Llevados por la llamada Primavera Árabe y la apertura del proceso de transición a la democracia, y ante la falta de garantías en Túnez para la realización del 38 Congreso de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), nos dimos cita en Estambul, la ciudad más europea de Turquía: enclave estratégico, encrucijada de Europa, Asia y África, asiento del imperio otomano, la milenaria Constantinopla.
A 91 años de su fundación, la FIDH, primera organización internacional de derechos humanos fundada en 1922, de la cual la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos es parte, es una poderosa organización internacional. Su creación fue inspirada en la lucha vehemente contra el fascismo; luego desarrolló una acción intensa en la elaboración de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, hasta dar impulso a la creación del Estatuto de Roma que dio origen a la Corte Penal Internacional (CPI) en 1998.
La FIDH continúa enfilando sus esfuerzos principales en cualquier parte del mundo: los países de la Primavera Árabe, los asiáticos, tiene un interés marcado por el apoyo a las ligas de los países de Europa del Este, y mantiene su impulso en las Américas y África. Además, enfrenta los retos de las ligas europeas, en relación al grave deterioro económico que se vive en toda la región.
La FIDH camina hacia su centenario con un gran desarrollo, como se pudo apreciar en su 38 Congreso, que costó más de 700 mil euros y que logró reunir a cientos de personas de todos los continentes de más de 100 países y pasar de 164 a 178 organizaciones integrantes, además de contar con la presencia del presidente turco Abdullah Gül; Sang-Hyin Song, presidente de la CPI; la fiscal general de la CPI, Fatou Bensouda;?la Premio Nóbel de la Paz, Shirin Ebadi; Estavros Lambrinidis, representante especial de la Unión Europea para los Derechos Humanos, entre otras importantes personalidades del mundo de los derechos humanos.
La FIDH decidió organizar este evento en Turquía y dedicarlo al rol de los derechos humanos en las transiciones políticas, puesto que Turquía se encuentra actualmente en una etapa decisiva, caracterizada por las negociaciones de paz con los representantes del pueblo kurdo, tras largos años de conflicto armado. Los gobiernos de África del Norte y de Oriente Medio que han llegado al poder recientemente y que se encuentran en pleno periodo de transición observan atentamente a Turquía.
Este foro propició intercambios de experiencias entre defensores de derechos humanos y organizaciones de más de 100 países. Los participantes debatimos sobre la lucha contra la impunidad, el fortalecimiento de la justicia, el apoyo a las instituciones y organizaciones no gubernamentales, el rol de la religión, el papel protagónico de las mujeres en la transición, los derechos de las minorías, los derechos económicos y sociales así como del papel de las empresas e instituciones financieras internacionales en periodos de transición. Los participantes forjamos alianzas y estrategias comunes con miras a hacer frente a estos desafíos.
La FIDH realizó su Congreso en Turquía, al atender la situación de los derechos humanos que se hallan en una encrucijada histórica: en el contexto de las negociaciones de paz con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (Parti Karkerani Kurdistan-PKK).
Destaca la presentación ante la Gran Asamblea Turca de la cuarta propuesta de reforma del sistema legal y judicial (seguidamente denominada el Cuarto Paquete de Reformas), con numerosas disposiciones que responden a las expectativas expresadas por la sociedad civil turca, así como a las recomendaciones de los organismos de supervisión del Consejo Europeo y de la Organización de las Naciones Unidas.
Se celebró la liberación de 22 miembros de sindicatos el 11 de abril de 2013, que demuestra el compromiso para hacer cumplir los derechos humanos en Turquía.
Sin embargo, para que estos avances perduren y contribuyan realmente a un cambio histórico en Turquía, es necesario que se garantice la libertad para ejercer la defensa de los derechos humanos y la defensa legal, dos actividades que se han visto seriamente obstaculizadas en el pasado reciente.
Por ello, la FIDH y sus organizaciones miembro en Turquía, la Fundación de Derechos Humanos (TIHV, sigla de Turkiye Insan Haklari Vakfi) y la Asociación de Derechos Humanos (IHD, sigla de Insan Haklari Demegi) destacan que se debe dar respuesta a la condena de Turquía por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas:
1. Eliminación de la criminalización y de la denigración pública de la nación turca, de la identidad turca o de las autoridades del Estado (artículo 301 del Código Penal Turco, CPT); eliminación también de la penalización de la difamación (artículo 125 del CPT).
2. Limitación de las prohibiciones sobre expresiones, apología de odio y de hostilidad (artículo 216 del CPT) para incluir solamente las expresiones relativas a la incitación a la violencia.
3. Eliminación completa de la criminalización de la objeción de conciencia (artículo 318 del CPT), más allá de las recomendaciones recogidas en el Cuarto Paquete de Reformas. Garantizar que la lucha contra la violencia política se lleve a cabo dentro del respeto a los derechos humanos y que la tipificación del delito de “terrorismo” cumpla con el derecho internacional.
4. Modificación de la definición de actos de “terrorismo” (tal como ahora figura en el artículo 1 de la Ley sobre Terrorismo) y del delito de pertenencia a “organización armada” (artículo 314 del CPT), de modo que se garantice su conformidad con los términos y las recomendaciones del relator especial de Naciones Unidas para la Promoción y la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales en la Lucha contra el Terrorismo.
5. Urge la libertad de todas las personas detenidas arbitrariamente. Muchos defensores de los derechos humanos, líderes políticos, periodistas y otras personas públicas son perseguidos, acusados y condenados en virtud de los artículos anteriormente citados del CPT. La aplicación de estas disposiciones condujo a la condena de Turquía por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Si se demostrara que entre las personas puestas en libertad hay algunas que hubieran cometido o intentado cometer actos de violencia física según las recomendaciones del relator especial para la Protección de los Derechos Humanos en la Lucha contra el Terrorismo, el paso siguiente consistiría en iniciar los procedimientos legales correspondientes, basados en los fundamentos jurídicos adecuados y de conformidad con el respeto al derecho a un juicio justo.
Se destaca especialmente la situación de nueve líderes de la IHD, miembros de la Federación Internacional de Derechos Humanos, que en estos momentos se hallan en prisión o están siendo procesados: Muharrem Erbey, miembro de la sección de Aydin; Re?it Teymur, miembro de la sección de Siirt; Veysi Par?lt?, miembro de la sección de Mardin; ?aziye Önder, representante de Do?ubeyaz?t; Mensur I??k, expresidente de la sección de Mus; Bekir Gürbüz, expresidente de la sección de Ad?yaman; Ali Tanr?verdi, presidente de la sección de Mersin; Dilek Ho,? miembro de la sección de Adana. Estos líderes deben ser puestos en libertad y los cargos contra ellos deben ser retirados para que Turquía pueda cumplir con sus obligaciones en lo que al derecho internacional se refiere: lucha contra la impunidad y garantía del derecho a la justicia, a la verdad y a la reparación.
6. Ratificación del Estatuto de Roma por el que se crea la Corte Penal Internacional para incorporarlo a la legislación nacional.
7. Autorización de la reapertura, sin limitación temporal, de todas las investigaciones penales que se consideren insatisfactorias según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
8. Ampliación del periodo de prescripción para los asesinatos cometidos por los miembros de las fuerzas del orden público cuando sean sospechosas en casos de asesinatos de civiles.
La Turquía de la represión
Hoy nos asomamos a Turquía entre nubes de gases y represión, una geopolítica de enredos e intereses que sacuden a su milenario pueblo. Tantos y tantos intereses en la encrucijada turca de Europa, Asia y África, convulsionan a los pueblos. Salimos del espejismo de la Turquía de los derechos humanos y, al día siguiente, aparece bañada en nubes de gases y represión.
La inusitada represión contra las manifestaciones a los opositores de un proyecto de urbanismo alrededor del Parque Gezi no puede ser explicada con base en el hecho mismo, sino en las causas estructurales y requieren la resolución de los 8 puntos señalados.
En carta abierta fechada en París, enviada a Ankara el 5 de junio de 2013, dirigida a Abdullah Gül, presidente de la República de Turquía; a Recep Tayyip Erdogan, primer ministro y a Besir Atalay, viceprimer ministro a cargo de Derechos Humanos, “ante la gravedad de los hechos recientes”, la FIDH y sus organizaciones miembro en Turquía, TIHV y IHD, expresan, su más profunda preocupación e indignación por la gran desproporción de la violencia policial en torno a las manifestaciones iniciadas el 27 de mayo de 2013, misma que reproducimos íntegra:
“Estas manifestaciones inicialmente convocadas en contra de un proyecto de urbanismo alrededor del Parque Gezi se transformaron rápidamente en un movimiento de contestación contra la opresión, especialmente en respuesta a la violencia policial de la cual fueron objeto los manifestantes de la plaza Taksim.
“A la fecha, y de acuerdo con la información de la Asociación Médica de Turquía, 2 mil 800 personas resultaron heridas en las manifestaciones en Ankara, Izmir y Estambul únicamente. La primera muerte fue anunciada el lunes 3 de junio; la segunda, el martes. Más de 3 mil personas fueron detenidas y actos de tortura y/o tratos inhumanos y degradantes han sido reportados según la TIHV, miembro de la FIDH.
“Nuestras organizaciones miembro, TIHV e IHD, pudieron documentar el uso excesivo y desproporcionado de gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, en violación del derecho internacional, especialmente los Principios de la ONU sobre el uso de la fuerza y de armas de fuego, por los agentes de las fuerzas del orden.
“Así, los cartuchos de gas lacrimógeno fueron reiteradamente lanzados para reprimir las manifestaciones inicialmente pacíficas. Muchos de ellos también fueron dispersados desde helicópteros situados sobre zonas residenciales sin manifestantes. En varias ocasiones, cartuchos fueron lanzados al interior de las residencias, en violación, sobre todo, de los principios de necesidad y de proporcionalidad.
“Además, en varias ocasiones los cartuchos de gas lacrimógeno fueron disparados a corta distancia, y dirigidos hacia la cabeza de los manifestantes. Esto ha dado lugar a numerosas lesiones en los ojos y ha causado numerosos traumatismos craneanos.
“Igualmente, el uso de gas de naturaleza indeterminada y muchos de los ataques contra ambulancia[s] impidieron repetidamente la asistencia médica a los heridos en las protestas.
“Con este contexto, los instamos a garantizar el derecho a la manifestación pacífica y a la libertad de expresión, liberar a todos los manifestantes pacíficos detenidos, garantizar el acceso a la atención médica a las personas necesitadas, poner fin de manera inmediata a todos los actos de violencia policial contra los manifestantes, establecer una comisión de investigación, independiente e imparcial, sobre las denuncias de tortura y tratos inhumanos, así como sobre el uso desproporcionado de la fuerza por parte de los órganos policiales.
“Como lo señalamos recientemente durante el 38 Congreso de la FIDH, al presidente de la República y al primer ministro, la FIDH se encuentra particularmente preocupada por las violaciones sistemáticas y recurrentes de la libertad de expresión en Turquía. Los recientes acontecimientos sólo pueden reforzar nuestra preocupación de que el gobierno favorece el autoritarismo y la represión como respuesta a las preocupaciones legítimas expresadas por los manifestantes, en vez del diálogo y la concertación.
“Los instamos una vez más a profundizar sobre las reformas necesarias para el éxito de la transición en Turquía, tal como lo habíamos expresado en nuestro llamado para implementar las Ocho Medidas Esenciales. La garantía de la libertad de expresión y su corolario, la libertad de manifestación pacífica, constituyen una de las piedras angulares de estas reformas.
“Agradeciéndoles de antemano por la atención prestada a nuestra carta, nos suscribimos ante ustedes muy respetuosamente, Karim Lahidji, presidente de la FIDH; Ozturk Turkdogan, presidente de la IHD; y Metin Bakkalci, secretario general de la HRFT.”
El pueblo turco requiere de nuestra solidaridad y por ello nos sumamos a los reclamos de la FIDH y sus organizaciones miembro en Turquía, la TIHV e IHD.
Fuente: Contralínea 339 / junio 2013