuelve los problemas, hay un rebote en la violencia, no sólo en Michoacán, sino incluso en entidades muy importantes para la actual administración: Estado de México e Hidalgo, entre otros. Tanto, que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, lo ha señalado como algo que está ocurriendo y debe pararse. Pero ya está aquí y se expresa lo mismo en la quema de tiendas llamadas de conveniencia, como en asesinatos al por mayor: 13 en los días finales de enero (cinco en Coacalco y ocho en Cuautitlán Izcalli).
Que el asunto es difícil lo muestra el hecho de que de inmediato hubo una reunión en Gobernación de mandatarios de estados colindantes con Michoacán, para evitar lo que se ha llamado el efecto cucaracha; es decir, que Los Caballeros Templarios se desplacen hacia otras zonas y hagan de las suyas.
Por su parte, la organización no gubernamental Human Rights Watch dijo que “Michoacán se está convirtiendo en un Frankestein”, ya que hay una buena cantidad de grupos armados y no existe idea de quiénes realmente hacen una labor correcta al respecto.
Horas antes, el presidente de esa organización, José Manuel Vivanco, había dicho que los secuestros en México aumentaron en 400 por ciento en los últimos años, que las Fuerzas Armadas seguían cometiendo atropellos contra la población y no había castigo a los responsables de esos delitos y que, en fin, había pocos avances y muchos retrocesos en el gobierno de Enrique Peña Nieto con respecto de la protección de los derechos humanos. Es decir, estamos ante una política que lejos de defender a los ciudadanos los deja a merced de los mafiosos.
Para darle más sabor al caldo, el vicario parroquial de Apatzingán, Gregorio López Gerónimo, quien oficia misa con un chaleco antibalas porque ha sido amenazado de muerte por los narcotraficantes, señaló que varios miembros del Ejército están en la nómina de Los Caballeros Templarios, y que Nazario Moreno, el Chayo, quien supuestamente había sido abatido en una acción militar, comió con Servando Gómez, la Tuta, en un rancho de Michoacán.
Además, este claridoso religioso apuntó que no se trataba de que los oficiales alardearan las detenciones de mandos intermedios de Los Caballeros Templarios, sino que en realidad detuvieran a los dos citados más Dionisio Loya Plancarte, el Tío; Ignacio Rentería, el Nacho, y otros jefes, que ahora sabemos son 17 los más importantes y no únicamente siete, como decían integrantes de las autodefensas.
Y la última parte de sal que faltaba la encontramos en el caso de Johnathan Ponce y Javier Elías (un vendedor de tacos), quienes fueron detenidos en un retén policiaco y, según el testimonio de ambos, los gendarmes les sembraron armas y ahora están presos supuestamente por formar parte de los criminales. Lo cual muestra que no hay una estrategia precisa, correcta, bien calculada, para tratar de apagar ese incendio que crece con el tiempo y se disemina por otros campos.
Tan hay descoordinación entre el gobierno federal y el estatal que, mientras el señor Alfredo Castillo nombró a los encargados de la Subprocuraduría, José Martín Godoy, y la seguridad michoacana, Alfonso Reyes Vaca –dos individuos que han trabajado con el antiguo procurador mexiquense desde hace tiempo–, el incierto Fausto Vallejo designó el martes 21 de enero a Rubén Pérez Gallardo comisionado para Tierra Caliente. Por lo tanto, como sabemos, para que un problema no se resuelva, no sólo es necesario revolverlo más, sino aumentar la burocracia, dispersar las decisiones, tener mayores filtros para que exista una lentitud que mata…
Hoy que hemos visto en todos los medios las mansiones de algunos Templarios, presentadas como una gran victoria por la llegada de más de 3 mil soldados a Michoacán, que sumados a los anteriores dan un total de 10 mil 700, nos damos cuenta de lo que bien saben todos y era un secreto a voces: dónde habitaban estos señores que hicieron del crimen y el abuso su fuente de riqueza. Que no los detuvieran no es parte de una serie de misterio, sino más bien muestra del grado de corrupción existente en todos los órdenes de gobierno.
Otro hecho señalado por algunos reporteros, en especial Jorge Medellín, es que a Servando Gómez lo entrevistaron para Fox News y le tomó una buena cantidad de fotografías Jerome Sessini. Así pues, no es que sea imposible ubicar a los malosos, quienes se presentan en Youtube cada que les da la gana, sino que están mejor informados que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional para irse antes de que lleguen los fallidos operativos en su contra. Igual pasa, por cierto, con el fugado hace 13 años: Joaquín Guzmán Loera, el Chapo.
Siguiendo con Medellín, especialista en Fuerzas Armadas, si bien el presupuesto de seguridad creció tres veces (de 2007 a 2014) en Michoacán hasta alcanzar los 2 mil 154 millones de pesos, los resultados sociales fueron contrarios, ya que aumentaron todos los delitos. Y anota que el sargento Alberto Ramírez denunció hace tiempo que sus jefes se reunían con Los Caballeros Templarios frecuentemente. El resultado es que, hasta la fecha, Ramírez está desaparecido.
Por si algo faltara, por otros rumbos la cosa es trágica. En Veracruz donde gobierna (jo, jo) Javier Duarte, entidad que tiene el mayor número de periodistas que han salido por temor a perder la vida, la policía secuestró a un joven cantante, Gibrán David Martínez. Se intentó ocultar el asunto, pero diversos testimonios señalaron con precisión los vehículos y las personas que fueron a cometer el llamado levantón.
Y para que se vea que nadie está a salvo, al secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, lo asaltaron en un centro comercial de Polanco y le robaron un reloj que vale ¡medio millón de pesos! Una muestra de que la burocracia está bien pagada y puede darse lujos, mientras otros mueren de hambre en todo el país.
*Periodista
Contralínea 371 / 2 al 8 de Febrero de 2014