Pegasus no fue la única adquisición que modernizó las capacidades de los efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), al final del sexenio del panista Felipe Calderón. Sólo para la Sección Segunda, encargada de las labores de inteligencia y contrainteligencia, se firmaron 18 contratos por más de 10 mil millones de pesos. Como documentamos en la entrega anterior, por sí sólo Pegasus costó más de 2 mil millones.
Pero tampoco fue la Sección Segunda la única que adquirió costosos juguetes para supuestamente luchar contra el crimen organizado y los movimientos armados. Otras áreas beneficiaron con contratos –otorgados por adjudicación directa– a empresas de capital estadunidense.
[bctt tweet=”Fuerzas Especiales mexicanas, entrenadas con realidad virtual que replican México y Centroamérica” username=”contralinea”]
Uno de los casos es del Centro de Adiestramiento de Fuerzas Especiales, que se ubica en el Campo Militar 37-B, en Temamatla, Estado de México, donde también se encuentra el Cuartel General del Cuerpo de Fuerzas Especiales. Hasta ahí fue la Broadlink, SA de CV, y su representante, Miguel Ángel Ruz Carrillo, a instalar un Sistema Virtual de Ambiente de Confrontación.
Como puede observarse en los documentos, de los que contamos con copia –contratos y actas circunstanciadas–, la Broadlink acreditó ante la Sedena un domicilio casi idéntico al de Security Tracking Devices, la que le vendió el ahora famosos malware Pegasus.
En efecto, ambas empresas dijeron tener como domicilio fiscal en México la Privada de Compostela, en el Fraccionamiento Villas de la Hacienda, Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, código postal 45640. La única diferencia fue el número, pues mientras que Tracking Devices consignó el 1, Broadlink anotó el 10.
Pero ésta fue apenas una de las irregularidades detectadas. Todos estos contratos, incluidos los de Pegasus, fueron objeto de impugnaciones al interior de la Sedena que motivaron auditorías internas y externas. Los resultados de tales exámenes se ocultaron a los mexicanos y poco se supo sobre las trapacerías encontradas.
El Sistema Virtual Interactivo de Ambiente de confrontación fue adquirido en 2011, por medio del contrato SAYES-116/I/F/2011 y terminado de instalar en marzo de 2012. Como decíamos, fue adquirido para las tropas de elite, es decir, las Fuerzas Especiales.
El objetivo de este sistema es preparar a los boinas verdes para operaciones quirúrgicas. La instauración de este sistema implicó la construcción de un inmueble ad hoc y la adquisición de materiales y programas de cómputo altamente especializados. Se trató de una obra de ingeniería civil, militar, electrónica e informática.
El sistema utiliza la realidad virtual para recrear situaciones de enfrentamientos entre integrantes de las Fuerzas Especiales y supuestos grupos armados. Su tecnología tiene la capacidad de simular ambientes hostiles con escenarios y oponentes tomados de la realidad. Más aún, es capaz de recrear virtualmente cualquier zona de toda la geografía mexicana y de los países de América Central: calles de ciudades, parajes rurales, cualquier punto que pudiera ser escenario de una intervención de las Fuerzas Especiales.
Además, los rostros y la complexión de los oponentes virtuales pude basarse en modelos reales. Las armas y pertrechos utilizados durante los entrenamientos son réplicas muy similares en dimensiones, peso y funciones de las reales: fusiles (entre ellos el M4), vehículos, uniformes, equipos de comunicación y otros objetos.
El inmueble dispuesto para generar los escenarios virtuales está equipado con bocinas, videoproyectores, cámaras infrarrojas y los programas VICE (Virtual Interactive Combat Enviroment): software para instructores, estudiantes, observadores, servidores y para la edición de escenarios. Otros de los programas de cómputo adquiridos son los de Dasdaemon, Dasmousetracker, Force Engine, Apexsdk, Cal 3D, Hasp 12 y Replicanet.
Cuatro direcciones generales de la Subsecretaría de la Defensa Nacional se encargaron de calificar la entrega de este Sistema Virtual Interactivo de Ambiente de Confrontación: la de Ingenieros, la de Transmisiones, la de Materiales de Guerra y la de Informática. Entre todas realizaron 77 observaciones por desperfectos detectados en las obras y equipos y por discrepancias entre lo estipulado en el contrato y lo finalmente entregado.
Con todo, en el acta circunstanciada se señala que desde 2012 –aún con desperfectos– el inmueble y el equipo estaban funcionando.
Es fácil argumentar que estos equipos son necesarios para capacitar a “nuestras” Fuerzas Armadas que luchan contra la delincuencia organizada; que deben estar a la altura de los feroces sicarios de los cárteles de la droga, y que, entre más capacitados, más seguridad brindarán a la población y a la nación.
Pero en los tiempos que corren las agencias de seguridad y defensa nacionales no están protegiendo los intereses de la nación. Como ha quedado claro con lo ocurrido con Pegasus (que formalmente era sólo para usarse contra grupos específicos y ha terminado usándose contra la población), no se defienden siquiera intereses del gobierno (que ya sería condenable) sino personales, de grupo.
Luego de corroborar que en la Agenda Nacional de Riesgos se han anotado a los movimientos sociales, ¿qué paso falta dar para que estos equipos y estas tropas se utilicen contra el “enemigo interno”, es decir, las guerrillas y los movimientos de lucha pacífica?
Zósimo Camacho
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ZONA CERO]
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