Moscú, Rusia. A diferencia de Fidel Castro; Ernesto Guevara, el Che, y otros héroes de la Revolución Cubana, que fueron una constante en la vida de muchos rusos desde la primera infancia, José Martí llegó a los rusos de forma paulatina, como en una película.
Cuando era niña, leía una narración llamada La muñeca negra, que realmente me gustaba. Sabía que la escribió José Martí; pero sólo conocía el nombre del autor.
Más tarde, cuando me interesé por la historia de Cuba, supe que su camino hacia la libertad fue espinoso, costó muchas víctimas, y que esa lucha duró 100 años. Y me enteré, por supuesto, del nombre del líder de la última guerra por la Independencia, José Martí. Entonces me percaté que era el autor de mi libro infantil favorito.
Así, varias veces me sorprendí al encontrar que “el mismo Martí” es mucho más de cuanto sabía sobre él hasta entonces. Es genial, enorme.
Todo el mundo en Cuba habla de Martí profusamente. En Latinoamérica también. Si escudriñamos en los nombres de las asociaciones de amistad en América Latina, probablemente la mitad lleva el nombre del héroe.
El desarrollo de las redes sociales contribuye sin dudas a los cambios en la forma de ver el mundo, y sobre todo de conocer las ideas. Con estas transformaciones el orbe se vuelve más estrecho, más asequible.
Personas de diferentes países tienen la oportunidad de comunicarse directamente entre sí. Y, por supuesto, esto posibilita conocer el volumen de obras de y sobre José Martí, cuya cita los cubanos y amigos de la isla y del mundo publican en las redes.
Además, se puede estudiar la experiencia de la Revolución Cubana a partir del ideario martiano. Es la base, el apoyo y, al mismo tiempo, la pauta para seguir adelante. Por eso aparecen artículos de José Martí en muchos sitios, especialmente en los de las asociaciones de amistad, incluida la ruso-cubana.
En Rusia, por ejemplo, la Universidad Estatal de Moscú inauguró hace algunos años el Departamento José Martí, que funciona activamente, y la Fundación Fidel Castro, que inició la instalación de un monumento al líder histórico de la Revolución Cubana en Moscú, y prevé publicar artículos del prócer.
En estos días, por el 170 aniversario de su natalicio el 28 de enero, se multiplican los actos dedicados al gran hijo del pueblo cubano. Sin duda se realizarán lecturas martianas en muchas ciudades de Rusia, como las efectuadas en la península de Crimea.
La Casa de los Científicos de Moscú, a cargo de la Sociedad Rusa de Amistad con Cuba, realizó una mesa redonda dedicada al genio cubano el 27 de enero. El pasado día 18, Europa por Cuba, canal que transmite desde Rusia, le dedicó un amplio programa de cinco horas llamado “Martí: Relevante como nunca antes”.
En el programa tratamos de revelar las diferentes facetas de este asombroso fenómeno de la historia mundial llamado José Martí: como hijo, esposo y padre amoroso, y también como un hombre del deber, un verdadero patriota.
A la vez, Martí es hijo de la humanidad, apóstol de la Independencia de la isla y fogoso revolucionario, organizador de un partido para dirigir la lucha del pueblo cubano; fue un maestro, escritor y pensador, y tiene un enorme impacto en los procesos que se desarrollan hoy en Cuba, en América Latina y el mundo.
¿Por qué pensamos que José Martí es tan relevante hoy como siempre? En primer lugar, porque el tema de la soberanía nacional hoy es muy agudo para casi todos los países del planeta.
Nunca antes en la historia de la humanidad ningún imperio llegó tan cerca de la dominación mundial, de la dictadura global, como el imperialismo estadunidense a principios de este siglo XXI.
José Martí es sin duda uno de los grandes pensadores que, mucho antes de las dos guerras mundiales, reconoció el carácter agresivo del imperialismo, que apenas entraba en la arena histórica, y su peligro para la humanidad.
Fue uno de los primeros antiimperialistas consecuentes del planeta; el gran cubano vislumbró la necesidad de crear un contrapeso a la expansión estadunidense, un factor importante en el “equilibrio mundial” para que toda la humanidad evitara las guerras.
Sus ideas son de asombrosa actualidad, pues coinciden con la necesidad de un mundo multipolar, de lo que hablan hoy todos los líderes progresistas del planeta.
Ahora, cuando el fascismo vuelve a levantar su fea cabeza y el mundo se tambalea al borde de una tercera guerra mundial, las ideas de la unidad de todas las fuerzas progresistas, las ideas del humanismo, son las más relevantes.
Combatir el mal sólo es posible por medio de la unión del mundo entero de acuerdo con la máxima de Martí: “Con todos y para el bien de todos”. Honrando al héroe, celebrando el legado martiano, seguimos adelante. ¡Por un mundo mejor para todos!
Elena Lozhkina/Prensa Latina
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