I. Tengo un vago recuerdo de que en las veces que desayuné con Federico Campbell (tijuanense de hueso colorado y sonorense navajoense por raíces familiares) me mencionó a Javier Valdez Cárdenas, el periodista asesinado el 15 de mayo de 2017 en Culiacán, Sinaloa. Su cuerpo quedó tendido en la calle Riva Palacio en la colonia Jorge Almada de su ciudad natal, cuando salía de las oficinas del semanario Ríodoce. Presentaba impactos de bala en la cabeza y cuerpo. ¿Por qué lo asesinaron? ¿Porque sabía demasiado de la mala yerba del narcotráfico? Javier Valdez es el autor de este libro de crónicas periodísticas con el llamativo nombre de Malayerba –dedicado a Campbell, entre otros– al que he de referirme en esta nota. Son 70 estampas de esa mala yerba. O mejor expresado en plural, porque está la amapola y la mariguana, la cual es buena para muchos males a grado tal que los voraces laboratorios estadunidenses ya la venden como un fármaco, y nuestros antepasados la usaban como parte de su herbolaria. Ahora se exporta para consumo estadunidense y ese país nos envía armas a cambio de ella y de la cocaína.
II. Con su periodismo de investigación, Valdez Cárdenas se dedicó a exhibir todo ese espectro del narcotráfico, como lo muestra y demuestra su dedicación a ese tema en todo su abanico de manifestaciones, plasmado en sus libros Miss narco, Los morros del narco, Con una granada en la boca: heridas de guerra del narcotráfico en México, que escribió desde uno de los centros de gravedad de esa delincuencia; y sus ramales de complicidad con funcionarios de Sinaloa y federales, quienes “todos a una” lo privaron de la vida, un mediodía cuando salía del semanario Ríodoce que se edita en Culiacán, y del cual fue fundador. Nacido en 1967, Javier Valdez dedicó su trabajo a fotografiar con su escritura la tragedia que vive el país desde su natal Sinaloa, para informar lo que veía, analizaba y le dolía por el drama que enfrentan los mexicanos: los directamente involucrados y los ajenos a los actos aberrantes de las delincuencias; quienes terminaron siendo las principales víctimas de una guerra de casi todos contra casi todos, que ha teñido de sangre al territorio, sembrado cadáveres por doquier y enlutado hogares en un ambiente de aterradora inseguridad.
III. Todo eso está en la selección de las crónicas que hizo Antonio Ramos Revillas para este libro, cuyo título lo dice todo: Malayerba. Había aprendido Javier Valdez a escribir con una soltura de quien leía ávidamente, tras sus estudios formales que culminaron con una licenciatura en la Universidad Autónoma de Sinaloa… Su Sinaloa amadísima vislumbrada desde su Culiacán. Crónicas cortas, muy bien escritas donde está certeramente dibujada la violencia de una delincuencia que va en aumento, porque los gobernantes no cumplen con sus obligaciones ni mínimamente; en cambio, son cómplices del narcotráfico en cuyo botín participan. Y los que, tratando de acallar semejantes componendas asesinan a quienes informan al respecto, como el autor de este libro, porque saben mucho. Y suponen que no habrá más Javieres Valdez Cárdenas que –desde la democracia directa, es decir desde el pueblo– seguirán contándonos lo que saben, lo que investigan, lo que les informan.
Ficha bibliográfica:
Autor: Javier Valdez Cárdenas
Título: Malayerba
Editorial: Jus, Libreros y Editores, 2016
cepedaneri@prodigy.net.mx
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