Opinión

García Luna, el peón sacrificado de Estados Unidos

Publicado por
Pablo Moctezuma Barragán

Veintiún procuradores de Justicia de distintos estados del vecino país del norte pidieron al presidente Joe Biden que los cárteles mexicanos sean declarados organizaciones extranjeras terroristas. Esto es algo muy peligroso porque, de hacerlo, les daría pretexto hasta para invadir a México para actuar aquí contra los “terroristas”, pisoteando nuestra soberanía nacional. Los procuradores, todos republicanos, pidieron el miércoles 8 de febrero, al gobierno federal, “ejercer el poder que le ha conferido el Congreso para tomar medidas rápidas y decisivas para abatir este mortífero azote”. Esta es una amenaza. No olvidemos que en febrero de 2017 envió Trump la sugerencia de mandar tropas a nuestro territorio para “ayudar” a México a combatir a los “bad hombres”, y es claro que ése es sólo un pretexto para intervenir a nuestro país como lo ha hecho en repetidas ocasiones.

En el siglo XIX, Estados Unidos nos robó más de la mitad del territorio: la totalidad de lo que hoy son los estados de California, Arizona, Nevada y Utah; así como parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming. Luego de invadir México, Estados Unidos se apropió de 2 millones 263 mil 866 kilómetros cuadrados de nuestro país, que significa una porción de más de la mitad del territorio y mayor a la extensión actual de México. Así aumentaron sus demarcaciones a más del triple de la extensión que poseía en 1783, es decir, de 888 mil 811 millas cuadradas a 3 millones 22 mil 387 a finales del siglo XIX.

El vecino del norte ha sido invasor y saqueador de territorios y riquezas ajenas desde 1776. México ha sido despojado. La memoria histórica del mexicano sigue viva, por eso hay tanta resistencia a los planes del vecino del norte. En el siglo XX, en 1906, cientos de soldados invaden México. Estas tropas llamadas rangers vienen de Arizona en defensa del estadunidense William Cornell Greene, patrón de la mina de cobre de Cananea, Sonora. Los soldados yanquis masacraron a decenas de trabajadores huelguistas y a familiares de los mineros. Por cierto, no se puede dejar de mencionar que desde 2007 estalló otra vez la huelga de Cananea y tras 15 años no ha sido resuelta.

En 1913, el 9 de febrero, bajo el mando directo del embajador de Estados Unidos en México, Henry Lane Wilson –instigado por las compañías petroleras a las que Madero les había decretado un impuesto de tres centavos por barril de petróleo–, comienza la sublevación de Victoriano Huerta y Félix Díaz –sobrino de Porfirio Díaz– para derrocar el gobierno legítimo y democráticamente electo de Francisco I Madero. Luego, Wilson ordena los asesinatos del presidente y vicepresidente de México.

Posteriormente, en 1914, tropas estadunidenses bombardean y desembarcan en el Puerto de Veracruz y ocupan durante un año esa ciudad. Así pretenden evitar el triunfo de Emiliano Zapata y Francisco Villa en el movimiento revolucionario que protagonizaba el pueblo de México. El 10 de mayo, el teniente José Azueta fue herido luchando contra los invasores. El almirante estadunidense Frank Friday Fletcher le envió un médico, Azueta lo rechazó diciendo: “¡De los invasores… ni la vida!”. Murió a los 19 años de edad.

En 1916, el 10 de abril, un contingente del Ejército estadunidense, comandado por el general Pershing, invade México en persecución de Pancho Villa. Las tropas estadounidenses irrumpen en Hidalgo del Parral, Chihuahua, y atacan a la población, dejando 50 víctimas entre muertos y heridos. Permanecen en territorio mexicano a lo largo de todo un año y se retiran hasta 1917. Por cierto, el general Pershing, derrotado por Villa, al que nunca pudo capturar, comandó en la Primera Guerra Mundial al Ejército estadunidense.

FOTO: CUARTOSCURO.COM

Hoy culpan a México de provocar la drogadicción en su país, cuando la distribución de drogas en Estados Unidos comenzó allá tras las grandes movilizaciones de la juventud en 1968. Nixon comenzó una guerra contra las drogas en 1971, se inició como pantalla para distribuir armas, y el gobierno vecino sólo ha logrado que mientras más guerra declara, haya más drogas en aquel país y mejores pretextos para invadir otros países y multiplicar sus bases militares en todo el mundo. El año pasado, más de 100 mil estadunidenses murieron por sobredosis de drogas como el fentanilo y otras, pero es allá donde distribuyen la droga, lavan el dinero y venden las armas a los carteles. Que resuelvan sus problemas en casa y no amenacen a México. Está documentado que la CIA y la DEA han colaborado con cárteles y con García Luna y Calderón. Y que Washington es quien debería controlar la venta de drogas en su propio país.

Las y los mexicanos debemos estar atentos porque dentro de sus planes de hegemonía mundial, en momentos en que Estados Unidos se debilita, ellos cuentan con poder operar abiertamente en nuestro país y eso coloca en riesgo a nuestra población. Quieren esconder su participación en la trama del narcotráfico, así se explica por qué el juicio a Genaro García Luna se concluyó precipitadamente, en tan solo un mes. En cambio, se tomarán 7 largos meses para dictar sentencia. Estados Unidos lo presenta a él como único responsable de los crímenes de la guerra contra el narco. Sólo testificaron contra él criminales narcotraficantes que son testigos protegidos, como Sergio Villarreal, el Grande; Jesús Zambada García, el Rey, quien declaró haberle dado 5 millones a García Luna, etcétera, excluyendo a dos terceras partes de los testimonios, puesto que sólo presentaron 26 de 71 que tenían en su posesión, sin citar a ningún testigo de la CIA, la DEA o la ATF con quienes el acusado trabajó estrechamente. Y no sólo eso, en Estados Unidos habían llenado a García Luna de premios y condecoraciones, reconociendo la labor de quien siempre trabajó hombro a hombro con ellos. ¿Las agencias policiacas no tuvieron nada que ver con él y su actividad criminal? Es claro que el Departamento de Justicia de Estados Unidos quiere borrar rastros de “la mano que mece la cuna”, no es casualidad que el día después de que fue exhibido el nombre de Felipe Calderón decidieron concluir la presentación de testigos.

A García Luna no se le juzgó en México, como debía ser. Se está normalizando que la justicia se haga en Estados Unidos, como si en México no hubiese leyes ni quien las haga cumplir. ¿Cómo quedó la Fiscalía General de la República y el sistema judicial de nuestro país? En Estados Unidos hicieron todo un espectáculo frente a su población en el que se pretende exhibir a los mexicanos, tanto a los criminales como a sus autoridades como culpables de la muerte de miles de estadunidenses por consumo de fentanilo y otras drogas. ¿Pero qué papel jugo el gobierno de Estados Unidos y sus agencias? ¿Qué tuvieron que ver Felipe Calderón y su gobierno? y ¿Qué tanto sabían ambos gobiernos de la actividad de García Luna?

¿Por qué Felipe Calderón dice que él no sabía sobre las andanzas de García Luna? Se sabe que fue advertido varias veces, entre ellas por el subsecretario de Defensa Nacional, general Tomás Ángeles Dauahare, ya en el 2007, sobre el papel que estaba jugando García Luna. Lo que hizo Calderón fue encarcelarlo. El general de división Ángeles estuvo en prisión durante el gobierno de Calderón siendo exonerado en 2013. Lo mismo sucedió con el comandante Javier Herrera Valles, de la Policía Federal Preventiva, que advirtió el 14 de febrero de 2008 sobre el tema y también terminó encarcelado. Felipe Calderón sí sabía, pero ¿nada más él?  Se habla mucho de la guerra de Calderón contra el narcotráfico y de que García Luna fue su operador. Pero desde hace años se ha insistido que no es la guerra de Calderón: es la guerra de Washington. De hecho, en el periódico El Universal, un 26 de enero del 2010, se informó que hubo una reunión en Cuernavaca, en el mes de octubre, previo a la toma de posesión de Calderón, con la jefa de la DEA, Karen Tandy, donde estuvieron Medina Mora y García Luna. Ahí se decidió lanzar la guerra antidrogas.

Los funcionarios de Estados Unidos actúan como si no tuviesen nada que ver. Saliendo García Luna de la Secretaría de Seguridad Pública, en 2013, James Clapper, jefe máximo de inteligencia del gobierno de Barack Obama, dijo que México había sido elevado a la categoría más alta como amenaza potencial a Estados Unidos.

Dos años antes, el subsecretario del Ejército de Estados Unidos, Joseph Westphal, declaró un 8 de febrero de 2011 que en México hay una forma de “insurgencia” encabezada por los carteles de la droga que podrían tomar el gobierno, lo cual llevaría, dijo, a una invasión militar directa de Estados Unidos a territorio mexicano. Al día siguiente, el 9 de febrero, Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (2009-2013), especuló en el congreso estadunidense sobre una posible alianza de los Zetas con Al Qaeda y advirtió sobre una respuesta muy vigorosa, aunque declaró que estaba trabajando muy de cerca con Felipe Calderón en este tema. Entonces esta política de señalarnos como los malos, como los salvajes, a los que hay que controlar, tiene una larga data. Lo que habría que preguntarnos es: ¿qué papel juegan ellos? Estados Unidos ha estado al tanto de todo.

Han contado con medios. Recordemos que con Felipe Calderón se abre en México la Oficina Binacional de Inteligencia en Reforma 265, en donde operaban todas las agencias de inteligencia de Estados Unidos en nuestro territorio. También por aquella época se abrió una academia de formación policial. El embajador de Estados Unidos la inauguró, en Salvador Chachapa, Puebla, para adiestrar a los mexicanos. García Luna fue el primer director de la Agencia Federal de Investigación (AFI), que fue copiada del Buró Federal de Investigación (FBI). El primero de septiembre de 2001, durante el Primer Informe de Gobierno del presidente Vicente Fox Quesada, destacó el respaldo del FBI, que brindó soporte metodológico, técnico y de capacitación, además de colaborar en difundir “un nuevo concepto de la policía mexicana ante otras instituciones estadunidenses”.

Los órganos de inteligencia de Estados Unidos y de México han estado siempre íntimamente ligados. García Luna trabajó por más de una década en el Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional). Se sabe que el Cisen estaba totalmente en mancuerna con la CIA. Recordemos que secretarios de gobernación como Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría eran agentes de la CIA. Díaz Ordaz tenía como clave LITEMPO-2 y la clave de Luis Echeverría era LITEMPO-8. El secretario de Gobernación de Salinas de Gortari, Fernando Gutiérrez Barrios, también era agente con la clave LITEMPO-4. Él encabezaba la Dirección Federal de Seguridad que posteriormente se convertiría en Cisen. Todos los organismos de inteligencia de ambos países están muy relacionados.

Calderón sí sabía. ¿Y en Estados Unidos no? ¿Obama no sabía? En ese año de 2013, saliendo García Luna de la secretaría, según el The Washington Post, el presupuesto negro para espionaje fue de 52 mil 600 millones de dólares. El presupuesto de la CIA fue de 14 mil 700 millones de dólares. También se sabe que la estación más grande de la CIA se encuentra en México. Contando con esos medios ¿Estados Unidos no sabía? Si tenían en México la oficina binacional de inteligencia en Reforma 265, ¿no sabían nada?

Resulta muy extraño que, en este juicio a García Luna, los testigos son los malosos, los narcos, que lo acusan de haberlo sobornado. Y se le condena, como si esto fuera un crimen individual. ¿Por qué se cerró el juicio tan abruptamente? Únicamente admitieron 26 testimonios de 71 que tenían, ¿por qué al mencionarse a Calderón al día siguiente se cerró el juicio? Y sobre todo, ¿por qué no dio su testimonio nadie de la CIA, del FBI, de la DEA, de la ATF? organismos con los que había trabajado durante lustros García Luna. Debieron haber tenido mucho que decir y no se les llamó a testificar.

Es claro que están mostrando nada más a los mexicanos criminales y ocultando todas las redes que existen en los más altos niveles de los gobiernos de México y de Estados Unidos. García Luna no es un criminal individual y aislado, forma parte de un sistema que está operando hace décadas y en ambos lados de la frontera.

Hay que tomar en cuenta que Estados Unidos está en una posición de creciente debilidad y está luchando por la hegemonía mundial contra Rusia y contra China. EU considera a México parte de su espacio estratégico e incluyó a México en el Comando Norte en el año 2002. El Comando Norte tiene como misión que el Pentágono controle desde el sur de México, desde Chiapas, hasta el norte de Alaska. México está en lo que Estados Unidos consideran su territorio de seguridad, al que deben tener perfectamente controlado; incluso con los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto comenzó ya una integración militar, que había empezado con la integración económica que impulsó Salinas de Gortari. Ya realizaron maniobras militares directas de Estados Unidos aquí en México, el año pasado en Reynosa, Tamaulipas, y maniobras de la Armada en Chetumal y el año antepasado en Puerto Chiapas. De modo que esta integración se está dando de manera creciente, muy peligrosa. Aparentemente para coordinarse en situaciones de seguridad.

Estados Unidos ha invadido a 60 países. Entonces una invasión más no se puede descartar. En México existe un sentimiento antiimperialista y no la tendrían fácil, pero en un momento, por razones de seguridad nacional, es claro que pueden hacerlo y estas variadas intentonas de declarar o ligar a los cárteles de la droga con el terrorismo es puerta abierta a una invasión directa. Y ellos mismos lo han dicho, lo dijo Trump, lo dijo Joseph Westphal lo insinuó Napolitano y James Clapper.

Se señala que México es culpable del narcotráfico, cuando en Estados Unidos se lavan 600 mil millones de dólares del narcotráfico. Allá se vende la droga y se distribuye en todo el país que tiene un territorio cinco veces más grande. No hablan de ningún cártel en Estados Unidos; allá venden las armas a los carteles y hasta se las dan, recordemos “Rápido y furioso”. La cuestión del narcotráfico y el problema de raíz está en Estados Unidos, no en México. Pero el tema del narcotráfico lo usan para intervenir en otros países, como en Colombia, y se pueden palpar los resultados de su actuar. Tenían el mismo plan para México, incluso a la Iniciativa Mérida le iban a llamar Plan México; pero se armó un escándalo porque se equiparó con el Plan Colombia y le terminaron nombrando Iniciativa Mérida.

Estados Unidos es un país hegemonista. A toda costa quiere el control mundial y, desde luego, de América Latina y el Caribe. Para Estados Unidos, México es estratégico y de una u otra forma quieren controlarnos; por lo que debemos estar muy atentos frente al peligro que esto conlleva y defender nuestra soberanía.

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