Tráfico de drogas, pesca ilegal y contaminación extrema son los principales problemas que afectan al mar territorial de México. En el primer caso, la vía marítima se ha consolidado como una de las rutas predilectas del crimen organizado para llegar a los mercados extranjeros.
En su capítulo “México”, el International narcotics control strategy report 2015 –elaborado por el Departamento de Estado– equipara en importancia a las rutas marítimas de América Central y México con las terrestres para el tránsito de narcóticos hacia Estados Unidos, sobre todo en el caso de la cocaína.
Según el reporte, en México las rutas marítimas se están diversificando para llegar a mercados de América Latina, el Caribe, Europa y Asia. Esta expansión contrasta con las inspecciones de la Secretaría de Marina (Semar): en 2013, la dependencia reportó 90 mil 814 acciones de vigilancia en materia de soberanía, seguridad nacional y protección ambiental en los mares.
No obstante, a decir del gobierno estadunidense, al ser un importante productor de heroína, mariguana y metanfetaminas, México es también principal abastecedor del mercado por rutas marítimas y terrestres.
En el tema de contaminación y pesca ilegal, ambos problemas se han acrecentado, aunque el 23.9 por ciento (21 mil 737) de las 90 mil 814 acciones que ejecutó la Semar en 2013 correspondió a la inspección y vigilancia para la protección ambiental en la zona costera.
Respecto de la pesca ilegal, la crisis radica sobre todo en el caso de la totoaba, cuyo principal destino es el mercado chino. En octubre pasado, el capitán de navío Carlos Guerra Ortega alertó que las ganancias del tráfico de esa especie superan las de la cocaína, pues el kilogramo de buche de totoaba se vende hasta en 60 mil dólares en naciones asiáticas (Noticias MVS, 13 de octubre de 2015).
Al respecto, la organización Greenpeace México declara que la pesca ilegal y el tráfico de vejigas de totoaba hacia China ha puesto en grave riesgo de extinción a la vaquita marina: el más reciente informe del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita, dado a conocer en junio pasado, señala que ya son menos de 97 vaquitas las que quedan en el país. Esta población disminuyó 31 por ciento de 2011 a 2013 y hasta 42 por ciento entre 2013 y 2014, revela el informe citado por Greenpeace.
Pese a la gravedad, la Marina y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) no explotan todas sus capacidades para frenar los actos ilegales que derivarán en la extinción de la vaquita. De acuerdo con el Informe del resultado de la fiscalización superior de la Cuenta Pública 2013, de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), el convenio de colaboración entre ambas dependencias –del 1 de enero de ese año– sólo estableció que la Semar debía apoyar la seguridad de los inspectores de la Procuraduría cuando éstos vigilaran las áreas naturales protegidas en la zona del Alto Golfo de California, donde habita la vaquita.
De ello se deriva que los marinos carecieron de coordinación con la Profepa en los casos en los que la Semar realizara por sí misma inspecciones y vigilancias. Para la ASF, “no se establecieron los términos de colaboración suficientes para la protección de las zonas marinas del país”.
En materia de contaminación, los mares también están en un punto crítico. No sólo se trata de las aguas residuales que terminan en el mar, sino de los desechos industriales, peligrosos, sólidos y domésticos que también desembocan ahí.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la contaminación del agua es uno de los orígenes de las enfermedades infecciosas intestinales. En 2010, refiere, estos padecimientos fueron la tercera causa de muerte en niños menores de 1 año: 1 mil 277 fallecimientos. El Inegi señala que la contaminación que se genera en los ríos de México llega al mar, afectando la calidad del agua en las zonas costeras.
Sobre este tema, Greenpeace indica que una de las grandes amenazas del mar son los vertidos de aguas residuales urbanas e industriales sin depurar, pues cada segundo se derraman 124 mil litros de aguas sin tratar a las cuencas.
Además, la propia Marina autoriza diversos vertimientos industriales. De acuerdo con la ASF, de 2007 a 2013 la Semar emitió 102 autorizaciones de vertimiento de desechos u otras materias al mar. Diecisiete de ellas corresponden a 2013: 41.2 por ciento (siete) correspondió a vertimiento de desechos, y 58.8 por ciento (10), a materias.
Al respecto, la ASF determinó que el 17.6 por ciento (tres permisos) de los expedientes cumplió con todos los requisitos administrativos, mientras que el 11.7 por ciento (dos) cumplió con los técnicos. De esto se desprende que la Semar “no implementó [sic] todas las medidas posibles para impedir la contaminación del mar por vertimiento de desechos u otras materias que puedan constituir un peligro para la salud humana, dañar los recursos biológicos y la vida marina”.
Datos de la Semar indican que en 2015 hay 73 permisos vigentes, entre los cuales destacan uno otorgado a Inmobiliaria Supermex para la construcción de una playa artificial y marina Campeche Country Club. Este desarrollo es patrocinado por la familia Mouriño y el expresidente Felipe Calderón (Contralínea 303).
Entre las empresas con permisos para contaminar también están las de la rama petrolera: Tradeco, Hoc Offshore, Pemex Exploración, Pemex Refinación, Subsea 7, Micoperi, Permaducto, Demar Instaladora y Constructora.
Pese a la contaminación, la ASF reveló que la Semar no tuvo objetivos ni metas sobre la cobertura de las acciones de inspección y vigilancia en materia de protección al medio ambiente marino y costero.
Mediante una minuta del 5 de septiembre de 2014, la Marina indicó a los auditores que “en 2013 no estableció un programa de trabajo en coordinación con la Conanp [Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas] con objetivos, metas e indicadores en materia de protección y vigilancia de las ANP [áreas naturales protegidas] ubicadas en las zonas marinas mexicanas”. Para la Auditoría, esto “limitó la atención coordinada para la vigilancia de las ANP ubicadas en las zonas marinas mexicanas”.
A pesar de los resultados en estos tres rubros, el gasto es millonario. Por ejemplo, en 2013 el presupuesto ejercido por la Marina en “Seguridad a la Navegación y Protección al Medio Ambiente Marino” fue de 148 millones 620 mil pesos. Además, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca aportó a la Semar 27 millones 571 mil pesos para los servicios de vigilancia y patrullaje a sus instalaciones vitales y para combatir la pesca ilegal.
Nancy Flores*, @nancy_contra
*Periodista
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: AGENDA DE LA CORRUPCIÓN]
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