La Paz, Bolivia. Desde que Bolivia expulsó a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), la lucha contra el narcotráfico registra avances sustanciales, un esfuerzo destacado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea, que la Casa Blanca se niega a reconocer.
Carmen Esquivel*/Prensa Latina
Los datos son harto elocuentes. Si de 1998 a 2005 la policía incautó 65 toneladas de cocaína, en el período de 2006 a 2013 –durante el actual gobierno del presidente Evo Morales– la cifra se triplicó hasta las 209 toneladas.
Una diferencia abismal, resultado de una nueva estrategia basada en la prevención y la educación, y no en las políticas represivas de antaño.
“El mundo sabe que el modelo boliviano contra el narcotráfico está mejor sin la presencia estadunidense”, afirmó Morales en respuesta a un reciente informe del Departamento de Estado que “descertifica” a la nación andina amazónica en el enfrentamiento al flagelo.
Contrario a los diagnósticos de varias entidades internacionales, la Casa Blanca decidió mantener a Bolivia y Venezuela, junto a un grupo de países de otros continentes, en la lista de supuestos incumplidores en el combate al tráfico de estupefacientes.
El documento es considerado como político, contradictorio y sin sustento técnico, si se tiene en cuenta que hace apenas un par de meses la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) reconoció los esfuerzos realizados aquí en ese sentido.
Bolivia es hoy el país con menor área de cultivos de coca del mundo, con unas 20 mil 200 hectáreas, la más baja desde que comenzó el monitoreo en 2003.
La Unodc agradeció al gobierno boliviano por el apoyo con helicópteros para la supervisión de las distintas zonas donde se cosecha la milenaria hoja.
Imágenes satelitales y verificaciones en el campo revelaron que entre 2014 y 2015 hubo reducciones en la región de los Yungas y en el Trópico de Cochabamba, donde se registra el 99 por ciento de las plantaciones.
En declaraciones a Prensa Latina, el representante de la Unodc en La Paz, Antonino De Leo, destacó los resultados de la estrategia iniciada por las autoridades en 2010, que permitió cumplir el objetivo de reducir las áreas cultivadas.
Esa política comenzó a ser desarrollada 2 años después de que Bolivia expulsara a la DEA de su territorio, junto al embajador estadunidense Philip Goldberg, por conspiración contra el gobierno.
Durante su reciente visita a Nueva York, para participar en la Asamblea General de la ONU, el presidente Morales recordó que la DEA preparó un plan para asesinarlo en 2001, en la región del Chapare, cuando era líder sindical de los cocaleros.
Varias investigaciones demostraron que esa agencia instruía a policías y militares para planificar asesinatos de dirigentes, y que tenía una avioneta blanca sólo para perseguir marchas, reveló el mandatario.
Es conocido también en Bolivia que cuando se incautaba la droga, la mitad se incineraba públicamente y la otra mitad se la llevaban los agentes estadunidenses para venderla.
Después de la salida de la agencia estadunidense, Bolivia decidió aplicar su propio modelo para reducir los excedentes de la coca, respetando los derechos humanos.
Sabido es que en los países andinos el masticado de la hoja es una práctica ancestral y que esa planta tiene diversos usos, incluso medicinales.
La nueva política antidrogas plantea en primer lugar el respeto a la soberanía nacional, sin injerencia ni chantajes políticos en toda cooperación internacional.
El modelo boliviano prioriza la erradicación de las plantaciones sin violencia, sin matanza de campesinos ni fumigaciones que destruyan las selvas.
De ahí que desde 2006 no se ha reportado ningún muerto en la eliminación de la hoja excedentaria, como sí ocurrieron en gobiernos anteriores.
Esto incluso fue reconocido por el diario estadunidense The New York Times, el cual aseguró en un editorial que la política impulsada por la nación andina amazónica es más prometedora y mostró mejores resultados que la de Estados Unidos.
Advirtió el periódico que el modelo estadunidense, consistente en la erradicación manual, el rociado de herbicidas y el enjuiciamiento a los capos, ha demostrado no ser adecuado.
La falta de efectividad de Washington es más evidente en Colombia, donde en 2015 los cultivos subieron 40 por ciento y se exacerba la violencia, señaló el rotativo.
El periódico destaca los significativos resultados de la estrategia boliviana, que cuenta con el apoyo de la Unión Europea, y que consiste en eliminar sembradíos ilegales después de negociar con los cultivadores y hallar alternativas.
Bolivia y la unión Europea inauguraron el 20 de septiembre último un centro estratégico para la coordinación de la lucha antidrogas en el departamento de Santa Cruz.
La infraestructura demandó una inversión de alrededor de 1 millón de dólares, de los cuales más de la mitad los aportó el gobierno boliviano y el resto la Unión Europea.
El embajador del bloque comunitario en La Paz, León de la Torre, expresó la disposición de continuar apoyando a Bolivia porque sus resultados son un ejemplo para otros países, un aval importante que echa por tierra los informes estadunidenses.
Carmen Esquivel*/Prensa Latina
*Corresponsal de Prensa Latina en Bolivia.
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ARTÍCULO]
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