Una preocupación que invade a muchos estudiosos del mundo es la tendencia a la desaparición de la faz de la Tierra de las abejas salvajes, una especie que produce innumerables beneficios a los humanos.
Reina Magdariaga Larduet*/Prensa Latina
Tanto es así que, en su momento, el alemán Albert Einstein (1879-1955) –considerado como el científico más importante del siglo XX– profetizó que si la abeja llegara a desaparecer, el hombre desaparecería en pocos años.
Gracias a la polinización (proceso de transferencia del polen para la producción de semillas y frutos) que ellas realizan en las flores y plantas, se favorecen tanto el ecosistema como la agricultura.
Según un estudio de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés), cerca de una décima parte de las 1 mil 965 especies de abejas salvajes que hay en Europa se enfrenta a la extinción.
La exploración de la UICN, que forma parte de la Lista Roja Europea, advierte que se desconoce el estado de más de la mitad de especies de abejas.
A propósito de ello, el artículo publicado en la revista Nature Communications dice que ese trabajo es la primera evaluación realizada sobre las abejas a nivel europeo.
El estudio revela que un 9.2 por ciento de esas especies están en peligro de extinción, mientras que un 5.2 podrían estar en un futuro próximo.
“Las abejas juegan un papel esencial en la polinización de nuestros cultivos. Debemos invertir urgentemente en mayor investigación para obtener las mejores recomendaciones para revertir su declive”, subraya el director del Programa Global de Especies de la UICN, Jean-Christophe Vié. Sin embargo, el conocimiento actual sobre las abejas es incompleto y existe una falta alarmante de expertos sobre el tema, alerta.
Más allá de Europa
La disminución de la población de abejas salvajes amenaza este año las cosechas de Estados Unidos, refiere un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Vermont. El trabajo, divulgado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, advierte que los campos de cultivo que precisan de estos insectos corren el riesgo de no ser polinizados.
El 39 por ciento de la cosecha sufrirá los desajustes entre el incremento de la demanda de polinización y la caída en el número de abejas salvajes, alertaron los expertos.
Según el informe, esos animales están desapareciendo en varios condados que incluyen los principales terrenos de siembra del país. Su población se ha reducido en un 23 por ciento en el periodo 2008-2013, y aunque existen granjas de esos insectos criados para polinizar, éstas no satisfacen la demanda, reconocen los especialistas. En tal sentido, advierten que los agricultores verán incrementados los costos de producción y, en el medio-largo plazo se puede desestabilizar la producción de ese país.
Los puntos de conflicto están repartidos en 139 condados, dedicados especialmente a cultivos de almendra, arándanos, manzanas y también calabazas, resalta el líder del equipo investigador de la Universidad de Vermont, Insu Koh.
Por su parte, el coautor del estudio, Rufus Isaacs, defiende que, a partir de esta información, las agencias gubernamentales y las organizaciones privadas pueden centrar sus esfuerzos y apoyar una agricultura más sostenible y paisajes naturales.
Las amenazas
La comisaria europea de Asuntos Marítimos y Pesquerías, Karmenu Vella, considera que la calidad de la vida y de nuestro futuro depende de muchos servicios que la naturaleza proporciona de forma gratuita, como por ejemplo la polinización. En tal sentido, es muy preocupante conocer el riesgo al que están sometidos algunos de los máximos polinizadores, añade.
Vella advierte que si no se precisan las razones que hay detrás del proceso de decadencia de las abejas salvajes y se actúa urgentemente para frenarlo, podríamos pagar un precio ciertamente muy alto.
A propósito de ello, el estudio de la UICN señala que una de las principales amenazas para la supervivencia de las abejas son los cambios en las prácticas de la agricultura y el incremento de la explotación ganadera, que han provocado las pérdidas a gran escala y una degradación de los hábitats.
También, agrega, el uso extendido de insecticidas y herbicidas reducen la disponibilidad de flores, de las que dependen esos insectos.
Por otra parte, el cambio climático es otro factor importante. Las lluvias intensas, las sequías, las olas de calor y el incremento de las temperaturas pueden incidir. Por esa razón, se espera una reducción “dramática” del área de su hábitat, considera la investigación.
Reina Magdariaga Larduet*/Prensa Latina
*Periodista
BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ARTÍCULO]
Contralínea 475 / del 15 al 20 de Febrero 2016