El gobierno estadunidense anunció el 13 de septiembre de 2017 que en 90 días todas las agencias gubernamentales dejarán de utilizar software antivirus de la empresa Rusa Kaspersky, pues sospechan que pueda estar dando acceso a sus comunicaciones al gobierno ruso, de Vladimir Putin.
La empresa tiene como clientes a Microsoft, IBM, Cisco, Facebook, la china Lenovo y hasta instituciones internacionales como la Interpol, además de sus 400 millones de clientes.
Aquí ya no importa si ofrecen mejores precios o buenos resultados, o los múltiples premios que han ganado, el motivo de la decisión: sospechan que Kaspersky pueda estar dando acceso a sus comunicaciones privadas y datos al gobierno ruso.
No han dado pruebas de las acusaciones. En un video Eugene Kaspersky, tranquilamente, ha ofrecido mostrar su código a las autoridades e ironiza diciendo que siempre está del lado luminoso, que no pasará al lado oscuro.
La empresa ha asegurado que no tiene la capacidad técnica para realizar un espionaje de ese tipo pues no se dedican al ciberespionaje.
Durante años, los políticos estadunidenses han impuesto en otros países las ideas del capitalismo y libre mercado, ofreciendo la idea de que así se promueve la libre competencia, mejores productos y precios más bajos.
Al parecer no funciona como nos dijeron desde hace muchos años y que hemos seguido al pie de la letra. Más bien es un pretexto para que ellos puedan hacer lo que sea. Bueno, una vez más contradicen su propio discurso.
Qué pasaría si otros gobiernos impusieran la misma orden a sus dependencias, abandonaran las licencias de software programado en Estados Unidos por las muy fundamentadas sospechas de espionaje y cambiaran de proveedor. Donald Trump acusaría a dichos gobiernos de, por lo menos, atentar contra la libertad de mercado e impondría sanciones económicas por comportarse como nacientes dictaduras.
Kaspersky y Microsoft en México
En 2013, Edwuard Snowden expuso un programa secreto de espionaje mundial, en el que muchas empresas recabaron datos privados de sus usuarios y los compartieron con la NSA, la CIA y el FBI.
Con esto en mente recordemos que este año, Microsoft (empresa que compartía información de sus clientes de todo el mundo con las autoridades estadunidenses) firmó un acuerdo con la Policía Federal para un Programa de Seguridad Gubernamental de México.
Mientras que el Senado de Estados Unidos propuso prohibir el uso de software de Kaspersky en El Pentágono y en sus redes miltares, nos preguntamos qué cantidad de software de empresas estadunidenses que hayan sido acusadas de compartir datos privados de sus clientes con las agencias de seguridad del gobierno de Estados Unidos está instalado en las instalaciones de las Fuerzas Armadas en México.
Cómo podemos estar seguros de que el país “aliado” que construye un muro en la frontera no conoce ya todos nuestros secretos, esos que ni los ciudadanos mexicanos tenemos acceso vía transparencia.
Así que el gobierno mexicano al conocer estas pruebas de espionaje y para evitar el riesgo de que, una vez más, dicha empresa comparta información clasificada de las autoridades con el gobierno de Estados Unidos debería cancelar también el convenio. Así como cualquier programa de dicha empresa instalado en computadoras gubernamentales.
La decisión del gobierno de Donald Trump puede ser para marcar distancia del gobierno ruso por las acusaciones que existen de que fue Vladimir Putin quien, mediante hackers, le hizo ganar la Presidencia. Sin mencionar que no le estorbaría presumir que recuperó trabajos para estadunidenses si contrata una empresa de ciberseguridad de su país.
La decisión unilateral y basada en sospechas podría provocar, en primer lugar, que el gobierno ruso haga lo mismo con software de empresas estadunidenses, lo que representaría un inicio de represalias económicas recíprocas en esta ciberguerra fría.
Según la acusación sin pruebas de Trump, en todo el mundo se correría el riesgo de que las computadoras se conviertan en espías zombis que reportan la información a diversas agencias estadunidenses o rusas. Algo técnicamente factible, pues la mayoría del spam que recibimos es enviado por computadoras zombis y no lo sabemos (quizá tu computadora está enviando en este momento mensajes de correo no deseado y por eso es tan lenta).
La gran duda que también plantea la situación es por qué debemos confiar en Bill Gates pero no en Eugene Kaspersky, empresario ruso dedicado a la ciberseguridad. Ante este escenario no se puede confiar en nadie, lo que me parece mejor opción.
Gonzalo Monterrosa
[Sociedad Beta]