Los Papeles de Panamá, la lista Falciani, Red por la Justicia Fiscal Global, Oxfam y otras entidades cívicas y sociales han destapado en los últimos tiempos, y documentado ampliamente, la enormidad y gravedad de la evasión de impuestos, así como del blanqueo de dinero ilícito, corrupto y criminal. Una evasión de impuestos que actúa como una industria, posible porque hay paraísos fiscales o territorios y jurisdicciones offshore. No es cuestión de nombres.
Lugares en los que el secreto bancario, el anonimato y la opacidad de los movimientos financieros y de capital son dogmas indiscutibles de obligado cumplimiento para quienes crean empresas pantalla, mueven capitales y ejecutan transacciones financieras. Características más que suficientes para identificar esos paraísos bajo cualquier nombre.
Secreto bancario y oscuridad financiera permiten a grandes fortunas, grandes empresas, corporaciones multinacionales y grandes fundaciones ocultar y camuflar capitales y beneficios para evadir impuestos al por mayor. Impunemente. Evasión, elusión fiscales más estructuras y entidades que las promueven y hacen posible llevan camino de ser grandes enemigos de la humanidad.
La evasión de impuestos es un grave delito cuyas consecuencias pagan día tras día cientos, incluso miles, de millones de personas. No olvidemos que actualmente más de 1 mil 300 millones de personas en el mundo sobreviven con menos de 1 dólar diario y 2 mil 800 millones lo hacen con menos de 2 dólares. Más de la mitad de toda la población sobrevive en innegable pobreza. Y esa pobreza tiene que ver con la debilidad financiera de los Estados por evasión fiscal.
Según la Red por la Justicia Global, en 2015 los tres principales paraísos fiscales fueron Suiza, Hong Kong y Estados Unidos. Seguidos de cerca por Reino Unido (con su oscura City financiera más sus territorios y dependencias offshore), Luxemburgo, Holanda, Bélgica, Malta, Chipre, Singapur, Liberia y Panamá. Escandaloso. Resulta que algunos de los Estados más desarrollados y otros que pasan por muy democráticos promueven y facilitan el crimen de evadir impuestos. Lo que muestra los considerables impedimentos que hay para acabar con los paraísos fiscales, aunque esa dificultad no sea razón para no actuar contra ellos.
Estos días dos propuestas de niveles muy diferentes se proponen una actuación efectiva contra los paraísos fiscales y la evasión de impuestos que facilitan. La iniciativa de Oxfam Intermón de convencer y movilizar a gobiernos municipales para que cancelen o eviten las relaciones económicas y contractuales con empresas, bancos u otras entidades financieras que tengan algún vínculo con paraísos fiscales, favoreciendo a los que pagan los impuestos que se deben. La campaña Zonas Libres de Paraísos Fiscales propone como medida disuasoria que los ayuntamientos ni siquiera consideren las ofertas de obras y servicios municipales de empresas con sedes o filiales en paraísos fiscales.
Y en ámbito más internacional, el de Naciones Unidas, Alfred de Zayas, jurista experto en derechos humanos, ha presentado un informe a la Asamblea General de la ONU sobre los paraísos fiscales y sus consecuencias para la humanidad. De Zayas ha pedido a Antonio Guterres, nuevo secretario general de la ONU desde el próximo 1 de enero, que Naciones Unidas lidere la acción internacional para proscribir los paraísos fiscales que facilitan la evasión fiscal, la corrupción y el lavado de dinero. Y acabar con abusos y crímenes de especuladores, fondos de riesgo y multinacionales que evaden impuestos y saquean gobiernos.
De Zayas ha pedido a la Asamblea General de la ONU que convoque y organice una convención que adopte medidas que proscriban los paraísos fiscales en todo el mundo. El informe de De Zayas denuncia que en los paraísos fiscales se ocultan 32 billones de dólares que no pagan impuestos. Inaceptable realidad que los paraísos hacen posible y es causa de que los gobiernos pierdan 3 billones de dólares al año por evasión de impuestos.
El informe contra los paraísos fiscales y la evasión de impuestos propone crear bajo los auspicios de la ONU un medio jurídico internacional vinculante que determine la responsabilidad fiscal de las empresas y corporaciones y asegure que pagan los impuestos que les corresponden donde obtienen beneficios. Con prohibición expresa y correspondiente sanción de transferir esos beneficios a otros países más benévolos fiscalmente para pagar muchos menos impuestos.
Perece tarea muy difícil, pero como dijo Nelson Mandela, algunos propósitos parecen imposibles hasta que se consiguen.
Xavier Caño Tamayo/Centro de Colaboraciones Solidarias
[OPINIÓN]
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