México padece una sistemática violación en los derechos sociales de su población. En este artículo me ocuparé de violaciones sobre todo al derecho a la salud y a la alimentación de las personas. Tomo como base un valioso documental presentado en semanas pasadas en diversas salas de cine de la Ciudad México, entre ellas la Cineteca Nacional, titulado Dulce agonía (www.youtube.com/watch?v=4Y-WslZoV9c). Precisamente es en esta polémica cinta donde se da rostro y nombre a la catástrofe nacional provocada por la epidemia de la obesidad y la diabetes. El primer dato es por demás alarmante: 500 mil personas murieron por diabetes en el sexenio pasado. Hoy en día, más de 4.5 millones de enfermos no tienen una atención médica adecuada y de calidad en el sistema público. Además, en 2013 se registraron 75 mil amputaciones en México provocadas por la diabetes.
El documental –del cual es productor ejecutivo Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor, y cuya dirección estuvo a cargo de Alejandro Tagle y Amaranta Rodríguez– da cuenta de la historia de don Gonzalo, quien, junto con varios testigos más, comparte los padecimientos que sufre a causa de este problema de salud pública. En él se recaban también las opiniones de más de 20 personas expertas, y se analizan exhaustivamente las maniobras de mercadotecnia, cabildeo e influencia política que usan la industria refresquera y de comida rápida para “conquistar” a sus potenciales clientes.
Dulce agonía expone ante la opinión pública un Estado ausente y omiso en la protección de los derechos a la salud y a la alimentación, y a su vez pone de manifiesto la intervención de capitales privados para que los gobiernos omitan todo tipo de política pública en materia de regulación, que busque frenar la epidemia que han generado grandes corporaciones del ámbito refresquero y de alimentos industrializados.
El documental entrelaza las historias de Gonzalo Hernández, Pedro López, María Velázquez, Alfonso Vizcarra, Aurora Sandoval y José Ramírez, todas ellas son personas en edad productiva, pero que a causa de su enfermedad enfrentan severos problemas de salud –que además les representa un gasto que no pueden pagar– y que van desde amputaciones hasta la muerte, pasando por la ceguera. A través de este medio audiovisual se evidencian las formas perversas que usa el mercado de la industria refresquera, y cómo éste adapta su publicidad y costos para llegar incluso a los pueblos indígenas de México, mediante la publicidad en su propia lengua, disminuyendo los precios de sus productos con respecto a otras zonas del país incentivando el consumo del refresco, para finalmente invadir así sus ritos y costumbres.
Expertos de diversas instituciones señalan con mucha razón en el documental que, al ritmo que crece la epidemia de diabetes, no hay capacidad humana y recursos públicos suficientes en los estados para atender el denominado “pie diabético” e impedir amputaciones. Por ello es recurrente que el sector salud realice, como principal medio para resolver esta situación, ablaciones masivas. Se pueden escuchar las voces de destacados médicos, nutriólogos, pediatras y especialistas en el tema, tales como Julieta Ponce, del Centro de Orientación Alimentaria, AC; Marcos Arana, del Observatorio Ciudadano por el Ejercicio del Derecho a la Salud; Kelly D Brownell, del Centro Rudd para Políticas Alimentarias y Obesidad de la Universidad de Yale; y Walter Willet, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, entre otros.
Por su parte, el médico Francisco Martínez, de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, comenta que la diabetes es la primera causa de ceguera en la población económicamente activa. Se trata de un mal irreversible y representa, primeramente para las familias y en general para el país, un impacto económico muy grande y difícil de solventar.
Según la información proporcionada en el documental, el costo total de la diabetes en México pasó de 2 mil 970 millones de pesos en 2003, a 8 mil 836 millones en 2010. Y de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, una persona con sobrepeso gasta 25 por ciento más en servicios de salud, presenta ausentismo laboral recurrente, y gana menos del 18 por ciento que el resto de la población sana.
En la entrevista que hicieron al relator especial sobre el Derecho a la Alimentación, de la Organización de las Naciones Unidas, para este trabajo, se advierte sobre la “Coca-Colonización” que sufre México. El relator hace un llamado al Estado mexicano para proteger el derecho de las personas a la salud y sugiere, como siempre lo ha hecho, que se modifiquen las políticas públicas, pues deberían contener un fuerte componente de prevención, el cual comienza por incentivar y transversalizar otros hábitos de alimentación entre las personas y las comunidades. El filme señala también el grado de responsabilidad que tiene esta empresa en la epidemia de diabetes que vive México, y cómo es que con el paso de los años va en aumento el consumo de estas bebidas y, por tanto, la imposibilidad de frenar este grave problema.
En el caso de las niñas y niños el panorama no se muestra mejor. Actualmente se ha observado una alta cifra de infancia con diabetes como consecuencia del deterioro de hábitos alimenticios y de la alta ingesta de bebidas y productos azucarados. El médico Juan Rivera, director adjunto del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública, comparte que uno de cada tres escolares y adolescentes tiene sobrepeso u obesidad, lo que hace que México sea uno de los países que tiene prevalencias mayores en todo el mundo. En la Encuesta nacional de salud y nutrición 2012, la prevalencia de sobrepeso para la población escolar (5-11 años) fue de 19.8 por ciento, y la de obesidad de 14.6 por ciento.
El médico Salvador Villalpando, quien dirige la Clínica de Obesidad del Hospital Infantil de México Federico Gómez, pregunta: “¿Te costaría trabajo pensar en un niño de 11 años que tuviera presión alta, colesterol alto, resistencia a la insulina y con inflamación de hígado? Eso es lo que vemos acá en la Clínica de Obesidad. Niños de 8, 9, 12 y 15 años que ya tienen este tipo de enfermedades”. En el testimonio que proporciona el documental recuerda que hace 15 o 20 años, del total de los niños que tenían diabetes, más o menos el 80 por ciento era de tipo 1, la cual es genética y no se relaciona necesariamente con la obesidad. Sin embargo, en esta década, vemos que el 80 por ciento de los niños que tienen diabetes es de tipo 2, relacionada con la mala alimentación a la que acceden, ya sea en las escuelas o en sus hogares.
Coincidimos con las diversas organizaciones, académicos, especialistas y personas que comparten sus testimonios en el documental Dulce agonía en señalar que esta epidemia podría devenir en un total colapso del sistema nacional de salud en México. Es urgente, por tanto, que el Estado transforme sus políticas públicas y construya con la sociedad en su conjunto una política alimentaria que nutra a las personas, reactive el campo mexicano y nos garantice nuestro derecho humano a bien comer.
Es muy recomendable ver el documental, porque nos interpela sobre cómo y qué comer en nuestra vida cotidiana. Nos motiva además a reflexionar sobre la responsabilidad de las empresas en las violaciones de los derechos a la salud y a la alimentación de las personas y comunidades. Devela igualmente las falacias del discurso predominante, que culpa de esta epidemia de obesidad y diabetes únicamente a los consumidores, y trata también de ocultar la responsabilidad del Estado y de las grandes corporaciones de alimentos faltos de componentes nutrimentales y de bebidas azucaradas.
*Filósofo, sociólogo y teólogo; director del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, OP, AC
Contralínea 386 / 18 de Mayo al 24 de Mayo