El obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda Silva, es conocido por su desmedido y descarado afán de lucro y de poder.
Se le acusa de estar involucrado en turbios negocios millonarios y no desdeña los recursos que le brindan sus relaciones con empresarios y políticos, que usa directamente para su propio provecho.
Con la cara jubilosa, rodeado de botellas y amigos, luce en retratos colgados en las paredes de algunos restaurantes de ambiente campirano.
Nombrado en 1995 primer obispo de la Diócesis de Ecatepec, Onésimo gusta de celebrar su cumpleaños con una gran fiesta, acompañado de sus amigos políticos y empresarios.
Cumpleaños y amigos
Empero, su fecha de nacimiento, como muchos otros aspectos en la vida de Onésimo, no es clara. Según datos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, nació el 21 de marzo de 1937 en la ciudad de México (www.cem.org.mx/episcopado/obispos/…/339.html).
Pero ésa no es la fecha que celebra Onésimo, quien suele identificarse con un acta de nacimiento a nombre de José Onésimo Daniel Cepeda Silva, nacido el día 25 de marzo de 1936, “siendo hijo legítimo del señor José Onésimo Francisco Cepeda Villareal, originario de la ciudad de Monterrey, y de la señora Amelia Silva Lopezhermosa, originaria de esta ciudad capital”.
Antes de convertirse en sacerdote, a los 33 años, fue banquero y corredor de bolsa; en 1964 conoció a Carlos Slim, con quien fundó la Casa de Bolsa Inversora Bursátil, o Grupo Inbursa. También colaboró con Roberto Hernández, miembro de los consejos de administración de Banamex-Citigroup, ICA y Televisa, entre otros.
En su cumpleaños de 2004, Onésimo departió con el entonces gobernador del Estado de México, Arturo Montiel, y con el empresario Alfredo Harp Helú, quien, al igual que Norberto Rivera, suele ir a la celebración.
En 2007, Onésimo estuvo acompañado por el entonces titular de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, quien llegó a la fiesta en helicóptero, por Juan Camilo Mouriño, que era jefe de la oficina de la Presidencia, y por varios gobernadores priistas, además de Fernández de Cevallos y el político mexiquense Eruviel Ávila.
En 2008, Onésimo aparecería consolando a la viuda de Mouriño (“Hasta su lugar llega a consolarla con un abrazo el Obispo Onésimo Cepeda, amigo que fue de Juan Camilo”: El Universal On Line, 1 de diciembre de 2008), durante la celebración, en Palacio Nacional, de los dos primeros años del gobierno de Calderón, junto con Germán Martínez, el empresario Lorenzo Servitje, Elba Esther Gordillo, y muchos otros.
Onésimo y Ahumada
Onésimo se relacionó con el empresario Carlos Ahumada, como este último relata en su libro Derecho de réplica (Grijalbo, 2009), donde afirma: “Le entregué 1 millón de pesos en efectivo, que me había pedido argumentando que le quería comprar un coche del año a su madre y que el resto serviría como aportación a sus obras piadosas… (p. 268)
“(…) Ofició la misa donde mis hijos, Carlos Emiliano y Ana Lucía, recibieron la primera comunión el 11 de octubre de 2003. La misa fue celebrada en nuestro domicilio particular en San Ángel, en la ciudad de México. Onésimo pidió para brindar, como era su costumbre, una botella de Petrus” (vino que llega a costar más de 3 mil dólares).
“Compartimos asimismo varias tardes taurinas en Acapulco, que se prolongaban, muchas de ellas, en cenas bohemias y hasta en amaneceres en ese bello puerto. Él insistía en que quería hacer negocios conmigo y a través de él apoyé al candidato del PRI en Ecatepec, Eruviel Ávila…”
“Eso también sucedió con el presidente municipal de Tlalnepantla, Ulises Ramírez. Sin embargo, no realicé ningún tipo de contrato o negocio con ellos… Sobra decir que Onésimo me aclaraba previamente que de obtener alguna obra, tendría que caerme con el diezmo correspondiente”.
El testimonio de Ahumada avala las palabras que Norberto Rivera dijo en una ocasión: “…no bastan relaciones para conseguir dinero, se necesita mucho más, y gracias a Dios eso se lo ha concedido a don Onésimo”.
Entre juzgados y guaruras
A fines del año pasado, Onésimo desdeñó con las coloquiales palabras “me la persignan”, una denuncia penal en su contra por un presunto fraude, al haber simulado un préstamo de 130 millones de dólares para apoderarse de una veintena de cuadros de pintores afamados, entre ellos un Tamayo, un Modigliani, un Rivera, un Orozco, un Clausell y un Picasso.
Ciertamente, Onésimo puede sentirse seguro bajo un gobierno confesional, como el que encabeza Calderón, y donde la influencia de la jerarquía se deja sentir en los diferentes niveles de la gestión pública.
Así, en 2008 un juez le dio la razón a Onésimo en una demanda que entabló contra el perredista Leonel Cota Montaño, por haberse atrevido a criticar al prelado, quien exigía una indemnización de 750 millones de pesos, de los cuales, al obispo que obviamente no simpatiza con el voto de pobreza, sólo le concedieron 100 mil pesos, aunque en una segunda instancia, el 21 de agosto de 2008, se absolvió a Cota Montaño de esa penalidad, por lo que el ambicioso prelado consideraba como un “daño moral” contra él.
El conflicto se originó en las campañas electorales de 2006, cuando Onésimo estuvo criticando a López Obrador, por lo que Cota Montaño lo tachó de “reaccionario” y “mercader de la religión y la política”; el Partido de la Revolución Democrática denunció al obispo por su injerencia en política, y éste presentó una demanda civil por las críticas que le hizo Cota.
Finalmente, las autoridades federales apoyaron la injerencia política del clero, mientras algunos jueces procuraban castigar a quien se había atrevido a cuestionarla.
La madrugada del 10 de abril de 2009, en un episodio clásico de las guerras entre narcos, fue acribillado un exguardaespaldas de Onésimo. Debido al trágico suceso, se dio a conocer que el prelado tenía a su disposición guardaespaldas con armas, mismas que generalmente sirven para matar, a pesar de que la jerarquía católica pretende ser “defensora de la vida”.
Cabe preguntarse qué uso ha hecho y está haciendo el prelado de los policías a su servicio. Qué tareas les ha encomendado y en qué asuntos personales los ha utilizado. Es también pertinente saber por qué en un Estado que se supone que es laico, como México, los prelados católicos tienen a su servicio personal armado, pagado con dinero del erario.
*Maestro en filosofía con especialidad en estudios acerca de la derecha política en México