Crecer con los vecinos

Crecer con los vecinos

 Carlos Miguélez Monroy*

“Promover la igualdad hace la diferencia”. Esta frase, que podría leerse en pancartas durante alguna manifestación contra la pobreza, es el eslogan del estado de Rio Grande do Sul, en Brasil. Tarso Genro, su gobernador, era alcalde de Porto Alegre cuando se celebró ahí el primer Foro Social Mundial y donde surgió el eslogan de “otro mundo es posible”.

La idea de “igualdad” despierta desconfianza entre los medios tradicionales y sectores de la derecha, al considerarla incompatible con lo que entienden por “desarrollo”. De ahí que consideren a las organizaciones sociales y sindicales obstáculos en el “imparable” proceso de globalización.

El gobierno de Genro, el primero de izquierda tras la dictadura militar, apostó desde el principio por políticas sociales fuertes en un estado donde aún 320 mil personas viven en la pobreza, a pesar de su notable desarrollo.

 “Combatir las desigualdades sociales se convirtió en elemento central en un proyecto nuevo, democrático, participativo, contrapuesto al neoliberalismo, que sólo tiene en cuenta a los mercados y que profundiza las desigualdades”, comenta el gobernador. Señala el presupuesto participativo de Porto Alegre como una de las experiencias de participación democrática tras los años de represión militar. Eso, dice, tuvo eco a nivel mundial.

El Foro promovió la llegada de nuevos protagonistas sociales y sentó las bases para unas primeras transformaciones de la sociedad capitalista y de una globalización tutelada por los intereses del capital financiero globalizado.

 “El Foro Social Mundial, los movimientos actuales, tiene una relación cultural, una relación de una nueva cultura política. Muchos movimientos actuales se inspiran en una globalización diferente: en ese ‘otro mundo posible’, aunque los movimientos actuales son más diversos y más complejos”, dice Genro.

El gobernador comprende la controversia que genera la Copa Mundial de Futbol y reconoce que el mundial se ha transformado en un gran negocio global, en una experiencia comercial basada en el espectáculo. Tampoco cree que este evento tenga relevancia desde un punto de vista educativo o deportivo, ni que vaya a mejorar el futbol de la región. Sin embargo, lo considera una oportunidad para Porto Alegre, una ciudad que no ha desalojado familias para la construcción de estadios.

 “Tendremos 200 mil personas, el doble del Foro Social Mundial. Movilizará la economía, creará empleo, habrá movimiento en hoteles, restaurantes, taxis… Es un instrumento de promoción de mi ciudad, oportunidades de trabajo y un posible aumento en la recaudación”. Aún así, reconoce que a miles de personas en otros estados no se les ha tenido en cuenta y se les ha desahuciado sin ofrecerles una alternativa.

Comenta el gobernador que, al viajar a España, y lo hace una o dos veces por año, suele organizar dos debates: uno sobre el desarrollo económico en Brasil y otro sobre participación política.

 “Esa reinvención política es la participación popular directa combinada con la representación política, dos elementos muy fuertes en mi estado”. Pone como ejemplos el Consejo de Desarrollo, el presupuesto participativo y otras iniciativas de participación digital. También se reúne con empresarios para debatir sobre las posibilidades de integración económica entre Brasil y los países europeos.

Pero también dentro del contexto de América Latina, Brasil juega un papel importante, la economía más fuerte con el territorio más vasto.

 “Tenemos la responsabilidad de crecer con nuestros vecinos. Como decía Luiz Inácio Lula da Silva, no es bueno que Brasil crezca solo y en detrimento de los otros. Buscamos compartir con los otros países el crecimiento, las proyecciones internacionales, los intercambios, la integración cultural. Hay una relación de simpatía con nuestros vecinos, sobre todo los más frágiles”, dice el gobernador.

Como ministro de Educación de Lula, promovió la creación de escuelas biculturales en la frontera de Brasil con Paraguay, Argentina y Uruguay. Este proyecto en marcha abrirá mercados para Brasil dentro de América Latina o al otro lado del Atlántico. Pero además de los mercados y los puestos de trabajo que pueda abrir para España en Brasil y en América Latina, se podrán crear nuevas redes de intercambio y espacios de encuentro donde la literatura, el cine y otras expresiones culturales sirvan como un lenguaje común.

*Periodista; coordinador del Centro de Colaboraciones Solidarias

 

 

 

 Contralínea 381 del 14 al 20 de abril de 2014